Cerrados y jodidos

Editorial del mes de enero

Estamos ya cansados, pero sobre todo, estamos ya desanimados. Y tristes, excitados, agresivos, malhumorados, muchos, arruinados, y todos, jodidos. Un año de lucha contra la mierda esta de pandemia está acabando con nosotros, no tenemos presente, pero es que, a corto plazo, tampoco tenemos futuro, ya no sabemos ni lo que tenemos, lo que nos queda, lo que hemos perdido y lo que está por llegar. Señoras y señores, “estamos jodidos”

Lo que más desanima es ver cómo un año después del inicio de la pandemia es cuando peor estamos. Confinados tres meses, recortes considerables de horarios en comercios, suspensión de casi todo tipo de actos públicos, cierre de parques, cierre total de la hostelería y el ocio y una férrea restricción de movilidad por las calles a partir de las diez de la noche que se espera que en los próximos días sea a las ocho de la tarde. ¿Y todo esto para qué ha valido?, para nada. La Comunidad Valenciana está batiendo ahora, un año después, todos los records de contagios y muertes, no le queda un hueco para instalar una cama más de hospital, donde ya se han reacondicionado con camas  los recintos de la cafetería, la capilla, el gimnasio o los quirófanos, no tenemos sitio ni tan siquiera donde ir a morirnos, y el resto de España en la misma línea. ¿Qué hemos hecho mal?, ¿Qué estamos haciendo mal? El virus no tiene patas, al virus lo movemos nosotros, pues joder, seamos sensatos y apliquemos el sentido común y sobre todo apliquemos las normas Covid: no demos un paso sin la mascarilla puesta, desinfectémonos continuamente las manos, mantengamos una distancia prudencial y huyamos de  las aglomeraciones.

Pero sí, muchas veces sí se están haciendo las cosas mal y los castigos son injustos. Se sanciona a un hostelero porque en su local hay una persona con la mascarilla bajada y ¿a quién hay que sancionar cuando vemos a la gente en el metro como sardinas enlatadas o en grandes supermercados?  No, esto no va bien. Ni las medidas adoptadas están consiguiendo reducir el contagio ni la vacuna que ya hace un mes que circula tampoco.

Cerramos la hostelería. Parece que aquí todo se arregla cerrando la hostelería, y los resultados nos dicen que no. En los locales de hostelería se cumplen todas las normas anti covid y si un cliente no las cumple o se baja la mascarilla se le obliga a ponérsela, ahora que no va a haber hostelería en las próximas 2 semanas y la gente se tomará las copas en sus casas seguro que casi nadie cumplirá las normas anti covid. No señores, la hostelería no es la culpable del desmadre de contagios que hay, la culpa la tenemos primeramente los ciudadanos que sabemos perfectamente lo que hay que hacer para minimizar el riesgo de contagio y muchos no lo hacen, por eso y no por otra cosa hay tanto contagio desbocado, segundo, las autoridades políticas, que van siempre dos pasos por detrás del virus y las decisiones que toman suelen ser tardías y muchas veces equivocadas y tercero los cuatro, o cuarenta, o cuatrocientos o cuatro mil mamarrachos que no hacen nada por no contagiarse y por lo tanto se contagian y nos contagian.

Al paso que vamos y si nadie lo remedia no es que cerremos la hostelería, es que cerramos la puerta y nos vamos a tomar por …Con la destrucción de la economía y el cierre de pequeñas y medianas empresas y autónomos que está ocurriendo, cuando estemos bien y ya nadie se muera, ¿hemos pensado dónde vamos a volver a trabajar?, pudiera ser que el comercio donde trabajábamos esté cerrado o la empresa que tenía 20 empleados luego tenga 9, y entonces llegará otra pandemia también muy dolorosa, la de la falta de puestos de trabajo y la falta de emprendedores. Porque aquí mucho cerrar pero ayudas pocas de momento.

Señoras, Señores, seguramente nadie, ni en nuestros más imaginativos sueños, nos hubiésemos imaginado un panorama así. El mundo se ha puesto patas arriba, de momento no sabemos si lo ha puesto un murciélago o una probeta,  pero patas arriba y malheridos sí que estamos.

Y un ruego a la desesperada, seamos responsables, hagamos un último esfuerzo, durante unos meses, hasta que nos vacunen a todos, que por cierto, ya podían ir más rápido vacunando que parece que no haya prisa. Perdamos nuestras relaciones sociales   temporalmente pero no perdamos la vida por favor.

Esta vez la despedida va a ser UN SINCERO Y EFUSIVO ABRAZO MUY FUERTE para todas y para todos.  

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