Jaime de los Santos: «Solo hay un feminismo y es el que se esfuerza para que a la mujer se le ofrezca más oportunidades en determinadas situaciones»

Entrevista a Jaime de los Santos, escritor y senador del Partido Popular que presenta su opera prima literaria Si te digo que lo hice sobre las mujeres que crecieron en la dictadura franquista

Político e historiador, Jaime de los Santos se licenció en Historia del Arte y comenzó su vida laboral como Jefe de Prensa para la agencia de comunicación Réplica con veintiséis años y tras ello, en 2012 accedió al puesto de consejero Técnico del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Asimismo, en 2017 fue nombrado consejero de Cultura, Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid y en 2021 se convirtió en senador autonómico por la Asamblea de Madrid.

Además, ha publicado su primera novela este año: Si te digo que lo hice. El libro, de la Editorial Espasa, muestra a través de Elvira, una niña criada en la posguerra, como a muchas personas se les enseña a no mostrar cómo son en realidad, y a no desvelar sus emociones.

PREGUNTA.- ¿Qué le ha llevado a dar este salto a la literatura? ¿Cómo nació este proyecto?

RESPUESTA.- A la literatura llego porque me piden que me atreva a escribir una historia, que en parte es la historia de España, de esos hombres y, sobre todo, de esas mujeres que padecieron de forma especial el terror de una dictadura que se extendió durante cuatro décadas.

En plena pandemia recibo una llamada de la Editorial Espasa y me invitan a que me adentre en la ficción, por miedo digo que no, pero les propongo un ensayo y me convencen. Fueron 20 meses de trabajo y de investigación.  

P.- La novela está protagoniza por Elvira, una mujer educada en una de las etapas más complicadas de la dictadura franquista. ¿Cómo ha condensado en la novela un contexto tan difícil para la libertad de las mujeres?

R.- Se consigue en 1932 el sufragio universal gracias a Clara Campoamor, pero con la victoria de Franco España vuelve a sumergirse en las formas políticas que destruyen la libertad. La cuarta hija de Elvira, Adela, en un momento dado le dice a su madre: “Mamá amo a Virginia”. Esto supone un antes y un después en la vida de Virginia porque durante cuatro décadas no solo ha sido educada en el permanente pecado sino, sobre todo, en que el amor entre iguales es el peor de todos.

Las dictaduras, sean del color ideológico que sean, se basan en la educación.

Esto hace que por el amor hacia su hija intente entender cómo ha llegado a sentir ese rechazo ante la que es la verdad de su hija. A mí me gusta recordar que las dictaduras, sean del color ideológico que sean, se basan en la educación para no solo borrar lo que tiene una sociedad, sino a través de esta educación se aseguran de que podrán perpetuarse más allá incluso del tiempo.

P.- ¿Qué papel tiene la ciudad de Madrid en el libro?

R:.- Si amor y muerte son los protagonistas imprescindibles, Madrid es el escenario necesario. Madrid va a sufrir la peor de las posguerras, no solamente porque el dictador vive a muy pocos kilómetros, también porque los frentes durante la guerra civil en Madrid son especialmente virulentos y por el tifus que, como consecuencia del hambre, va a acabar con más vidas casi que la propia guerra civil.

No hay un río del que extraer peces, no hay un mar, no hay tampoco tierras suficientes. Es la ciudad donde va a nace Elvira y donde va a vivir no solo el amor sino también las primeras oportunidades para ser todo lo libre que se podía ser en aquel tiempo. Llega el cine norteamericano y, aunque por supuesto, la censura va a poner una sombra en el escote de Gilda, no es capaz de tapar sus virtudes aguerridas.  

P.- ¿Por qué tipo de feminismo e ideales de igualdad aboga ‘Si te digo que lo hice’?

R.- La novela aboga por el único tipo de feminismo que existe, luego puedes dedicarle diferentes apelativos hacia una realidad que es obligatoria. Yo siempre hablo de feminismo inclusivo porque creo que es importante abrazar a todos, incluso a las mujeres que les cuesta entender esta idea, porque la obligación de quiénes somos feministas es explicarles de donde venimos.

La realidad es que durante 5000 años las mujeres han estado borradas, no solo de la historia sino de las grandes decisiones, pero en los últimos cien se han ido consiguiendo cumbres que hace poco eran impensables.

Durante 5000 años las mujeres han estado borradas, no solo de la historia sino de las grandes decisiones.

En cuatro décadas hemos conseguido ser uno de los países más justos, más igualitarios, más feministas, y esto se lo debemos a las mujeres que nos han educado sin saber conceptos tan básicos como el de la libertad, como el de la igualdad.

Solo hay un feminismo y es el que no solamente pone a mujeres y hombres en el mismo plano sino el que se esfuerza porque en determinadas situaciones a la mujer se le ofrezcan más oportunidades porque todavía quedan restos de aquel machismo.  

P.- ¿La novela, pese a centrarse en los años 40, tiene tintes actuales?

R-. La novela, aunque tiene una base histórica, pretende hablar del hoy porque nosotros, a través de la educación que hemos recibido de nuestros padres, seguimos manteniendo algo de la realidad de la dictadura porque se ha extendido a nuestros días. Se lo dedico a mi madre y a todas aquellas madres que en libertad decidieron no serlo, porque en aquella época a las mujeres que no conseguían ser madres ni siquiera se les consideraba completas.

Por esto es muy importante que más allá de reivindicar todo lo que queda por construir que seamos capaces de reconocer todo lo que ya se ha hecho. Hace aproximadamente cuatro décadas una mujer no podía salir de España sin el consentimiento de su padre, hermano, marido o hijo.

Ahora, además de haber más mujeres que hombres por primera vez en las universidades públicas, en un mundo tan imprescindible como el sanitario ya son tres de cada cuatro. Tenemos que reconocer la labor imprescindible y el trabajo inmenso de esas generaciones de mujeres pretéritas y valientes.

P.- La novela habla sobre la falta de cariño en el amor, ¿Cree que la sociedad actual sigue mostrando ese desapego?

R.- A Elvira, como a tantas mujeres de la época, nadie le enseño a quererse, nadie les enseñó a ser queridas y, como dice Adela, en una de sus últimas intervenciones: “Mi madre sabía cuidar como una leona, pero nunca supo querer”, y es un poco la realidad de esas mujeres.

Hay que quererse, yo quiero que me quieran y me gusta querer, ¿Para qué otra cosa venimos a este mundo?

Sin embargo, en este mundo hiperconectado, en el que es todo muy fácil a través de las tecnologías, estemos desnaturalizando las relaciones personales, hace falta odiar un poco menos e intentar construir un poco más.

P: ¿Cuál es el siguiente proyecto?

R.- Para mí, la política y la cultura tienen la misma finalidad, que es cambiar las cosas. Me gustaría seguir trabajando en el mundo de la política para mejorar las cosas, y en cuanto al mundo de la cultura hay un proyecto que tiene que ver con esta novela. Hay un director importante y una gran actriz que tienen interés en convertirla en teatro, y sí, también me gustaría volver a escribir, es una de las cosas que más me completa.

Habrá segunda novela y tercera cuando pueda encontrar un rato grande para dedicarle el tiempo que requiere. Además, mientras esté en política intentaré aportar todo lo que en mi mano esté porque cuando se acaban las ideas y la energía y dejar paso a nuevas generaciones.

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