Abril, mes de las Clásicas ciclistas, por Vicente Díez

Por Clásica ciclista se conoce a ciertas pruebas de un día; por tanto, no tienen una clasificación general o de la montaña, como en las pruebas por etapas. La mayoría de estas Clásicas supera el siglo desde su primera edición y son anteriores al nacimiento de nuestra Vuelta Ciclista a España (1935); tan sólo tres son posteriores: la belga Flecha Valona (1936); la holandesa Amstel Gold Race (1966 ) y la española Clásica de San Sebastián (1981).

A pesar de ser pruebas de un único día, la UCI ha regulado una clasificación por puntos que se obtienen por el puesto logrado en cada meta y el corredor que vaya sumando más puntos, viste exclusivamente en estas pruebas un maillot "arco iris" con los cinco colores en vertical, para diferenciarlo del maillot de campeón mundial de Fondo en Ruta, cuyos cinco colores van en horizontal: azul, rojo, negro, amarillo y verde sobre un maillot blanco. Por supuesto, no es obligatorio participar en todas las Clásicas de una temporada para figurar en esta clasificación por puntos, llamada Copa del Mundo.

En el apartado de carreras de un día tienen el máximo prestigio, así como el Campeonato Mundial de Fondo en Ruta, que se disputa por selecciones nacionales a finales de la temporada y no puntúa en este mundillo de las Clásicas. Actualmente se disputan 18 Clásicas de “1ª división” y por orden de antigüedad entre las primeras, con el año inicial entre paréntesis, son estas: Lieja – Bastogne – Lieja conocida por “la Doyenne” o “la Decana” (1892). La París – Bruselas (1893). La París – Roubaix conocida por “el Infierno del Norte” (1896). La París – Tours, del mismo año 1896. El Giro de Lombardía, o “Clásica de las Hojas Muertas” (1905) que se disputa en Octubre y es la última de la temporada. La Milán – San Remo (1907) con el sobrenombre de “Clasicissima” o “Primavera”, por ser la que inicia estas carreras, hacia el día de San José. El Tour de Flandes (1913) debe su singularidad a recorrer diversas cuestas adoquinadas o “muros” y la Gante – Wevelgem (1934). Y así hasta 18 Clásicas actuales, con los casos de Alemania y Australia que aportan una prueba y Canadá, con tres pruebas, todas ellas de reciente inicio; en torno a los últimos quince años.

Mención aparte para las que han dejado de celebrarse, como la París – Rouen (1869 a 2009); o el G.P. de Zurich (1914 a 2008). En cuanto a Clásicas desaparecidas, están la Burdeos – Paris y la París – Brest – París. Desde Burdeos se salía en plena madrugada, a las dos o tres de la noche y los ciclistas se tomaban con calma y ojos somnolientos, la primera mitad de esta maratoniana prueba, pues se pedaleaba sin parar unos 600 kms. que separan ambas ciudades; a mitad del recorrido, esperaba a cada corredor un motociclista con un aparato Derny, similar a las VeloSolex Orbea que los mayores conocimos en su día; el motociclista llevaba el mismo maillot que el corredor y le acompañaba hasta la meta, similar a una prueba tras moto. A esas alturas, más de la mitad de los escasos corredores que se atrevían a tomar la salida, habían abandonado. La París – Brest – París era de similar dificultad, pero sin motociclistas de apoyo e iban desde la capital del Sena a la costa y regreso. Una locura o un "matagigantes" estas dos pruebas; quizá por falta de interés de las figuras, dejaron de celebrarse.

Por otro lado, también existen otras pruebas, las semiclásicas, ejemplo la Kuurne – Bruselas – Kuurne; la Milano- Torino; La Strade Bianche; la Clásica de Almería; la Roma Máxima, la Omloop Het Niewsblaad… y otras varias, las cuales debido a su menor presupuesto y más modesta participación de figuras del pedal, se han quedado en "2ª división" y algunas de éstas, especialmente en Béigica, transitan por recorridos casi idénticos o muy similares a las de "1ª división".

Los países europeos con más solera y tradición en el ciclismo, casos de Bélgica, Italia, Holanda, Francia y España, son los organizadores de estas excelsas pruebas que deben su prestigio primeramente a su longevidad, así como al mencionado alto presupuesto y una selecta participación de figuras con sus gregarios o colaboradores y a la dureza de su largo recorrido. Todas ellas superan los 250 kms. y alguna se acerca a los 300. Se suelen conseguir promedios altos, a pesar de la variedad de recorridos.

