Novelderos por el mundo con Carmen Navarro: “El pueblo italiano se concienció bastante pronto y no cundió el pánico como allí”

Carmen Navarro Beltrá, de 20 años, asistió desde los 3 años al Colegio Diocesano Oratorio Festivo. Bachiller lo realizó en el IES La Mola y al acabar decidió estudiar Filosofía en la Universidad de Valencia.

Su padre se llama José María Navarro Forniés, su madre Mari Carmen Beltrá Pérez y su hermana Marina Navarro Beltrá. Durante este año reside en Pisa, La Toscana, Italia, haciendo un Erasmus. Estoy haciendo un Erasmus.

PREGUNTA: Actualmente resides en Pisa (Italia). ¿Cómo describirías el entorno de la ciudad antes de la crisis por el COVID-19?

RESPUESTA: Pisa es una ciudad bastante pequeña y llena de vida. Está llena de estudiantes, por lo que puedes conocer a gente de toda Italia, no solo de Pisa. Hay un ambiente cultural muy activo. En general la ciudad es bastante tranquila, solo te encuentras turistas en la Piazza Dei Miracoli, donde todos los días puedes ver a la gente haciéndose fotos “sujetando” la famosa Torre de Pisa.

P: Descríbenos cómo viviste el inicio de la crisis por el coronavirus desde allí.

R: A finales de enero la universidad nos mandó un comunicado advirtiéndonos de la situación en China y dándonos consejos y recomendaciones. En un principio no le dimos ninguna importancia, es por esto que fuimos a los carnavales de Venezia sabiendo que en el norte ya estaban empezando a haber muchos casos y alguna que otra muerte. En el mes de febrero la Universidad nos fue mandando emails informándonos de la situación en el país y diciéndonos que no era obligatorio acudir a clase en esta situación, finalmente el 5 de marzo las clases se suspendieron. Las clases se suspendieron en Pisa habiendo muy pocas personas contagiadas. Esa semana cerraron también las discotecas, ningún local podía estar abierto a partir de las 21:00 hasta que finalmente el lunes 9 de marzo, Giuseppe Conte, el presidente del gobierno italiano, decretó que toda Italia era zona roja y se cerró todo salvo los lugares imprescindibles.

P: Actualmente, Italia está comenzando a registrar cifras más bajas de contagio por COVID-19. ¿Crees que la gente se concienció de las medidas restrictivas que interpuso el país para frenar los contagios?

R: El pueblo italiano ya estaba concienciado antes de que se impusieran las medidas restrictivas que tenemos actualmente. Antes del 9 de marzo, por su propia cuenta, dejaron de salir a la calle, de viajar… De hecho en las redes sociales desde un primer momento pedían a la gente que se quedara en casa, que tuviéramos precaución etc.

P: Para ti, ¿qué es lo más curioso que has podido ver durante el confinamiento allí?

R: Yo puedo hablar de mi barrio, que al fin y al cabo es donde estoy viviendo todo lo que está ocurriendo. Es un barrio pobre, por lo que aquí hay más gente en la calle que en cualquier otro sitio de Pisa. Pero si hay más gente en la calle es porque no tienen casa, por lo tanto la policía no puede arremeter contra ellos. La gente aquí no se cree juez, es decir, no le grita a nadie por la calle diciéndoles que qué hacen en la calle etc. Incluso la policía no está tomando medidas tan restrictivas como las que se están tomando en España. Es cierto que están poniendo algunas multas, pero por lo general son bastante permisivos.

Como decía antes, el pueblo italiano se concienció bastante pronto y no cundió el pánico como allí. Aquí en ningún momento se ha acabado el papel higiénico, en ningún momento he visto el supermercado vacío de productos ni abarrotado de gente.

Por último, aquí la gente no sale a aplaudir o a cantar como se hace allí, aquí no hay vida en los balcones. Eso es algo que sí que me hubiera gustado experimentar, ya que por ejemplo en mi casa casi todos los días mi hermana y mi padre salen a tocar un par de canciones.

P: ¿Se hace duro estar lejos de la familia en esta situación? ¿Cómo haces para mantener el contacto con ellos?

R: No se me está haciendo duro porque mantengo el contacto con ellos a diario ya sea por mensajes o por videollamada y yo aquí convivo con 4 personas más: un francés, una andaluza y dos vascas, por lo que siempre estamos entretenidos. Además, cada vez que llamo a mi abuela nos tiramos una hora hablando, también ella está aprendiendo bastante sobre otras culturas y lenguas: italiano, francés, euskera… Me saluda con un “Ciao ragazza, come stai? La nonna bene”, mete algún “oui, oui” en la conversación y para despedirse, si es por la tarde y se acuerda: “arratsalde on”, aunque si es por la noche, no puede fallar el “bona nit”.

P: ¿Por qué decides ir a vivir a ese país?

R: Desde que me metí a la carrera supe que quería irme un año a algún sitio. Primero investigué para hacer el SICUE, pero Filosofía no estaba en los sitios donde yo quería estudiar así que por unos motivos u otros acabé eligiendo Italia. Por la ubicación, la cultura, la lengua…

P: ¿Cuáles son las costumbres más comunes allí?

R: El 16 de junio en Pisa se celebra la Luminaria San Ranieri, es una festividad que se celebra el día antes de la celebración en honor al patrón de la ciudad. Consiste en que hay colocadas cerca de  100.000 velas alrededor de los palacios, iglesias y torres de toda la ciudad. La celebración comienza por la tarde, cuando las personas salen de sus casas para colocar las velas. Después la gente se encuentra con sus amigos o familiares en restaurantes, bares etc. Y es común que canten y toquen instrumentos en estos lugares. El día culmina con los fuegos artificiales que se tiran desde el puente principal de la ciudad.

Otro dato curioso de Pisa es que aquí celebran el año nuevo dos veces. El 1 de enero y el 25 de marzo. El 25 de marzo lo celebran porque durante más de 500 años los pisanos se basaron en un calendario que, según este, el año nuevo coincidía con la Anunciación, es decir, 9 meses antes de la Navidad. Este calendario duró hasta 1749. En este día se celebran desfiles, además de hacer conciertos, muestras de arte, eventos gastronómicos, etc.

P: ¿Qué sueles cocinar allí?

R: La verdad es que yo cocino cosas muy básicas porque soy bastante torpe para cocinar. Pero tengo la suerte de que a mi compañero de piso le encanta cocinar y probamos comidas típicas francesas.

P: ¿Qué es lo que más y menos te gusta del lugar?

R: Lo que menos me gusta es el clima, aunque ahora ya no tengo queja alguna porque está haciendo un tiempo muy bueno.  También veo negativo la competitividad que hay en las universidades, el ambiente que se respira en estas. Pero por todo lo demás, estoy encantada. Estoy muy contenta con mi decisión de venir a Italia.

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