Tribuna de Opinión de Lluís Deltell
Estamos ya inmersos en la Navidad, esa época del año en la que decidimos compartir nuestro tiempo con familia, amigos o con nosotros mismos. Un momento en el que todos y todas, en mayor o menor medida, dedicamos tiempo a reflexionar, a mirar por el retrovisor y evaluar el año que pronto acabará. Pero también es un momento de esperanza y propósitos, un momento para marcarnos las metas o conquistas que queremos alcanzar a lo largo del próximo año – o al menos, intentarlo.
Para muchos, un momento de reencuentro con los que viven lejos y regresan a casa por Navidad, como rezaba el famoso anuncio de turrones. Para otros, un momento difícil en el que pensar en los que, desgraciadamente, ya no nos acompañan. También es un momento de ilusión, especialmente para los más pequeños, que aguardan con inquietud las noches mágicas en las que llegan los regalos desde tierras muy lejanas.
Los Reyes y Papá Noel, que cada año, cumplen con rigor con su cita en nuestros domicilios. Para los que hemos pasado un tiempo fuera, la Navidad, era el momento de volver. Todos los y las noveldenses llevamos un embajador del nostre poble dentro: de nuestro mármol, nuestras especias y nuestra uva.
Novelda, la ciudad del sabor. Y es que cada año, todos intentamos compartir con nuestros conocidos lo mejor de nuestra tierra. ¿Qué sería de nuestras comidas y cenas en estos tiempos sin nuestras especias y condimentos? La Navidad también son esas maletas cargadas al marchar de nuevo del companage del poble, una bona toña o de caixetes de safrà, y regalarlas a tus amigos más preciados atesoradas como oro en paño.
Emocionado y siendo consciente, de que compartes con ellos o ellas un trós del cor de la nostra Ciutat. Y nuestra uva, la joya de la corona de estas fechas. ¿En cuántas mesas de nuestro país se apura hasta el último minuto organizando las raciones a menos de cinco minutos de las campanadas? Brillante, con una piel perfecta, protegida y cuidada desde el primer minuto.
He llegado a regalarla con un saquet colocado, para que el afortunado o afortunada, pudiese comprender el mimo y sacrificio que ponemos los noveldenses para llevar, a las mesas del mundo, el mejor fruto de nuestras tierras. Así que, como dijo cierto portavoz popular de nuestro municipio: ¨donde las dan, las toman¨.
Y nosotros, que tenemos la suerte de darlas, tomémoslas con la alegría que corresponde al recibir un nuevo año cargado de esperanza. Bones festes i feliç Any Nou!