Art. de opinión de Vicente Díez

RENACE EL CICLISMO ITALIANO EN EL TOUR DE FRANCIA

A falta de dos etapas para llegar a París, sólo un grave accidente inesperado (al que están expuestos todos los corredores, desde el primero al último) e indeseado, podría impedir que Vincenzo Nibali aportase al país de la bota el triunfo final en el Tour de Francia 2014 y que sería el décimo en la historia del país transalpino. Otra posibilidad de que no se le diese como vencedor, sería que fuese posteriormente declarado su triunfo como ilegal, como ha venido desgraciadamente sucediendo desde Armstrong hasta su compatriota Landys, desde 1999 hasta 2006, ambos años inclusive. Pero siempre opiné que estas situaciones son bombas retardadas de relojería para el deporte del pedal y sólo aportan desprestigio  para los ciclistas y desánimo para los patrocinadores, por lo que cruzo los dedos para que esto no suceda.

Bien, pues permítanme que les relate anécdotas de los nueve triunfos italianos anteriores en el Tour:

-) Otavio Bottecchia inició la racha con dos triunfos consecutivos: 1924 y 25. Emigró de niño con sus padres a Francia y demostró sus cualidades, pues se hizo profesional en el histórico equipo Peugeot, para ayudar a su jefe de filas, el francés Henri Pelissier, vencedor en 1923. Al año siguiente, debido a su fuerte carácter y enfrentamientos con Henri Desgranges, director del Tour, Pelissier abandonó y le siguieron su hermano Francis y otros dos gregarios. Por su parte, Bottecchia continuó en carrera y libre de servilismos, aportó las dos primeros “maglias giallas” para Italia, país al que no obstante apenas acudió a correr. Otra anécdota es que su segundo Tour (1925) fue de la época en que los automóviles comenzaban a seguir e incluso poder adelantar a los buenos escaladores de la época por aquellas cuestas polvorientas y de tierra sin asfaltar. En los años anteriores, un automóvil necesitaba hacer varias paradas para “mantear” el motor y añadirle agua al depósito de refrigeración, pues echaba humo como las cafeteras y necesitaba tanta agua como gasolina para ascender. E incluso siguió la normativa hasta 1929, en que el ciclista llevaba sujeta al manillar una especie de cartera colegial, en la que portaba todo lo que pudiese necesitar, pues el reglamento de la época prohibía que nadie ayudase manualmente al corredor ante cualquier clase de avería o percance. También en aquella década de los años 20 seguía la bici del profesional sin cambios; el de plato no se vería hasta la edición de 1947 y el de piñón no se permitió hasta 1930. Previamente, el piñón tenía tres coronas y el ciclista ponía pie a tierra y con sus dedos, colocaba la cadena en la corona adecuada. Desde 1903, año inicial hasta 1929, el Tour se disputó por equipos de marcas comerciales, como en la actualidad. Y los corredores modestos de entonces o sin equipo de entonces, invitados por la organización, participaban a título individual en la categoría de “isolé”  Posteriormente a sus dos Tours y ya famoso, Bottecchia se trasladó a su país natal. Entrenando, un día paró junto a un viñedo y cogió un racimo de uvas. Le vio el agricultor y le lanzó una piedra para ahuyentarle, pero impactó en la sien y Otavio cayó sin vida. Supongo que el agresor desaparecería del lugar y en las averiguaciones posteriores no pudieron implicarle, por lo que el caso quedó impune. He leído que el agricultor, muchos años después, estaba ya agonizando y confesó su versión a los que le rodeaban y se supo entonces la verdad de los hechos previos.

