Los bomberos tuvieron que ayudar a un apicultor que retiró varios enjambres que se habían asentado en las fachadas de algunos edificios.
Con la llegada del buen tiempo, las abejas comienzan su época de más movimiento. Un movimiento que les lleva a asentarse en cualquier sitio, convirtiéndose en muchos casos en vecinas cercanas a ventanas, fachadas o cualquier sitio que les apetezca.
Esta situación es muy peligrosa, y la recomendación es siempre llamar a un profesional para que se haga cargo de ellas. Y esto es lo que ocurrió el pasado viernes, cuando el apicultor Enrique Sánchez tuvo que retirar hasta dos de estos enjambres en plena ciudad. Uno de ellos se encontraba en la calle Luis Calpena y el otro en la calle Capellà Margall. En el primero de ellos, además, se requirió la ayuda de los bomberos, ya que estaba demasiado alto.
Sánchez reconocía que «es muy habitual encontrarse estos enjambres en esta época», por lo que animaba a los vecinos que se encuentren con alguno de ellos a que «contacten rápidamente con la policía para recibir ayuda de profesionales».
Estos enjambres están ya en el campo, lejos de los ciudadanos, con el objetivo de que se críen en forma de colmena.