“El repicar monótono del agua” es la segunda novela que publica el escritor noveldense y que volverá a atrapar al lector con historias de asesinatos y con un estilo muy cinematográfico.
La nueva novela del noveldense Sergio Mira irrumpe en el panorama negrocriminal con una potente historia en la que su protagonista se sumerge de nuevo en los entresijos de los bajos fondos con la intención de dejar atrás su pasado. Una obra que cuenta con un argumento poderoso y absorbente que no decepcionará a los amantes del género negro. Se trata de la segunda novela del joven escritor noveldense, que salió a la venta en marzo y que se une a “El asesino del Pentagrama”, una novela policíaca que ha tenido mucho éxito desde su publicación en el año 2012.
Sergio Mira explicaba que “escribo precisamente lo que a mí me gustaría leer”, por lo que vuelve a poner el género negro en las manos de los lectores, que encontrarán muchos tintes del cine clásico de los años 40. De hecho, Mira reconocía que “escribo de una manera muy gráfica, muy cinematográfica, con mucho guion”. Un joven escritor que ha desarrollado esta faceta, precisamente, como un hobby. “Tengo una historia que contar, y por eso escribo”, señalaba el escritor, que adelantaba que tiene ya otros proyectos en el cajón que verán la luz cuando pase un tiempo.
Lo que más engancha de este nuevo libro “es la primera página”, según Sergio Mira. De hecho, y a modo de marketing, ha publicado en Internet las 20 primeras páginas del libro para captar lectores. “El mejor piropo que te puedes encontrar es que alguien se ha leído tu libro en muy poco tiempo, eso demuestra que lo que escribes engancha”.
Relatando el crimen de Alcasser
La misma editorial que ha publicado esta novela ha encargado a Sergio Mira un proyecto para que relate uno de los capítulos que conmocionaron a la sociedad valenciana, el asesinato de las niñas de Alcasser. Corría el mes de noviembre de 1992 cuando Míriam, Toñi y Desirée desaparecieron sin dejar rastro. Tres meses después, el 27 de enero de 1993, aparecieron sus cuerpos, y a partir de ahí nació una historia que a día de hoy todavía esconde muchas incógnitas. Fueron declarados culpables del crimen Antonio Anglés y Miguel Ricart (de 26 y 23 años respectivamente). El primero, considerado el presunto autor material de los hechos, huyó en el mismo momento en el que las fuerzas de seguridad procedieron a su localización. Aunque la búsqueda fue incesante, Anglés aún se encuentra en paradero desconocido. Por otro lado, Ricart fue detenido, juzgado y condenado a ciento setenta años de prisión (de los que solo cumplió veintiuno antes de ser puesto en libertad) en un juicio que no estuvo exento de polémica.
Mira se ha encargado de relatar estos hechos, después de leer los más de cuatro mil folios del sumario, para una colección de libros que recogerán los crímenes más importantes de la historia de España.
El libro
“El repicar monótono del agua” cuenta la historia de Lucas, que acaba de salir de la cárcel y vuelve al barrio marginal del que salió con un único objetivo: recuperar a Paula que ya ha rehecho su vida. Ella no soportó la verdad cuando fue condenado y descubrió quién era. Él le había mentido solo para protegerla. Sin embargo, ahora que ha cumplido su pena todo será distinto. No quiere llevar la vida de antes, ha cambiado y quiere dejar todo atrás, llevándose a Paula consigo. Pero a veces el destino no depende solo de nosotros. Don Ángel hará un último encargo a Lucas, poniendo a prueba su lealtad. Y él no tendrá más remedio que aceptar para proteger, nuevamente, a la mujer que ama. ¿Conseguirá nuestro protagonista afrontar todas las dificultades y alcanzar su sueño? Sin duda, una obra con todos los ingredientes para disfrutar de una narración fresca y ágil que atrapa y engancha desde el primer capítulo.
Presentación en Novelda
Hoy viernes, 7 de abril a las 20.30 h., Sergio Mira presentará en la librería noveldense “La Farándula” su novela. Para ello contará con la ayuda de José Fernando Martínez (Charly) que “me hará el favor de presentar mi novela para toda Novelda”, apuntaba Mira.
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