La embarcación «Felix», donde iba el tripulante noveldense, llegó penúltima a la línea de meta.
Con un viento establecido de 20 nudos a la hora de la señal de salida, permitió a la flota hacer una primera ceñida rápida hasta la isla de Bergeggi, primer paso que había que dejar por babor. Desde este punto, hacia la isla del Tino (Golfo de La Spezia) a unas 70 millas aproximadamente, el viento y la mar fueron los claros protagonistas, con algún role e incremento en la intensidad del viento y el aumento de las olas, lo que provocó que la decisión de seguir aguantando el «Genaker» izado de 124 m2 (vela de proa) para intentar superar al segundo clasificado hasta el momento, al paso de la boa Odas, se rompiese tras el golpe de una ola por el costado de estribor haciendo trasluchar la embarcación de forma involuntaria.
A partir de aquí, y todavía con algo más de la mitad del trazado por disputar y sin vela de recambio para esos ángulos de viento, se fueron perdiendo posiciones hasta cruzar la línea de llegada en penúltima posición.
«Se pueden tomar decisiones más conservadoras, pero en regata hay que intentar ir siempre lo más rápido posible, siempre que no se pierda de vista la seguridad de la embarcación y su tripulación», asegura Burgos. «De todo se aprende y siempre queda en la retina y en la memoria momentos que diluyen los resultados», terminaba.
Ya tiene mérito navegar a vela, pues a veces la fuerza del viento y/o del mar, complican la trazada prevista. Felicidades y… a por la próxima.