Tribuna de opinión de Luis Soler
En el pequeño y desafortunado universo de Novelderías, hace apenas unas semanas, recibimos una de esas tristes noticias que, lejos de sorprendernos, confirman la inevitable decadencia del comercio local y la cultura noveldense: el cierre definitivo de la Librería “La Farándula”.
Como un lector ocasional, debo reconocer que solía recurrir a La Farándula cuando necesitaba un regalo especial. Las sugerencias y el conocimiento de Augusto y su equipo siempre superaron con creces lo que podría encontrar en plataformas impersonales como Amazon. Es lamentable ver cómo un referente cultural de Novelda desaparece.
Claro está que la causa del cierre no puede atribuirse directamente al gobierno local. Sin embargo, es innegable que su indiferencia hacia el comercio local ha contribuido a este trágico desenlace. La reciente subida de tasas de basura sólo demuestra el desdén de las autoridades hacia las necesidades reales de los pequeños empresarios, quienes luchan por sobrevivir en un entorno cada vez más hostil.
Pero hablemos de las brillantes ideas del anterior equipo de gobierno, que convirtió la circulación en un verdadero infierno. Aunque nos prometieron que nos acostumbraríamos a los cambios, la realidad es que simplemente nos hemos resignado a vivir en un caos permanente, mientras las autoridades locales miran para otro lado, ignorando las quejas de los ciudadanos.
Y qué decir de la falta de estacionamiento. Años llevamos esperando la tan anunciada reforma del mercado y la construcción de un aparcamiento, pero como siempre, todo se queda en promesas vacías. Mientras tanto, los compradores se ven obligados a marcharse a los centros comerciales vecinos, privando a Novelda de los ingresos vitales que tanto necesita para sobrevivir.
Pero, ¿qué podemos esperar de aquellos que nos gobiernan? Mientras nuestros queridos servidores públicos se enfrentan a tragedias como la ocurrida en Barbate otros se preocupan más por asistir a eventos glamurosos que por mostrar un mínimo de respeto hacia quienes arriesgan sus vidas por nosotros.
En resumen, en Novelda, la apatía y la incompetencia de nuestras autoridades han llevado al declive del comercio local y la cultura. Mientras tanto, los ciudadanos se ven obligados a luchar en un entorno hostil, resignados a la desaparición gradual de todo lo que alguna vez hizo grande a nuestra comunidad. Es hora de despertar y exigir un cambio real antes de que sea demasiado tarde.