NOVELDA  NEOLIBERAL: ¿EL FIN DEL ESPACIO PUBLICO? | Artículo de opinión de Manuel Guill

Novelda ha sufrido, recientemente, un profundo proceso de transformación urbanística que afecta -sobre todo- a sus periferias. La tradicional ciudad compacta se ha transformado en un espacio disperso, discontinuo y fragmentado.

En este modelo de ciudad confluyen dos lógicas espaciales

contradictorias : la lógica de la concentración y la lógica de la dispersión. La globalización produce nuevas transformaciones sociales y culturales que se identifican por la proliferación del uso del automóvil privado y, por los procesos de dispersión y expansión, que generan un nuevo tipo de ciudad, a la que llamamos “dispersa”, un modelo insostenible que aumenta sus costes de mantenimiento sufragados por el mismo número de habitantes -al no existir un crecimiento poblacional  significativo- que, inevitablemente, conduce a un aumento de impuestos ó a una merma de servicios públicos.

En nuestra ciudad actual, el debate sobre el espacio público, su definición, configuración, usos, significados y su relación con los procesos y formas de gobiernos -políticos y económicos- debería ser ineludible, si hacemos la reflexión colectiva sobre el modelo de ciudad donde nos gustaría vivir y podamos mantener. Alguien dijo que no existe modelo de ciudad sino una ideología aplicada, o una determinada forma de gobierno.

Hay que resaltar que, en la localización y saturación de los equipamientos comerciales se encuentra el origen de muchos de los grandes problemas de nuestras ciudades: elevada densidad de tráfico, segregación espacial, deterioro del centro urbano tradicional -por abandono- y éxodo comercial, un crecimiento disperso incontrolado y contaminado por el obligatorio uso del automóvil.

Estas nuevas dinámicas del gran cambio, han propiciado que la ciudad se entienda como un mercado de valores con barra libre a recalificaciones a la carta, en ausencia de una gestión pública responsable ajustada a un modelo de ciudad sostenible. Como consecuencia, surgen los megaproyectos y grandes superficies comerciales como manifestación de poder y de pujanza local, ponderando el éxito de la atracción de inversiones (¿) de un sistema neoliberal. En este proceso, las políticas urbanas abandonan sus verdaderos objetivos -la vivienda pública, el espacio público, y la participación ciudadana- encaminados a consensuar un modelo de ciudad compacta, económicamente sostenible y solidaria, a escala de barrio. Porqué, al fin y al cabo, ¿quién mantiene y sufraga las calles e infraestructuras que ocupan estas grandes superficies? y ¿quién soporta la contaminación del tráfico generado? ¿Se compensa con el IBI que pagan? ¿Puede el pago de este IBI diseñar las ciudades?

Las nuevas catedrales del consumo -grandes superficies- enseñoreadas como bloque socioeconómico hegemónico, tienen suficiente capacidad para presionar al poder y seguir ostentando el control del viejo y conocido proceso –inacabable- de las recetas neoliberales…propiciando los modelos clásicos de nuevas ocupaciones de suelo y nuevas Modificaciones de nuestros Planes Urbanísticos. Y mientras tanto, las “playas de aparcamientos”-con su horror vacui-  sustituyen nuestras viejas aceras. El peatón es un vago recuerdo de aquella vieja ciudad olvidada, donde se paseaba y se saludaba al vecino. El Centro urbano y su comercio de proximidad se muere. Los cines desaparecieron… Los teatros se derribaron. La Glorieta se deshace. El Barrio de María Auxiliadora –ya urbanizado- y su gran potencial urbanístico se desecha, y se crean nuevas islas urbanas al otro lado del rio, sin continuidad morfológica y desgajadas del centro urbano, lo que suena a inconfesables intereses urbanísticos que propicia un inexistente Plan General… y el Casco Antiguo, en ruinas …en una ciudad sucia, abandonada y ruidosa, dominada por los camiones nocturnos de recogida de basuras, que incumplen la vigente ley del Ruido de la Comunidad Valenciana.

