“Miradas escritas, más que un poemario es una dedicatoria”

Manuel Navarro Calatayud vive en el paraje de El Pla de Novelda y trabaja en Capaz. A sus 49 años dice aparentar 48. Natural de Sevilla, se ha criado aquí, “a ello hay que rendirle pleitesía y reconocimiento”, bromea Navarro. Este poeta ha escrito desde siempre, pero la “Poesía como Arte Mayor entendida, merece consideración aparte y uno no sabe dónde empieza la andadura cuando le está constando digerir la condición de poeta que, al parecer te cae encima”, comenta Manuel con pudor, sin falsa modestia. Así, el viernes 14 de diciembre presenta ‘Miradas Escritas’ en los salones del Casino a las 20 horas. El autor describe su evolución, “primero te sueltas a escribir en esa clave, fluyendo por sí misma, por necesidad. Luego, en mi caso, se convierte en puro placer, en una experiencia impagable. Después de cinco recitales, la trayectoria tenía que acabar en libro. No ha habido iniciativa sino desembocadura obligatoria. Natural”

P.- ¿Qué trata de retratar, expresar, su poemario?

R.- Retrata, expresa… y también recoge. Pero empieza resumiendo ese ciclo de recitales en el Gómez-Tortosa y el Centro Cívico, certificando “eso” con los poemas que más llegaron y sensibilizaron la fibra al espectador, ya fuera “in situ” o a través de Telenovelda, a la que agradecemos todos la difusión al resto de la ciudadanos. Desde la óptica que usted alude, ‘Miradas Escritas’ es un retrato que expresa y sugiere imágenes de la vida, que, orientado hacia el amor como concepto global, deshoja colores en todas sus versiones, invitando a desplegar velas en la exposición de un mar común donde la percepción de cada cual definirá su propia forma de navegación. En entorno de cada uno de nosotros es un universo que hacemos propio cuando nos identificamos con él y, al poetizarlo, encuentra su propia huella.

P.- Usted pertenece a un foro cultural, ‘Cíclope’, ¿en qué consiste? ¿Qué actividades realizan?

R.- Cíclope surge de forma espontánea y natural. Lo que pudiera parecer una especie de entelequia poética, pisa tierra como Asociación Cultural de Novelda. Existe una expresión gala sin homónimo al castellano que junta conceptos como Valor, Brillo y Grandeza. ‘Panache’ (Cyrano dixit). Pues bien, puedo asegurar que todos los artistas que han pasado por los recitales poéticos de Cíclope, la mayoría locales, nuestros, como los que continúan en la actualidad, llevan ese sello en el pecho. Y aunque ni con ese escote sea visible, con mirarlos a los ojos es suficiente. No voy a nombrarlos porque están en los poemas y en las dedicatorias. No lo digo por vender más libros sino por hacerlo más ameno por si aburre el contenido… que espero que no, al menos… en los pasajes estéticos. Nuestro proyecto Cultural, si la Regidoria de Cultura continúa apoyándonos, propone añadir escenografía, es decir, sumar al recital poético de primavera otro evento en Otoño entre teatro y expresión corporal con la integración del discapacitado como telón de fondo, entre valores del conservatorio y nuestros usuarios de Capaz. Nos ilusiona a todos y nos emociona pensar que puede ser posible. Todo ello iremos detallando en un espacio que nos va a guardar este periódico, donde pretendemos abrir foro cultural y propiciar un debate que sería enriquecedor para nuestra ciudad. Antonio Pina, empresario y director artístico de nuestros recitales, podría abrir dicha sección.

P.-¿Cuáles son sus referentes?

R.- No hay mejor referencia que la naturaleza de las cosas. No tener empacho en distribuir tus puntos de vista hasta los lugares que incluso te sean incómodos con tal de contrastar y calibrar conceptos si asumes la responsabilidad de escribir cuando gozas de credibilidad. Decía Groucho que “más vale estar callado y parecer tonto, que hablar… y despejar dudas…”. Usted me pregunta “cuáles” son mis referentes. Si me pregunta “quiénes”, le sugiero leer la dedicatoria de ‘Ofrenda y Luz’ en ‘Miradas Escritas’ y sus libretos.

P.- A mí, a nivel personal, me encanta la cita de Jorge Luis Borges, “hasta las proezas más claras pierden su lustre si no se las amoneda con palabras”. ¿A quién amoneda usted con palabras en sus poemas?