-) Gino Bartali, “el Monje Volador” venció en tres Giros de Italia y fue el primer transalpino en conseguir ambas pruebas y en el caso de la de Francia, por partida doble (1938 y 48). Tenía la nariz plana, “de boxeador” y su apodo se debía a su devoción religiosa. A los 24 años consiguió su primer Tour y la II Guerra Mundial puso, como a otros muchos, un alto en su carrera deportiva. En el Giro de 1940, debutó Fausto Coppi como uno de sus gregarios, pero aquel joven novato había nacido para figura y arrebató el protagonismo a su jefe de filas, al vencer en el Giro. Desde entonces, fueron amigos y sobre todo, rivales. Volviendo a Bartali, el ambiente pre bélico aconsejó en 1939 la no participación de la selección italiana así como tampoco la germana. El Tour se disputó por selecciones nacionales y regionales desde el año 1930 hasta 1961. La “Grande Boucle” francesa se reanudó e 1947 y Bartali fue siempre de la partida. Como ya se dijo, repitió victoria en el Tour 1948, siendo el único incluso hasta hoy, en haber vencido diez años después. Pero no consiguió el “doblete” Giro – Tour en un mismo año. En el año 1949 colaboró con su compatriota Coppi para la extraordinaria victoria de su antiguo equipier y en el año 1950, sin Coppi, él era el jefe de filas de los “azzurri”. Sufrió la agresión física de algunos espectadores exaltados, quienes formaban un estrecho pasillo en una subida, pues disputaba los puntos de la Montaña al francés Jean Robic, alias “Tête de cuir”, (Cabeza de Cuero). Los ánimos estaban aún algo caldeados porque Italia se alió con Alemania en la reciente guerra. Bartali abandonó junto al resto de su selección, lo que originó un escándalo deportivo, del que Francia, al ser el país organizador, tuvo las de perder. Aún corrió el Tour hasta cumplir los 40 años (1954), coincidiendo en aquella edición con el debutante español, Bahamontes. También conoció Bartali en años anteriores al oriolano Bernardo Ruiz, “el Pipa”, así como a toda una pléyade de ases de la época, incluido el madrileño Julián Berrendero, alias “le Noireaud” (el Moreno), en la década de los años 30. De Gino Bartali se escribió en su biografía que ayudó al algunos judíos para que escaparan del régimen fascista y para ello, entrenando portaba escondidos en el tubo vertical de su bici, algunos documentos falsificados, que hacía llegar al escondrijo de los fugitivos. También sé que, tras dejar la bici para siempre, invirtió dinero en una empresa embotelladora de agua mineral, negocio que con el tiempo quebró. Y así fueron pasando los años y se le vio entregando trofeos en los Giros posteriores, hasta más allá de sus 80 años. Nació en 1914 y tendría ahora 100 años. Su rivalidad con Coppi hizo que los “tifossi” se escindieran en dos bandos, según sus ideologías políticas. Bartali era “de derechas” y Coppi se inclinaba por “los de izquierdas”.

-) Fausto  Coppi, alias “il Campionissimo” fue de otra galaxia. Pronto se hizo evidente que “campione” era poco adjetivo para él. Su palmarés fue tan amplio y diverso que, en mi modesta opinión, no lo superaron ciclistas históricos posteriores, como Anquetil, Hinault o Indurain. Nació en 1919 y ya comenté que antes de los 21 años, venció en el primero de los cinco Giros que consiguió. Tras aquella maglia rosa inicial, se hizo inevitable el enfrentamiento deportivo con su amigo Gino Bartali y “el Monje Volador” siguió en el equipo Legnano; por su parte, Coppi ingresó en el equipo Bianchi. Ya se había involucrado Italia en el II Guerra Mundal, cuando en 1942, mientras la aviación inglesa bombardeaba a los barcos italianos en el puerto de Génova, simultáneamente Coppi estaba en Milán, consiguiendo superar el Record Mundial de la Hora en Pista, en el velódromo Vigorelli, llegando a cerca de los 46 kms. recorridos. Se acabó en este Record la era anterior (la de “los pistards”, desde 1893) y dio comienzo la de “los routiers”  que duró hasta 1984, cuando otro italiano, Francesco Mosser, comenzó con la era de la aerodinámica. Volviendo a Coppi, tras su Record de la Hora fue movilizado y cambió el maillot y la bici por el uniforme y las armas. También lo fue Bartali y ambos, junto a otros muchos italianos, fueron prisioneros de los ingleses en la zona del desierto de Libia, enfrentados los mariscales Montgomery y Rommel.