Las hay tipo sierra, como la Milán – San Remo; la Clásica de San Sebastián o el Giro de Lombardía. También existe alguna en la que predomina el trazado llano y buen piso, como es la holandesa Amstel Gold Race. Otro subgrupo, mucho más temido, son las de "pavés" por carreteras ya no secundarias, sino terciarias y con tramos de adoquines deformados,  que ejercen un durísimo castigo y traqueteo al ciclista. Recuerdo haber leído hace años a un corredor español que había trabajado previamente en la construcción y lo comparaba con el manejo de un martillo compresor, pero con la diferencia que esta máquina taladradora permite tener los pies en el suelo y al menos, no te caes ni te embarras. En el pavés, las caídas son probables para cada uno de los participantes y se ve siempre la imagen de circular en doble fila de a uno por las cunetas de tierra, hierbajos y barro; sin posibilidad de adelantar ni relevar; quien quiera pasar, ha de echarse al ruedo central, o sea a los adoquines y castiga con dureza las muñecas, tobillos, cadera y muy especialmente los hombros y clavículas, por el continuo traqueteo en estos tramos diseminados en la segunda mitad del recorrido. Estos caminos adoquinados los conservan como un monumento al ciclismo y fueron pavimentados en época de los romanos. El paso de los milenios, así como el tránsito durante siglos de carretas tiradas por bueyes y actualmente transitado por camiones y tractores, pues se trata de zona agrícola y minera y por si faltaba algo, todos estos datos históricos y el paso de los siglos ha hecho que se formen baches, así como la separación entre los adoquines y a la falta de alguno de estos artefactos pétreos. Si añadimos que en alguna edición había llovido previamente y se formaron charcas con agua y tierra, imagínense el aspecto que tendrían los pocos valientes que se atrevían a llegar al velódromo de Roubaix. Recuerdo una fotografía del corredor vasco Peio Ruiz-Cabestany, contemporáneo de Perico Delgado, quien al llegar a meta y quitarse las gafas de gomas como los aviadores antiguos, se le veían los ojos; el resto de su figura era todo de barro y los árbitros tuvieron que limpiarle el dorsal para ver su número, aunque iban llegando distanciados de uno en uno… cómico y patético. 

Ni qué decir que estas Clásicas aportan un prestigio y una revalorización económica al vencedor. Por orden de celebración, se celebran estas Clásicas: en Italia, la Milán – San Remo, conocida por la "Clasicissima" o "Primavera" hacia el día de San José; luego aparecen en Abril gran parte de estas pruebas, como serían el Tour de Flandes, en Bélgica; en la que hay tramos en cuesta adoquinados como el Muro de Grammont, el Kautenberg,  el Kopemberg y otros “muros”, alguno es de una estrechez máxima, alrededor de 2 a 3 metros y los corredores se apresuran a estar lo más adelante posible antes de comenzar estas cuestas, pues saben del riesgo de caída que hay al rozar unos con otros subiendo y si caes o has de detenerte, casi seguro que seguirás subiendo a pie y con la bici de la mano, pues es casi imposible lograr volver a pedalear en esos cuellos de botella y por otra parte, si sufre cualquier avería en los pavés, habrá de esperar hasta que llegue el coche de su equipo, pues con esos 3 m. de ancho como máximo, los coches circulan de uno en uno y se pueden arruinar las posibilidades de victoria o una buena clasificación del corredor en forma.

A continuación, viene la más terrorífica de todas, conocida por "l´Enfer du Nord" o “el Infierno del Norte" como es la francesa París – Roubaix. A propósito, el trofeo del vencedor en Roubaix está confeccionado con un adoquín auténtico, ensamblado en la peana del bonito y codiciado trofeo. Viene después la holandesa Amstel Gold Race, patrocinada por los fabricantes cerveceros y quizá la que alcanza la velocidad media más alta de todas ellas y en teoría, la menos "mala". Luego vienen otras dos belgas, la Flecha Valona y la Lieja – Bastogne . Lieja, conocida por “la Doyenne” o “la Decana”, al ser la más veterana de las que siguen celebrándose; en su caso, desde finales del siglo XIX. Apresuradamente entre lo que queda de Abril y principios de Mayo se disputan la Gante – Wevelgem, en Bélgica y la París – Tours, en Francia y se hace un paréntesis hasta Octubre, con el Giro de Lombardía, o “Clásica de las Hojas Muertas”, la última de la temporada entre las de más prestigio y veteranía. Las "de  toda la vida" son nueve; actualmente hay 18, pues se han ido incorporando otros países como Canadá, Alemania y Australia.

