Opinión de José Manuel Cremades

¿Y si pacificar el tráfico fuera una declaración de guerra?

Así encabezaba un articulo de José Luis Fernández. Casadevante “Kois” en eldiario.es del 18/10/18,

decía que… Los movimientos sociales y los gobiernos locales transformadores están emplazados a redefinir la calidad de vida en la ciudad, cuestionando el aparente consenso y visualizando una conflictividad negada  entre coches y habitantes, entre coches y ecosistemas.

En 1908 el primer coche que rodó por las calles de la capital de España fué  el del Conde de Peñafiel que también fue alcalde de Madrid y como era de suponer dictó un bando municipal defendiendo  la presencia del coche en las calles , cuando este era un artículo de lujo. El coche sacó a las personas de las calles, arrinconó  a la bicicleta, se fué haciendo culturalmente hegemónico y terminó por demandar  que la ciudad se pusiera a su servicio.

Se creó la paradoja de que ahora el coche ocupa una ingente cantidad de espacio público, y el 97% del tiempo  el coche está aparcado sin usarse. Todo lo anterior expuesto esta vigente en nuestro pueblo y partiendo de esa realidad podemos comprender los fallidos intentos en nuestro pasado cercano; en la implantación del carril bici en la Avd. De la Constitución,  la puesta en marcha del autobús urbano o los puntos de bicis de alquiler; todo esto eliminado por no enfrentarse a la hegemonía del coche privado .

El filósofo esloveno ?i?eck suele afirmar  que la guerra cultural es una guerra de clases, pero deformada, donde las disputas  son menos transparentes y los intereses de clase exigen de una  relectura que las haga comprensibles. Así que no es de extrañar  que las clases conservadoras sistemáticamente se hayan opuesto  a todas las iniciativas que históricamente han tratado de poner coto al coche. Andre Gorz hace unas décadas ya afirmaba que el automóvil ofrece el ejemplo contradictorio de un objeto de lujo que ha resultado desvalorizado  por su propia difusión. Pero esta devaluación práctica no ha acarreado su devaluación ideológica: el mito del placer y la ventaja del coche persiste  aún cuando quedara demostrada su aplastante inferioridad, si se generalizaran los transportes públicos.

La puesta en marcha de RENFE de ampliación  e incremento de frecuencias en los horarios desde Villena a Alicante y viceversa y sus paradas en la estación Novelda-Aspe abre un abanico de posibilidades de traslado  comodo, seguro y más economico a un sector de la población de Novelda y comarca, con importantes descuentos: Ida y vuelta, titulos multiviajes, carnet joven ( menores de 26 años ) , Niños ( de 4 a 14 años sin cumplir ) targeta dorada ( para mayores de 60 años y pensionistas ). Estos últimos ida y vuelta cuesta  con el descuento del 40% 3,40 euros. Abonos mensuales para estudiantes ( el tren para en la Universidad de Alicante ( San Vicente ). El coste aproximado de un vehículo a motor seria : el carburante 3,440 euros más aparcamiento 6 o 7 euros como mínimo. Si  todo esto esto se consolida y añadimos la recuperación del autobus urbano, que podria ser mancomunado entre Novelda , Monforte del Cid y Aspe habremos resuelto un problema de comunicación  fundamental eliminándo accidentes de carretera, contaminación y algo importante en estos momentos el económico que no es nada baladi.

Las nuevas generaciones  no tienen  tanto interés en conducir y la crisis económica se lo ha dificultado  un poco más, los jóvenes suponían a principio de siglo el 40% del total  de los conductores, cifra que ha bajado  en el 2015 hasta el 27,5 %..

Resulta chocante que cada vez hay organizaciones que apoyan masivamente campañas y carreras solidarias de enfermedades que tienen una relación con la calidad del aire que respiramos  o las que se derivan del ruido generado por el tráfico y sin embargo no demuestran esa misma fuerza en defender la recuperación de las calles a los mismos que defienden  en esas actuaciones de apoyo  a las malantias que padecen.

Así que menos imaginar  la sustitución  de coches  contaminantes  por coches eléctricos o fantasear  con un futuro plagado  de coches  sin conductor, cuando  deberíamos  estar repensando  radicalmente el transporte de mercancías  y la movilidad en nuestros pueblos. Revelarse  contra la dictadura del coche  y pacificar  el tráfico es una declaración de guerra a una forma de planificar, construir y habitar la ciudad.

El psicólogo Thomas Szasz solía recordar en  uno de sus aforismo que si entre los animales se trata de comer o ser comido , entre humanos  se trata de definir  o ser definido. Los movimientos sociales y los gobiernos locales transformadores están  emplazados  a redefinir la calidad de vida en la ciudad , en tu pueblo; cuestionando el aparente consenso y visibilizando una conflictividad negada entre coches y habitantes, entre coches y ecosistema.

 

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