Este domingo, los senderistas noveldenses del grupo «Correcamins» se desplazaron hasta la Serrella. La travesía no se pudo realizar al completo por el mal tiempo que desorientó a los senderistas por la espesa niebla. (GALERÍA DE IMÁGENES) Fotos: Luis Miguel
La ruta estuvo marcada por el mal tiempo y la espesa niebla que obligó a los senderistas a desistir de alcanzar la cumbre por la Malla del Llob. El grupo de 6 senderistas, tras desistir de alcanzar la cumbre, procedió a almorzar y regresar por el paraje la Fuente de la Vida al punto de partida.
La Serrella es, probablemente, la sierra más bella de nuestro entorno. Es también la menos conocida y, a veces, no se puede resistir la tentación de pensar que hay una relación entre ambas cualidades. Está formada por una cresta estilizada, con una leve forma de arco. Se extiende de poniente a oriente y está coronada por cuatro “miltrescientos”, la Serrella L’Hedra, el Pla de la Casa y la Mallá del Llop.
Sus dos vertientes son muy diferentes. La sur cae hasta los trescientos metros hacia la Vall de Guadalest, ahora colmada de agua por un pantano. Allí se arremolinan pueblos míticos para la historia y la cultura valenciana y alicantina que merece la pena conocer uno a uno, Guadalest, Benimantell, Beniardá, Benifato, Abdet, Confrides. La vertiente norte cae hasta los seiscientos, por una vertiente fascinante, adornada por pivotes cársticos muy bellos en la zona de Quatretondeta, muy populares y conocidos como “Els Frares”. Los otros dos pueblos, Fageca y Famorca, aún conservan su estructura primigenia. Todos los topónimos son extraordinariamente evocadores y anuncian que estamos pisando un territorio muy especial.