Los solares vacios en el casco urbano -que albergan otra oportunidad y potencialidad edificatoria- ni siquiera se contemplan en un Registro de solares municipal, en cumplimiento obligatorio de su construcción en los plazos que regula la vigente Ley Urbanística Valenciana, de redacción socialista. Con ello, se incumple su propia ley -que obliga a no expandir la ciudad- ya que  esta será más cara de mantener, si no existe un crecimiento  demográfico ostensible. O,  que aumenten los contribuyentes, que no es el caso. Por lo tanto se tendrán que subir los impuestos para paliar los costes de mantenimiento de una ciudad expansiva. O -como es patente- se abandona el mantenimiento de espacios públicos: calles, parques, jardines…etc.

 El abandono de estos solares vacios- los condena a zona de aparcamiento improvisada – o mingitorios de urgencia- reforzando la idea de un caos de diseño  donde no existe continuidad morfológica. Lo que demuestra qué, o no hay necesidad de construir nuevas viviendas -por ausencia de crecimiento demográfico- o estos solares esperan su revalorización basada en la lotería del planeamiento y no en el diseño de la ciudad, sino en la suerte de cada propietario según las alturas que le dejen construir en su solar que, evidentemente,  siempre producirá un agravio comparativo con otros solares a los que se asigne una mayor   edificabilidad, sin ninguna justificación ni mérito. Por tanto, y con la finalidad de una justicia distributiva, el Plan General de Urbanismo deberá establecer un “plafond légal de densité” unitario, igualitario –la misma edificabilidad-  para todo el suelo urbano y, en función del diseño de la ciudad, se otorgarán alturas y aprovechamientos urbanísticos  excepcionales que se adquirirán -previo pago y compensación monetaria- al Ayuntamiento, cuyo destino finalista será la obtención de zonas verdes y equipamientos públicos, en una práctica de gestión urbanística ya utilizada en ciudades colindantes, mediante la técnica de las llamadas Transferencias de Aprovechamiento Urbanístico -TAUS- desde 1977 en las Normas Subsidiarias de Ibi, Petrel y Elda.- Un atraso urbanístico de casi 50 años- Con esta práctica, el solar de Damasquinos no hubiera costado 500.000 euros (¿) al Ayuntamiento, si se hubiera compensado con edificabilidad y  se hubiera delimitado una Unidad de Ejecución discontinua, adquiriendo gratuitamente el solar. Una técnica legal, recogida y practicada en todas las legislaciones urbanísticas  autonómicas socialistas del Consell. Es de esperar que, el Ayuntamiento, haya inscrito a su nombre el aprovechamiento urbanístico que le corresponde por su adquisición. (¿)

La idea neoliberal -contra lo social- se sustenta en la creencia de que los mercados abiertos no se encuentran sometidos a injerencias estatales ni locales, ni a las acciones de sus colectivos,   ni a la participación -molesta- de cualquier ciudadano. Lo que propicia agravios y desigualdades en las loterías del planeamiento urbano, sobre todo entre vecinos a los que los planes de Urbanismo les otorga diferentes aprovechamientos urbanísticos, enriqueciendo a unos en detrimento de los otros. Una cuestión que empieza con la confusión y  creencia, de que la propiedad privada del suelo y su aprovechamiento urbanístico abarca desde “el infierno hasta el cielo”  para su dueño ¿Para cuándo –en Novelda- un urbanismo social e igualitario, ajustado al cumplimiento de la vigente legislación? Los agravios comparativos deben de eliminarse. Cualquier propietario de suelo tiene derecho al mismo aprovechamiento  urbanístico que su  vecino y sólo, mediante   el diseño de la ciudad podrá adquirir un exceso que, le pertenece a las arcas municipales, previo adquisición monetaria

¡ Empezamos a cambiar la ciudad ¡  ó ¿no interesa?

Novelda , Abril de 2025

Manuel Guill Gran. Arquitecto y Urbanista

Otras noticias de interés

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!
7,727FansMe gusta
2,647SeguidoresSeguir
2,764SeguidoresSeguir
4,910SuscriptoresSuscribirte

últimas noticias