El maestro de las letras españolas Lázaro Carreter le invitó a abandonar la carrera de Filología Románica que cursaba en su ciudad natal, Salamanca, tras la corrección de un ejercicio. Antonio Redero, por el contrario, no se rindió y devoró tantos libros como puso a su alcance el profesor, de tal modo que con el tiempo alcanzó el cargo de Catedrático de Literatura e incluso recibió una propuesta de la dirección para impartir clase en la universidad. Sin embargo, Redero optó por las oposiciones y, un tiempo después, recayó en Novelda, ciudad que ha hecho suya, participando en actos culturales, la educación (profesor y director del IES La Mola durante varios años) e incluso continúa hoy con una presencia activa en el sindicalismo y la política. Antonio Redero, noveldense de adopción, es pregonero de las Fiestas Patronales y de Moros y Cristianos 2008
PREGUNTA: ¿Está por la tradición o por la transformación de la fiesta del pueblo?
RESPUESTA: Cuando fui presidente de la Comisión de Fiestas, con la traca, antes se hacía en Emilio Castelar, y al consultar en el Gobierno Civil me dijeron que era un riesgo enorme porque no tenía puntos de escape. Y así lo llevamos a la Avenida. Al principio obtuve muchas críticas de veteranos, pero todos teníamos claro que iba a ganar en vistosidad ¿Por qué la gente tiene miedo a estos cambios? Esto es una anécdota. Pero me pasó lo mismo con la barraca popular, una cutre que montamos porque no había dinero y, bueno, abrió el camino para las barracas de ahora. La vida es siempre un proceso de avance. Y hay cosas que hay que conservar y otras que debemos ir eliminando y superando. Tradición no es siempre conservarlo todo, sino analizar aquello que hay que conservar y ver aquello que hay que eliminar. Porque lo tradicional en la Edad Media era al que robaba se le cortaba la mano. La fiesta tiene que sorprender siempre, incluso en los desfiles tratan de incluir novedades y sorprender. Ese deseo de sorprender lo llevamos todos. No tiene que asustar nada.
P: Cuando llega a Novelda tras aprobar sus oposiciones… ¿Qué primera impresión recibe de las fiestas del pueblo?
R: Apruebo la oposición en 1975, y el día que muere Franco estaba pendiente de un examen que no se pudo hacer y se suspendió. Una oposición un poco traumática de cuatro meses de nervios y tensión. Habían 60 plazas en España y pido Novelda. Yo conocía Novelda por referencia de un amigo, que vive en Madrid, que era noveldense y que, por cierto, no me habló muy bien de Novelda. Quizás por darle la contraria, pido Novelda y vengo. La primera impresión fue de sorpresa, una sorpresa enorme porque Novelda no era una ciudad, tenía mucho de pueblo. Y no es una crítica, porque a mí me gustaba. Vengo a Novelda con la idea de esperar a mi compañera de trabajo, mi mujer, que estaba preparando también oposiciones. Y saca la oposición y consigue plaza en Novelda. Y bueno, pensamos que aquí se puede vivir bien. Yo pensaba que Novelda tenía unos restaurantes elegantes, unas cafeterías elegantes… y no lo había. No existía eso. Yo venía de un pueblo de Ávila, de Gredos, con un clima muy bueno, y donde la gente es muy abierta. Por eso me llevé un choque al entrar a Novelda, porque somos cerrados, pero nos pareció un buen sitio para vivir. Y a partir de 1988, nos quedamos a vivir aquí y en ese momento te vas integrando; en el pueblo, las actividades culturales, actos del instituto, años muy dinámicos, en plena Transición, y todo te integra. Y en 1979 me proponen hacer el pregón de Moros y Cristianos, porque el presidente de la Junta Central, García Terol, tenía mucha amistad. Yo sabía lo que era la fiesta de Moros y Cristianos, pero no la había vivido. Así fue cuando empecé a visitar comparsas, hablar con la gente y poco después me afilio en una comparsa y empiezo a disfrutar de la fiesta.
P: Pese a residir y vivir fuera de la Comunidad Valenciana… ¿Incorporará palabras de la lengua materna, el valenciano, al pregón?
R: Ya me dijeron cuando venía a aquí que tenía que aprender valenciano. “Es que tengo que aprender valenciano”, le contesté. No lo hablo porque me cuesta mucho al no ser mi lengua materna, pero cuando me hablan en valenciano tengo la obligación de entenderle. A mí me pusieron en esos momentos una pintada en el instituto que era “panquilla” (pancatalanista), porque estaba entre otras cosas que si el valenciano era distinto del catalán. Bueno, la lengua oficial es el catalán, pero hay que defender las variantes dialectales como el andaluz que es una variante del castellano. Las variantes son ricas. Pues en ese tema, me llamaron “panquilla”. Lo que sí tenía claro es que el valenciano había que incorporarlo en la enseñanza y en la cultura.
P: ¿Le impactó la Bajada de la Santa al aterrizar en Novelda?
R: Fueron en los años 80, fui varias veces de merienda. Pero sobre todo me impresionó repartir los números para la Bajada y tener un buen puesto. El mogollón de la Bajada también me impresionó, con el patio del Santuario abarrotado. Yo no soy un prácticamente religioso pero hay que ser muy respetuoso. Yo soy solo católico de bautismo. Pero tengo un gran amigo obispo, y presumo de ello, una persona a la que aprecio y respeto muchísimo. Pero la Santa en Novelda es algo importante y transcendente. Incluso para los que son ateos y radicales. Porque para ellos es un símbolo que está ahí. Yo siempre recuerdo la obra de García Márquez que utiliza muchos recursos religiosos en 100 años de Soledad. Para algunos es algo humanístico y para otros muy religioso.
P: ¿Se escribe un pregón para gusto de todos?
R: Escribirlo para que guste a todo el mundo es un error. Hasta El Quijote tiene críticos. Pero lo cierto es que escribir el pregón es meterte en la sensibilidad del pueblo. Otra cosa es la sensibilidad de los individuos, pero tienes que comprobarlo. Tienes que disfrutar escribiendo, y eso los grandes novelistas lo tienen muy claro, si no las disfrutas, tírala a la papelera. Tengo que intentar que el pueblo disfrute con el pregón.