Consejo de Rosa Mary Rizo, psicóloga clínica.
El ser humano siempre se ha conducido en busca de la felicidad, tratando de evitar los momentos de desdicha, y de promover situaciones que originen emociones positivas.
Hace unos años surgió, dentro de la Psicología, una corriente que ponía el acento en el optimismo y el sentido de felicidad. Esta corriente recibe el nombre de Psicología Positiva, y se centra en los pensamientos, las actitudes y los comportamientos que nos acercan a un estado duradero de satisfacción con la vida.
¿Qué podemos hacer para alcanzar ese sentimiento de bienestar? La Psicología Positiva lo resume en unas sencillas recomendaciones:
- Cuando llevamos a cabo actividades que nos hacen sentir bien, que nos gustan, vamos llenando nuestras reservas de felicidad. Una primera recomendación consiste simplemente en practicar esas actividades.
- También es importante tener una razón para vivir, marcarnos unos objetivos vitales que podamos alcanzar, que nos movilicen diariamente y pongan en marcha nuestra fuerza de voluntad y entusiasmo.
- Implicarnos en actividades en las que podamos sentirnos realizados, sentirnos útiles y valiosos para nosotros mismos y para la sociedad, es un gran protector de la dicha, puesto que potencia nuestra autoestima de forma natural y aporta un sentido a nuestra vida.
- Compartir momentos de calidad con los demás, y disfrutar de su compañía, marcando distancia con las personas tóxicas que envenenan nuestro estado de ánimo y hacen emerger en nosotros sentimientos de angustia, de minusvalía, de temor, es un factor fundamental para potenciar nuestro bienestar.
- Pensar en nuestros puntos fuertes, ponerlos en valor, y también aceptar nuestras debilidades, nos lleva a sentirnos cómodos en nuestra propia piel, con una aceptación serena de nosotros mismos.
- Buscar la autonomía, la independencia, siempre en conexión con nuestros semejantes, aceptando a los demás tal y como son, conlleva la convicción de que somos “arquitectos de nuestro destino” y nosotros decidimos de qué y de quién queremos rodearnos.
- Fomentar el sentido del humor, relativizando las preocupaciones, en la medida de lo posible, y alejarnos de aquello que nos angustia y preocupa, tratando de evitar perder la serenidad y la paz interior.
- Trabajar la “resiliencia”, nuestra resistencia al dolor, nuestra capacidad de sufrir contrariedades sin llegar a rompernos, saliendo fortalecidos de las experiencias negativas y sabiendo que no existe adversidad que no encierre la posibilidad de hacernos más fuertes.
- Y no perder la esperanza en el futuro, pensar que nada está predestinado, y nosotros podemos decidir cuál es el camino que vamos a emprender para alcanzar esa satisfacción por vivir.
Son nueve recomendaciones muy simples que todos podemos seguir. Una buena estrategia es trabajarlas una a una, y no pasar a la siguiente hasta que no dominemos la anterior. Alcanzar un sentimiento de felicidad no es difícil, está en nuestras manos, y sólo necesitamos modificar unos pequeños hábitos.