La flor de la Navidad

Las fechas navideñas invitan a compartir, a disfrutar del tiempo con nuestros seres queridos y a brindar por todo lo bueno que está por venir. Entre estos deseos ocupamos parte de nuestro tiempo en llenar de luz, color y magia nuestro hogar con el árbol de navidad, el nacimiento y, por supuesto, las flores que durante las próximas semanas tendrán un lugar más que especial.

Lo típico para esta época del año es la Euphorbia pulcherrima, el verdadero nombre de lo que todos llamamos «flores de navidad» y que, desde hace unas semanas, decora nuestras casas. Sin embargo, ésta es solo una de las variedades que podemos encontrar en Navidad, pero hay muchas más que Flores Cazorla nos da la posibilidad de conocer.

Flores Cazorla, empresa familiar a punto de cumplir su 50 aniversario, cultiva para estas fechas, entre otras muchas plantaciones, una flor que tiene un gran parecido con la col, su nombre es Brassica. Estas plantas se cultivan a mediados de agosto y se cortan en Navidad, ya que su comercialización tiene lugar únicamente en diciembre.  Entre las características de este delicado cultivo encontramos que «necesita una temperatura fría, cuidar las profundidades de plantación y también de riego, ya que no requiere un exceso de agua, y lo principal, llevar un tratamiento constante y duro contra las plagas y enfermedades que provienen de las orugas», aclara Fran Cazorla, jefe de producción de la empresa.

Existen diferentes tipos de Brassica con las que Flores Cazorla trabaja. Por una parte está la variedad Rizada que ahora mismo se encuentra en su punto de corte porque presenta tonos blancos y el cogollo rosado. Por otra parte, se encuentra la Brassica Crane que tiene forma de rosa, hojas redondas y es cortada cuando la flor coge un tono blanco crema.

Tras cortar ambas variedades, el siguiente paso se lleva a cabo en el almacén, donde se selecciona y agrupa a cinco tallos, le quitan las hojas sobrantes, le cortan las raíces, lo atan y llega el momento de darle el toque navideño utilizando pintura artificial y especial para las flores, purpurina, nieve también artificial blanca, de colores… «Todo dependiendo de la demanda», comenta Cazorla.

El tulipán también tiene lugar y espacio en los invernaderos de Flores Cazorla, ya que es una flor muy deseada en estas fechas. Este cultivo, que se lleva a cabo en octubre, se mete en cámaras y, durante 15 días, le dan una temperatura y humedad adecuada. Después, lo pasan al invernadero donde también le dan al producto las exigencias que necesita: plástico negro, calefacción… El control de las temperaturas se lleva a cabo con Prismab, un sensor que se instala en los campos y mide en tiempo real las necesidades de los cultivos para ahorrar agua y minimizar los costes para el producto.

El último paso de este proceso depende de la imaginación y creatividad de quienes forman parte de este departamento, dándole su toque personal a cada arreglo ya que, tal y como afirma Leo Cazorla, «ninguno es igual a otro». Del almacén salen directos al mercado de Novelda, Ibi, Alcoy, Elda, Villajoyosa, Altea, Albir, Alfaz y Calpe, llegando incluso a Holanda donde Flores Cazorla exporta importantes cantidades de diferentes productos.

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