En cuanto a nombres de vencedores, recuerdo haber leído que el único ciclista que llevó a su vitrina aquellas nueve carreras veteranas fue el belga Rik Van LooyEn cuanto a nombres de vencedores, recuerdo haber leído que el único ciclista que llevó a su vitrina aquellas nueve carreras veteranas fue el belga Rik Van Looy, conocido por "Rik II", o "el Emperador de Herentals"; fue el amo del sprint en su época y necesitó quince triunfos en aquellas Clásicas para completar la colección, a la que añadió dos “arcos iris” consecutivos (1960 y 61). Posteriormente, otro belga mítico, Eddy Merckx, subió el listón a 25 Clásicas en su palmarés, pero "sólo" de siete de ellas, pues le faltaron dos en su colección y hubo alguna, como la Milán – San Remo, que repitió triunfo en siete ocasiones. También habría que incluir entre los “reyes de las Clásicas” a una pléyade de figuras del pasado como fueron los belgas Rik Van Steenbergen con el sobrenombre de “Rik I” por ser “el rey de las Clásicas” de su época; Roger de Vlaeminck con el alias de “el Gitano” y el actual Tom Boonen, quien hace pocos días perdió la oportunidad al acabar segundo, de ser el único ciclista con cinco triunfos en la París – Roubaix, aunque le compensa tener en su vitrina otros varios triunfos; igualmente su compatriota Philip Gilbert con sus tres triunfos consecutivos en 2011 así como otros triunfo semejantes y otro actual es el veterano suizo Fabian Cancellara, conocido por “Espartaco” al que acusaron, sin demostración posterior; sólo habladurías que de nada valen, en unos de sus triunfos sobre el adoquinado, de llevar incorporado una pila eléctrica dentro de su cuadro junto al eje pedalier, para aumentar la potencia de su pedaleo; todo quedó en sensacionalismo, aunque hace pocas fechas sí se descubrió al revisar su bicicleta a una ciclista belga femenina en el Mundial de Ciclocross que estas pilas o baterías “eléctricas” existen… No dejo en el tintero al italiano Davide Rebellin, con su triple triunfo en el año 2014. Todo lo anterior, en cuanto a especialistas en pruebas de un día. Y como corredores completos estuvieron Fausto Coppi “il Campionissimo”, Fiorenzo Magni “il Terzo Uomo”; Eddy Merckx “el Canibal”; Felice Gimondi “il Bambino d´Oro”; Bernard Hinault “el Tejón”, entre otros. Casi todos los nombrados hasta ahora han vestido al menos una vez el maillot “arco iris” de Ruta, lo que demuestra que fueron ciclistas de primera fila. Y en cuanto a españoles que hayan vencido en alguna de estas Clásicas, figuran el recientemente desaparecido Miguel Poblet conocido por "el Bebé de Montcada" quien en la década de los años 50 consiguió repetir triunfo en la Milán – San Remo. Años después, tras la "era Indurain", el ciclismo hispano ha contado con vencedores como Alejandro Valverde "el Bala"; Joaquín "Purito" Rodríguez; Juan Antonio Flecha; Dani Moreno… y el mejor de todos, un cántabro de nombre Oscar Freire pues a su palmarés en Clásicas, añadió tres maillots "arco iris" en los Mundiales de Carretera de los años 1999; 2001 y 2004. No es sólo el español con más "arco iris" de carretera, sin que igualó en este palmarés a míticos e inolvidables ciclistas cono fueron el italiano Alfredo Binda "il primo Campionisasimo" (1927, 1931 y 32); el belga Rik Van Steenbergen "Rik I" (1949, 1956 y 1957) y otro belga, Eddy Merckx "el Caníbal" (1967, 1971 y 1974).

Desafortunadamente, salvo la San Remo y la Roubaix, el resto apenas se han visto por la pequeña pantalla en nuestro país, aunque desde hace unos pocos años va aumentando su emisión televisiva, sin duda debido a que comienzan a verse triunfos españoles.    

Por hoy, vale ya con las Clásicas. Estoy preparando otro artículo sobre la historia del Giro de Italia, la "Corsa Rosa" que apareció en 1909 y que se celebra desde entonces en el mes de Mayo. También tiene entre sus vencedores a Miguel Indurain y a Alberto Contador. No se lo pierdan.

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6 COMENTARIOS

  1. ¡¡OTRA MAGISTRAL LECCION DE CILISMO DEL Sr DIEZ!!
    Buen articulo y muy documentado,que seguro nos gustará a todos los aficionados al deporte del PEDAL.
    Amigo VICENTE , notamos la falta de tus interesantes articulos sobre los Deportistas Noveldenses, en NOVELDA DIGITAL. Un saludo.

  2. Me ha gustado much, al recordar los nombres de ciclistas que leí y admiré en su día. Hace falta estar muy bien informado para hacer estos escritos. Vicente, vales mucho. Sigue adelante.

  3. Gracias a todos por vuestras opiniones y ánimos. Confío en que os gustará el próximo escrito sobre lel Giro de Italia

  4. Buenos recuerdos me trae leer esto. Yo vi en una ocasión en persona una de estas carreras en Bélgica y ver la polvareda que se levantaba al paso de los ciclistas y de los coches y motos, era impresionante por las muchas personas que estábamos mirando.

  5. Se aprende leyendo estas historias pasadas. Me gusta saber como eran entonces los corredores.

Los comentarios están cerrados.

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