Los jardines no son solamente de hierba. Sino que pueden ser también de arcilla, sobre todo en el tenis.
Éste es el caso de Rafael Nadal, tenista español que ha hecho de la ciudad de París su segunda residencia y su lugar fetiche tras haber ganado en diez ocasiones el Roland Garros, el torneo del Grand Slam que se disputa en la capital francesa. Tras unos años duros en los que tuvo que recuperarse de una lesión, en 2017 el rey de la tierra batida volvió a triunfar en el central del circuito tenístico en las afueras de París, llegando al impresionante número de 10 títulos de Roland Garros, algo hasta entonces jamás alcanzado por un tenista en cualquier torneo del Grand Slam.
El torneo parisino, que se juega como siempre en el mes de junio, es desde siempre el de referencia para los tenistas que aman desarrollar su juego en pistas de tierra batida y el mallorquín ha sido desde el primer momento un gran admirador de esta superficie, en la que se estuvo entrenando desde muy joven con su tío Toni.
No es un caso, entonces, que la edición de este año vea a Nadal como el absoluto favorito según Sports Bwin, ya que su victoria en París se paga 1,44 la cantidad apostada, una señal elocuente. Si bien algún que otro cruce puede ser peligroso, lo que está claro es que el de Manacor viene en un muy buen momento de forma para poder validar su contundencia en París. Su victoria en el Master 1000 de Roma, la octava en su carrera en la capital italiana, ha confirmado que su estado de forma es excelente y es la mejor carta de presentación para el torneo francés.
Este año, además, Nadal ya se ha impuesto en el torneo del Conde de Godó de Barcelona, otro de los trofeo que suele adquirir cuando participa, y además el donde se siente más en casa por una cuestión geográfica. Su zurda potente y su gran resistencia son sus bazas principales, y más en una superficie como la arcilla en la que la pelota no va muy rápido y los partidos suelen durar mucho tiempo.
Nadal llega entonces muy enchufado a París, donde tiene pensado seguir agrandando su leyenda. Con 32 años a punto de cumplir, el mallorquín sabe que no le faltan muchísimos años al mejor nivel y querrá aprovechar la ocasión. Sin Roger Federer, que no participará, sus principales rivales en París serán dos nombres nuevos, es decir Alexander Zverev y Dominic Thiem. El primero está en un gran momento de forma y hasta el momento ha acumulado más puntos de todos en lo que va de año. El segundo, en cambio, ya sabe lo que es ganar a Nadal tras imponerse en el último Masters 1000 de Madrid. Aficionados y periodistas se frotan las manos esperando el espectáculo: Nadal quiere ganar, pero alguien intentará impedírselo. La mejor manera para ver un tenis de calidad. En una ciudad histórica.
