Los límites de la educación en el centro de adultos l’Illa

Más de 400 alumnos reciben clase apelotonados, en unas aulas masificadas, dentro de un centro que ha quedado obsoleto y ridículo ante el incremento y la demanda incesante de nuevas matrículas. La escuela para adultos l’Illa de Novelda abre las puertas a numerosos noveldenses (así como a otras muchas personas de toda la comarca) interesadas en terminar sus estudios básicos, dar el salto a la universidad o bien iniciar una fase de aprendizaje de la que no tuvieron oportunidad en el pasado. Además, numerosos inmigrantes se suman a este centro para dar sus primeros pasos con el castellano junto a otros alumnos que preparan los exámenes en valenciano de la Junta Qualificadora. Una situación que se ha desbordado ante las limitaciones de la educación y unas instalaciones que necesitan una urgente solución puesto que la lista de espera para los diferentes programas que se imparten en el centro aumenta con el tiempo

La directora del centro, Lola Gutiérrez, nos recibe para la entrevista en la “sala multiusos” de la escuela. Curioso nombre que, con el tiempo, se justifica por sí solo. A un lado del reducido espacio, un alumno inicia un examen de conocimientos del centro mientras, a la derecha, otro trabajador atiende varias peticiones de madres y familiares que desean informarse. Además, en otro rincón de la sala, una profesora de matemáticas prepara sus clases y recoge fotocopias. La “sala multiusos” también funciona como biblioteca, claustro para profesores y una pequeña secretaría que tramita y acoge la documentación de los alumnos.

El centro de adultos l’Illa de Novelda atraviesa una situación insostenible, con aseos y lavabos tercermundistas, en una escuela que además no cuenta con ningún dispositivo de movilidad para personas con este tipo de problemas, ya que la escalera inicial que nos recibe se presenta como una gran barrera arquitectónica. Sin embargo, todavía más alarmante es el estado de las clases, ya que todas ellas se comunican con finas paredes y el pasillo de una de las aulas, por lo que las lecciones son constantemente interrumpidas. “Todo esto está muy lejos de la calidad de la enseñanza. Además, los alumnos se distraen mucho por estas carencias”, apunta la profesora de matemáticas, Mercedes Fernández.

Según la directora Lola Gutiérrez, la pasada legislatura, Rafa Sáez les aseguró que las antiguas instalaciones del colegio Jorge Juan. Tras el cambio de Gobierno municipal, se ha visto con preocupación “que el Casal de la Juventud se quiera llevar allí, cuando creemos que hay otras prioridades mayores”, apuntó. De esta forma, Lola Gutiérrez cree que una buena solución pasaría por trasladar el Casal al actual centro de adultos l’Illa mientras que éste fuera a las antiguas instalaciones del colegio Jorge Juan.

“Esta es una demanda especial por la situación que atravesamos. La lista de espera aumenta y estamos limitados para la organización de más actividades que demandan los alumnos”, apunta Lola Gutiérrez.

Según la dirección del centro, el alcalde Mariano Beltrá y la concejala de Educación, Reme Boyer, se comprometieron con la escuela de adultos para dar con alguna solución. De hecho, por el momento se les ha otorgado una nueva clase en una almacén anexo, donde se ha podido habilitar una sala de informática en condiciones. Sin embargo, este no es más que un parche ante la urgente necesidad. “Se ha pedido a Conselleria la construcción de un nuevo edificio. Pero sabemos que no va a hacer nada. Por eso, pedimos una solución rápida, que evite más problemas aquí”. “No pedimos un centro como el Conservatorio de Danza, que es un lujo asiático, pero sí al menos que podamos dar clase con dignidad”, señala.

La lucha está ya abierta y la directora Lola Gutiérrez prepara la recogida de firmas y tampoco descarta movilizaciones.

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