R.- Otro argentino, Alejandro Lamothe, erudito y declamador “jurisconsulto” de nuestros recitales, me tapó un soneto entero con la mano, dejando al descubierto los dos primeros versos y en un ataque de envidia sana y criolla me soltó: “Pedaso de cabrón, lo que hubiera dado yo por escribir esto, ¡pelotudo!…”. Los versos en cuestión, incluidos en el poemario, eran: “Este sastre que te viste con palabras…/ pudiera desnudarte con silencios…”. La cita del maestro Borges es valorable y opinable, veneración al margen, según dónde y en qué momento te caiga, pero yo, tras un recital memorable, pasé un mensaje a los de mi equipo al día siguiente, que terminaba con: “El silencio guarda mesa, / con sufflé de sensaciones…/ que se hinchan con grandeza…” … Y no contestó ninguno. Pregunte. Todo “eso” está reflejado en ‘Miradas Escritas’.

P.- ¿Podría hacernos una sinopsis de su libro?

R.- ‘Miradas Escritas’ está multidimensionado. Tiene varias puntas y varias lecturas, que se van reduciendo conforme no se es conocedor de mí, nuestra, trayectoria en los recitales. Además, Novelda aún es una especie de patio de vecindades y nos conocemos todos por familias y con nitidez. Sugiere y propone descubrir y ello enriquece, amenizando la lectura. Considero que al lector en general no se le atribuye, en determinados ámbitos, la cuota de inteligencia que realmente tiene. Y a mí me parece que está bien valorado planteándole interrogantes para forzarle y divertirle la lectura.

P.- La metáfora, como figura literaria, ha sido utilizada por los poetas para crear belleza, para embellecer el lenguaje. Con ello, ¿se puede retratar una realidad idealizada, para tratar de escapar de la propia realidad que nos es miserable, pobre en cuanto a humanidad?

R.- Hay “poetas” que se vacunan antes de mezclarse con la gente por la calle y esa asepsia les impide macerar su torre de marfil… por los callejones. Entonces sus metáforas se sustentan en lo que suponen o imaginan, no en el vapor de la realidad tangible. Y cuidado con esto, por favor. Yo tomo café de vez en cuando con el Cañadas, y nunca me ha pasado nada. Apuesto por distraer con belleza sobre cualquier realidad que no se debe tocar si hay belleza en sí misma por deformación. De ninguna manera ignorarla porque eso no es honesto. La propia catadura y sensibilidad del lector debe sacar esa “su foto”. Y el poeta, humildemente, exponer el paisaje que está viendo, por duro que sea. La belleza, por otro lado, no tiene signo, y por ahí, el condimento debe ser rigurosamente personal. O sea, un respeto.

P.- ¿Qué alberga en su mundo interior? ¿Custodia alguna musa?

R.- En mi mundo interior, entre otras facturas, albergo la ilusión de ser útil en el enriquecimiento cultural de nuestra Novelda, aportando mi grano de arena en todo aquello en que se me pueda requerir o de motu propio, siempre, siempre, mezclado con mi equipo de singulares, con vocación siempre, siempre… plural. En cuanto a la custodia de las musas, imprescindibles, inabarcables, ingobernables… pobre de mí si dejan de custodiarme. Son ellas las que te “tocan”, no al revés. Eso sí, cuidadín con los que se desafinen con ellas…

P.- ¿Qué quiere transmitir con sus versos?

Lo explican maravillosamente los prologuistas, hasta tal punto que cuando les leí su “autopsia”, me tuvieron en un coma que creí punto final, emocionalmente hablando. Es un prólogo desde cinco ópticas. Puede parecer estrambótico pero me ha hecho sentir más obligado para huir de frivolidades y no queda un solo rincón sin alumbrar. De paso, es una demostración de afecto, por conocimiento hacia mi persona, desde una mirada culta. Una pasada. Maje, Alejandro Lamothe, Sergio Mira, José Antonio Pérez Pastor y Antonio Pina… GRACIAS. Por lo demás, mis intenciones no van más allá de animar a poner un poco de alma en lo que hacemos para que las sensaciones y las emociones no las alejen las matemáticas.

P.- Háblenos de la portada de su libro que tan contundente resulta.

R.- Sería descortés condicionar la interpretación que cada cual haga de la portada y el grafismo en general de ‘Miradas Escritas’, donde debo sucumbir ante el lujo de Vicente Albero, Marisa Requena, artista y amiga de Radio Ciudad… y mi Lule, en un acabado de imágenes por sugerencias, impecable. Sumado a Ricardo y Roberto Aguado de la imprenta Papyro, con los que –todos ellos-, no puedo otra cosa que firmar letras de agradecimiento por si no puedo cubrir sus gastos de privilegio y generosidad. Repito, para terminar, que el lector, es espectador, el ciudadano en general, merece más consideración, por inteligencia, en el juego de la comunicación. Y eso, para mí, es ley. Nadie conocería a Góngora si no hubiera sido capaz de crear imágenes por referencias… Gracias por atenderme.

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