El concejal de Seguridad Ciudadana y segundo Teniente de Alcalde, dimitió el pasado viernes de su cargo en la Junta de Gobierno que se reúne todos los viernes para aprobar los asuntos municipales.
El motivo por el que dimite Maluenda es por no poder conciliar su trabajo con la asistencia a las comisiones, ya que estas se convocan a media mañana de los viernes. Al dimitir como miembro de las Juntas de Gobierno, Maluenda pierde su condición de segundo Teniente de Alcalde.
El puesto vacante dejado por Maluenda lo ocupará a partir de ahora la concejala de Participación Ciudadana, Mari Carmen Alarcón. Esta es la segunda dimisión que se ocasiona en la Junta de Gobierno desde que se inició la legislatura, la primera dimisión fue del concejal de Medio Ambiente, José Miguel López que fue sustituido por la concejala del Mayor, Isabel Cascales.
Tras esta dimisión, la Junta de Gobierno queda como sigue: Milagrosa Martínez, Rafa Sáez, Valentín Martínez, Isabel Cascales, Alonso Carrasco, Oriental Juan, Paco Sepulcre y la recién incorporada, Mari Carmen Alarcón.
Ese problema seguro que no lo tendrá Rafa Sáez.Jamás ha tenido problemas de conciliación.
No le echarán de menos, ni unos, ni otros.
Ni de presidente local tampoco.
Hay que ver y de que forma se puede llegar a minar la ilusión y las ganas de hacer las cosas bien de una persona válida. Si alguien quiere saber el motivo real de su dimisión que se desengañe porque ni lo cuenta ni lo contará. El cómo lo justifica, bueno, venga, vale… eso es un ejercicio de disciplina de partido. Es posible que no sea el mejor pero, desde luego y echando una ojeada alrededor de lo que va quedando, “Virgencita, ¡que me quede como estoy!”. Soy pobre y por lo tanto, de izquierdas, pero ni tan tonto como para no reconocer la valía de éste, ni tan imbécil como para creer a pies juntillas todos los cuentos de abuelas que me quieran contar. Me da lo mismo que pierda uno de derechas como que gane uno de izquierdas, pero es innegable que solo hay algo tan bueno como un buen amigo y es un buen enemigo. Hoy gano yo, veo su derrota (aunque no la entienda ni la comparta) y aunque de manera partidista me alegre del principio de su fin, en conciencia y honor he de reconocer su valor y valía. Fue un placer.