Tras el armisticio, volvieron al ciclismo profesional. El Giro se reanudó en 1946 y el Tour en 1947. Por lo que respecta a España, en aquellos años de postguerra y racionamientos, la Vuelta iba tomando auge, pero estaba muy por detrás de las anteriores en historia, premios o participantes. Entre los vencedores de la Vuelta en aquella década, figuraron Julián Berrendero en dos ediciones. Y con un triunfo cada uno, el gallego Delio Rodríguez; el guipuzcoano Dalmacio Langarica; el oriolano Bernardo Ruiz y  Emilio Rodríguez, hermano de Delio. Aprovecho esta ocasión para enviar un abrazo al cielo, dirigido a mi maestro y amigo, el noveldense Luis Navarro Amorós, quien participó en dos Vueltas a España; en 1950 venció incluso en una etapa y también participó en la de 1957. Luis, echo de menos tu incansable energía para luchar por el ciclismo de base.

De nuevo con Fausto Coppi, “il Campionissimo” ya tenía tres Giros en su palmarés cuando en 1949 consiguió algo impensable hasta entonces. Era inconcebible  que tras el agotador final de una “grande”, alguien soñase con vencer en otra similar en el mismo año. Pues bien, Coppi fue el primero en conseguir “doblete” Giro – Tour, hazaña que repitió en 1952. Ya no quedaba duda de quién era el patrón del ciclismo mundial de su época, en la que coincidió con extraordinarios corredores, como sus compatriotas Bartali y Magni; los suizos Kubler y Koblet; los belgas Ockers y Van Steembergen; los franceses Geminiani y Bobet y los mencionados hispanos, Langarica y Ruiz. Amplió su palmarés Coppi con varias Clásicas, pruebas de un día, pero de la máxima categoría como la Milán – San Remo; el Giro de Lombardía o la París – Roubaix, entre otras. En el año 1953 puso la guinda a su palmarés, al vencer en el Campeonato Mundial de Fondo en Carretera celebrado en Lugano. Entonces no había “pinganillos” y a veces, se desconocía si iba alguien destacado. Tras un acelerón, fue distanciándose más y más del resto, hasta llegar a la meta. Varios minutos después, llegó el pelotón   y el sprint masivo fue para el francés Marcel Diot, quien tras la línea de llegada, saltaba de alegría gritando “¡Soy campeón del mundo!”. Cuando le bajaron de su errónea nube, Diot afirmó: “¿Coppi?.Ah, no; ese corre fuera de concurso”. Para el galo fue la medalla de plata y por su parte, Coppi subió a lo alto del podio con el maillot “arco iris” y la medalla de oro.

Aquel final de la temporada 1953 fue el techo de su carrera deportiva, iniciándose a a continuación su declive. De su vida personal, decir que se casó con Bruna y tuvieron a Marina, a la que adoraba. Siguió corriendo gracias a su fama hasta finales de 1959. Pocos años antes, tuvo un romance con otra italiana, Giulia Ochini “la Dama Bianca” con la que tuvo un hijo, Faustino Ángelo, quien era el vivo retrato de su padre, con la nariz aguileña. Aquello fue un escándalo en la Italia de los años 50, cuando aún no existía el divorcio. Y fueron pasando los años en que iba a menos deportivamente. Como en cualquier otro país y época, la prensa sensacionalista quiso “fabricar al nuovo Coppi” y señalaron a dos jóvenes con grandes cualidades, Nencini y Badini; pero sinceramente, sumado el palmarés de ambos alumnos, apenas llegarían a la mitad que el aportado por el maestro. En el año 1959, cercano a la cuarentena, vino a correr la Vuelta Ciclista a España y la verdad es que pasó sin pena ni gloria, aunque era perseguido por periodistas y aficionados. Acabada la temporada, se fue de cacería a África junto a otros ciclistas famosos y allí contrajo la fiebre palúdica al comer carne de serpiente. También enfermó el francés Raphael Geminiani, pero regresó de inmediato a Francia y logró curarse posteriormente. Por su parte, Coppi no le dio importancia y cuando era evidente la gravedad, trasladado a Italia estaba agonizando al llamar a su hija Marina, a la que alegaba que no veía, a pesar de tener los ojos desorbitados. El 2 de Enero de 1960 falleció el hasta entonces, mejor ciclista de la historia. Dieciseis años después (1976), el belga Eddy Merckx superó en palmarés a Coppi, pero el bruselés no tuvo el inconveniente de una guerra.

