El historiador Paul Preston abandona su residencia en Liverpool para trasladarse hasta la localidad de Novelda, donde impartió una conferencia en un escenario y marco incomparable como la Casa Museo Modernista de la CAM. Preston, reconocido hispanista, articulista y comentarista de medios de comunicación, llega arrastrado por la fascinación de un trabajo (la revista “Betania”, dirigida por Jesús Navarro Alberola) y la cultura de un pueblo en la que desea participar y aportar su granito de arena con sus conocimientos. La entrevista ha sido publicada por el diario INFORMACION, LEVANTE Y LA OPINIÓN DE MURCIA
PREGUNTA: ¿Qué interés ha despertado en usted la ciudad de Novelda, con motivo de su visita el próximo lunes?
RESPUESTA: Lo de Novelda fue con motivo de una comunicación de Jesús Navarro Alberola, quien se puso en contacto conmigo porque la revista que realiza anualmente el pueblo y que él dirigía el año pasado, incluía unos recuerdos de familias de Novelda de ambos bandos de la guerra. Me lo remitió para pedir mi opinión y para saber si yo estaría dispuesto a hacer un prólogo. Yo estoy muy abrumado, con muchas peticiones de este tipo, pero lo que leí fue tan conmovedor que accedí y lo hice con mucho gusto. Y con motivo de esto hemos establecido una especie de amistad vía e-mail que ha desembocado en esta visita a Novelda y, bueno, él también tuvo la amabilidad de enviarme unos ingredientes para hacer paella que no se encuentran en Londres (risas).
P: ¿Qué le pareció la revista “Betania” en su conjunto?
R: Es un lujo de valores de producción y elaboración que asombran. Es magnífico que un pueblo pueda realizar algo así.
P: ¿Deberían todas las poblaciones de España realizar una iniciativa similar, como la de dar a conocer los errores de un pasado que no pueden volver a repetirse nunca más?
R: De hecho, muchos pueblos ya lo hacen, aunque no de la misma forma e intensidad que Novelda. Pero todo este tipo de iniciativas es muy importante porque la memoria no significa la venganza y el olvido no es la reconciliación.
P: Hay ciudadanos que se consideran “juancarlistas” pero no “monárquicos”… ¿Cómo se explica esto, profesor?
R: Es evidente que la historia de la monarquía en los últimos siglos hasta su caída en 1931 con la República no fue muy gloriosa. Más tarde, Juan Carlos I llegó como sucesor de Franco, y eso hizo que mucha gente lo viera como “manchado”. En cambio, lo que pasó es que todo lo que hizo es el esfuerzo por traer la democracia. Además de la valentía y el coraje que mostró desde 1975 hasta las primeras elecciones de 1977 que fueron muy importantes. Juan Carlos I actuó como un “protector de la democracia” y consiguió así la lealtad de la inmensa mayoría de los ciudadanos, sin que tuvieran que ser necesariamente monárquicos.
P: ¿Qué opina sobre esas “teorías no oficiales” de que el Rey estaba detrás del Golpe de Estado del 23-F?
R: Yo creo que es mentira, y es una evidencia que el Golpe lo que quiso fue derrocar el Gobierno mediante una solución armada y participación militar. ¿Y por qué iba a permitir el Rey un Golpe de Estado que supuso una humillación para él y para toda España? Esta teoría no tiene ninguna lógica.
P: El debate sobre cuándo finaliza la Transición Española sigue intacto en las facultades de Historia. ¿Se produjo el final, quizás, con la mayoría absoluta de Felipe González en 1982?
R: La Transición es un período histórico escalonado, con pasos muy importantes como los producidos con el referéndum sobre la reforma política en el otoño de 1976, las elecciones de 1977, las elecciones de 1979 y la Constitución de 1978. Pero, sin duda, el hecho de que hubiera un Gobierno socialista en 1982 fue la prueba definitiva y consumada de la Transición.
P: En el marco actual europeo… ¿Tiene cabida la monarquía y, en concreto la española, pese a ser una institución heredada muchos siglos atrás?
R: La monarquía ofrece una jefatura del Estado que otorga estabilidad a los países. De hecho, los países más estables en política tienen una monarquía. Inglaterra, Holanda, Suecia, Dinamarca son un ejemplo de ello. Y, evidentemente, la monarquía del siglo XX no es la misma que del siglo XIV. Además, la monarquía de España es moderna, porque no se ha establecido a base de continuidad sino a base de que el actual Rey ganó su posición a pulso.
P: ¿Qué hay de los historiadores partidistas como Pío Moa?
R: A Pío Moa yo no le considero un investigador, sino un autor controvertido, cuyas obras tienen una finalidad política que no se basa, precisamente, en encontrar nuevos datos para la Historia. De hecho, él se autotitula revisionista, cuando la Historia se va continuamente revisando según el descubrimiento de nuevos documentos.
P: ¿Qué trascendencia tuvo Alicante en la Guerra Civil? ¿Fue un foco de resistencia al franquismo?
R: En Alicante aconteció uno de los episodios más tristes de la guerra, con la acumulación de refugiados en las aguas del puerto a la espera de unos barcos que, en muchos de los casos, no llegaron. Por lo que la represión fue muy cruel. Una historia de sufrimiento, en uno de los lugares donde se opuso más resistencia al franquismo.
