La Rebeca, la Toquilla y la Minifalda
La rebeca es una prenda de vestir de punto fino sin cuello y abrochada por delante. La llevaba puesta la actriz Joan Fontaine en la película con el mismo nombre que tan popular se hizo en nuestro país. Al verla cubierta con ella, la protagonista infundía delicadeza y dulzura; dos rasgos inequívocos de feminidad.
La coqueta es un mueble de tocador o de noche con espejo, usado por las mujeres para peinarse y maquillarse, el añadido “de noche” le da ese toque femenino que simboliza su función principal; Arreglarse, ponerse guapas para salir, simplemente a pasear o a una fiesta. Recientemente visite a Josefa una señora ya muy mayor por la que siento un gran afecto, que aun utiliza la coqueta –es muy presumida- para pintarse ligeramente los labios, Vol esta guapa.
Estaba sentada en un sillón junto a la mesa camilla y llevaba puesta cubriendo su frágil cuerpo una toquilla, prenda de abrigo también muy femenina, propia de las mujeres mayores. Su cara no denotaba tristeza más bien una expresión de sorpresa y cierta resignación, como si no terminara de creer y aceptar los 90 años que tiene. Siempre ha ido muy bien arreglada a pesar de haber llevado una vida de lucha y trabajo constante para criar a sus cinco hijos, en una época la posguerra de escases y miseria. Recuerdo de aquellos tiempos su tortilla al “pincel”, que no era otra cosa que una especie de tortilla con solo patata, que lo único que tenia del huevo era una pincelada por encima de su clara, para darle color, aprovechando el resto para otras cosas. O el pan con vino y azúcar, que decía que tenía mucho alimento.
Josefa entre bromas le dice a sus hijos de vez en cuando; “Me bau fé pasa la enclavassio” entre las risas de todos.
En julio del año 1964 la diseñadora inglesa Mary Quant, presento con la frase: “Una mujer es tan joven como su rodilla”, en su colección de moda primavera-verano, una prenda que revolucionaria el mundo de la moda, fue la minifalda. Que pronto se convirtió en un icono femenino de sensualidad para las mujeres. Llevar minifalda ha sido en ocasiones un acto de valentía, de reivindicación por parte de la mujer, que desgraciadamente le ha traído problemas de burlas groseras y abusos sexuales en esta sociedad tan machista, por defender su libertad de llevar puesto lo que le viniera en gana.
Con este artículo he querido hacer un homenaje a las mujeres, en especial a las maltratadas. A las que los hombres que las admiramos y respetamos, debemos ayudar siempre.