La cara, espejo del alma
Los grupos de personas tendemos siempre a colocar al frente a los miembros que mejor representan nuestros valores y forma de ser. Piensen por un momento en ejemplos como el de Lionel Messi en el Fútbol Club Barcelona o a los académicos de la lengua, por citar algunos casos. El primero simboliza el estilo de juego y los valores que pretende simbolizar el club mientras que los segundos, seleccionados entre los mejores profesionales de la lengua, son los garantes de velar por la cohesión del idioma. Si, además, nos fijamos en el mundo de la publicidad, esta relación nos resulta aún mucho más evidente.
Nuestra localidad siempre ha estado orgullosa de su carácter trabajador y emprendedor. Conocedora de la necesidad de la unidad para conseguir progresar, tiene claro que se tienen que conseguir grandes consensos entre todos los sectores de nuestra sociedad.
Por el contrario nuestro alcalde no representa todos estos valores. Desde prácticamente el principio de su mandato, gracias a una moción de censura de la que todavía no sabemos los motivos, su miedo a todo aquello que de lo que no tenga el total control ha sido más que patente. Ya empezó cambiando el orden del punto de ruegos y preguntas arrinconando los primeros al final del pleno. Poco después adquirió la condición de trásfuga al abandonar el UPyD, el partido por el que había concurrido a las elecciones, y anunciar su paso a Ciudadanos, dejando en una situación difícil de explicar a sus compañeros de partido hasta ese momento.
Pero este último mes el señor Esteve ha completado su conversión en todo lo que contrario a lo que abanderaba en la legislatura anterior en la que él formaba parte de la oposición. En un solo día rompió todos los acuerdos a los que se habían llegado los partidos en las diversas juntas de portavoces. En primer lugar el equipo de gobierno rompió el pacto de permitir el debate de dos mociones por grupo. Este hecho se produjo al rechazar la moción de Compromís para que nuestro Ayuntamiento destine parte de los ingresos extras obtenidos por la revalorización catastral para subvencionar el IBI a las familias con menos recursos. Pero el colofón de su actitud autoritaria se produjo a las 12 de la noche cuando, retorciendo el reglamento a su antojo, decidió dar por concluida la sesión plenaria dejando sin opción a los grupos de la oposición a completar su función de control al equipo de gobierno. El mismo alcalde dijo poco después a los medios que fue una decisión personal sin que ni siquiera lo supieran los miembros de los otros dos grupos del equipo de gobierno. Una muestra más de su manera personalista de concebir la función pública como si se tratara de Luis XIV de Francia, el Rey Sol, o el norcoreano Kim Jon Un.
Queda clara la nula correspondencia entre los valores que nuestra sociedad pretende transmitir y la que da el señor Esteve a la cabeza de nuestro Ayuntamiento. No se puede tener miedo a la discrepancia porque sin discusión es imposible conseguir una visión general de los problemas ni encontrar las soluciones adecuadas.
He leído tres veces el artículo y todavía no sé lo que quiere decir este chico. En compromís seguro que tiene que haber gente mejor para presentarse en las propias elecciones, no me creo que este sea el nivel intelectual que hay.