P: ¿Cuál es, a su parecer, la imagen de Franco y de la Guerra Civil en las nuevas generaciones de hoy?
R: Mi impresión es que hay muy poca idea de cómo era y qué hacía Franco. Hay muy poco interés sobre un tema que queda muy distante para los jóvenes de hoy. Sin embargo, el movimiento de la recuperación de la memoria histórica y su contramovimiento, con esta división creada, ha suscitado y actualizado el interés por la figura de Franco. Siempre, claro, desde dos perspectivas. La de los familiares represaliados por un dictador cruel y la visión de los revisionistas que le consideran un salvador de España y de la “barbarie roja”.
P: ¿Qué piensa respecto a la eliminación de monumentos y elementos históricos vinculados a la figura de Franco? ¿Sirve o no para algo?
R: Estoy a favor de dejarlos e impulsar un esfuerzo por la educación, explicando mediante una placa, por ejemplo, quién era ése hombre y qué hizo. Y lo mismo ocurre con el Valle de los Caídos, que cuando uno va a visitarlo se encuentra con guías y publicidad donde se ensalza la figura de Franco cuando lo que se debía de hacer es explicar cómo se construyó, que fue con mano de obra esclava.
P: ¿Considera incompleta la ley de memoria histórica que ha tramitado el actual Gobierno?
R: La ley de memoria histórica la veo tímida, porque se podría haber ido más allá en ciertos puntos, y enfrentarse a este problema con mayor valentía. Sobre todo, para mí el gran fallo ha sido el no declarar ilegítimos todos esos procesos a gente que estaba procesada por supuesta rebelión militar, por no haberse rebelado contra la República.
P: ¿Qué nuevas líneas de investigación está llevando ahora a cabo?
R: El libro que termino ahora es una historia conmovedora del papel de los corresponsales en la Guerra Civil. De cómo llegaron, el coraje que mostraron y cómo se involucraron con el conflicto, hasta el punto que sintieron muchos la necesidad de influir en la política de sus respectivos países para ayudar a la República. De este modo, hay casos como el de George Steer, quien mandó la crónica que desató la polémica sobre el bombardeo de Guernica. Este periodista era corresponsal del Times en el País Vasco, y uno de los capítulos del libro lo dedico a su biografía. En este episodio, reflejo todo el esfuerzo del periodista que, a través de sus cartas, quería que el gobierno británico impidiese el bloqueo franquista en Bilbao. Y es que hubo muchos periodistas que fueron más allá de su cometido periodístico. Por otro lado, llevo por la mitad la realización de un libro sobre la violencia de la Guerra Civil y la represión de ambos bandos que, espero, sea ya el definitivo.
P: ¿Creyó en el último proceso de paz con ETA, desquebrajado con el brutal atentado de la T-4 de Barajas que ocasionó la muerte de dos personas?
R: El proceso de paz iba a ser un asunto muy difícil, del mismo modo del que yo presencié entre Irlanda y Gran Bretaña con el IRA. Pero, pese a todo, nadie esperaba este brutal atentado. El Gobierno, en este sentido, ha hecho lo que tenía que hacer sobre el proceso de paz.
P: La política española… ¿Es buen o mal ejemplo ante la opinión pública? ¿Beneficia a la sociedad española contar con unos políticos enemistados que toman por negativa cualquier propuesta del bando político contrario?
R: Desde fuera, curiosamente, se ve con envidia el desarrollo económico y social de España en los últimos 30 años. Lo que lamento muchísimo es el grado de crispación creciente que ya empezó con el Gobierno de Aznar y se incrementó todavía más con el atentado de Atocha. Quizás, por el enfado del PP por perder las elecciones.
P: ¿Qué aportan los nacionalismos a la política?
R: Para el problema de los nacionalismos, no se puede dejar de hablar del nacionalismo español. Porque el nacionalismo vasco, catalán o andaluz son problemas frente al español, nutriéndose el uno del otro. Yo estoy en contra de los nacionalismo locales y violentos, y me encanta todo lo que supone la diversidad de culturas y regiones de España. Y el hecho de que se mantenga la lengua valenciana, en el País Valencià, me parece una cosa preciosa. Aunque, los problemas del nacionalismo son una herencia del franquismo.
OTROS DATOS
El historiador Paul Preston fue el autor del prólogo que acompaña al suplemento de investigación dedicado a la Guerra Civil y que se incluyó en la publicación del último Betania, dirigido en esta ocasión por el empresario noveldense Jesús Navarro. Fue entonces cuando comenzó una relación epistolar y de amistad que, quién sabe, acabó con la promesa de visitar algún día Novelda. Y ése día ya ha llegado. Porque Paul Preston impartió la ponencia «Juan Carlos I y la larga marcha hacia la democracia” en la Casa Museo Modernista de Novelda.
El historiador Paul Preston, Catedrático de la London School of Economics and Political Sciencie y comentarista de la BBC como especialista sobre la actualidad española contemporánea, ha centrado su obra investigadora en la Historia reciente de España, desde la II República y la Guerra Civil Española, hasta la Transición.