-) Y a continuación vienen cuatro italianos de un solo Tour en su palmarés. Aquel mismo año de 1960, el mencionado Gastone Nencini, alias “il Leone de Mugello” consiguió sumar el triunfo en el Tour al que consiguió en el Giro 1957. Fue un ciclista bastante completo y tenía una habilidad extraordinaria en las bajadas, donde en las curvas apenas acariciaba la maneta del freno  y se inclinaba lo justo para no derrapar en los barrancos. Era el líder y el segundo de la general, el francés Roger Rivière, alias “el Vendaval de Saint Etienne” intentó alcanzar a Nencini en la bajada del col del Perjuret, algo muy difícil. Rivière se despeñó por un barranco lesionándose definitivamente la espina dorsal y aquel día, acabó su carrera deportiva. Tras la hospitalización, se hizo consumidor de drogas, siendo poco poco ignorado y abandonado por todos los que le adoraron y pidieron goras, bidones o fotografías. Incluso su esposa no pudo soportarle más y un día, apareció muerto por sobredosis, abandonado en un solar. Nencini de pena, por el accidente de su rival, se negó a portar el maillot amarillo durante un día, pero la organización le convenció de que al Tour le representa el líder y llegó a París con el maillot amarillo, el mejor triunfo de su carrera. Poco después, se integró en su equipo comercial, el GS Faema, un joven valenciano, Angelino Soler, vencedor de la Vuelta a España 1961.

-) Felice Gimondi, alias “il Bambino d´oro” fue otra estrella del ciclismo italiano. Con 22 años (1964) venció en el Tour del Porvenir, prueba reservada a amateurs de mucho perfil y futuro. Al año siguiente venció en el Tour grande, relegando una vez más, al eterno segundón, el francés Raymond Poulidor. Felice tenía entonces 23 años y hubo comparaciones con Jacques Anquetil, el astro francés, quien a la misma edad debutó venciendo en la ronda gala,  algo que el francés repetiría otras 4 veces. Gimondi por su parte, consiguió tres Giros; la Vuelta (1968); algunas Clásicas; el Campeonato Nacional; otras pruebas de menor rango y el “arco iris” en el circuito de Montjuich (1973). Allí le acompañaron en el podio el belga F. Maertens y el desaparecido Luis Ocaña. Por su parte, Eddy Merckx acabó cuarto. Los mejores éxitos de Gimondi los hizo vistiendo la elástica del Salvarani y acabó su carrera en el equipo Bianchi hacia 1977.

-) Treinta y tres años hubo de esperar Italia, hasta 1998, para ver a otro italiano de amarillo en París. El vencedor fue Marco Pantani, alias “el Pirata”, por su costumbre de correr con un pañuelo sujeto en la cabeza, similar a las mujeres árabes. Ya había vencido anteriormente en un Giro, pero aquel Tour de 1998 fue el del escándalo del “caso Festina”, en el que se descubrió y se demostró el uso de estupefacientes por parte del equipo Festina, hispanofrancés. Aquello se asemejó a una película de miedo y de violencia injustificada: expulsiones; abandonos masivos de equipos completos; detenciones y encierros en Comisaría y para resumirlo, se dio una histórica metedura de pata por parte de la ministra gala del Deporte, al pasarse mucho de la raya en sus atribuciones. Los únicos en pedir que hubiera calma y se continuase la carrera eran la organización y los miembros del equipo Carrera, el de Pantani, que acabó de líder en París, con el menor número de ciclistas desde hacía varias décadas. Pero algo hubo de cierto en lo de que “todo ciclista profesional recibe ciertas… llamémosle ayudas suplementarias, en forma de medicamentos; léase dooping”. Y que nadie se escandalice hipócritamente, pues en TODOS los deportes y en otras muchas actividades de la vida real, se recurre a las trampas. Pocos años después, y siendo líder del Giro a falta de pocos días para llegar a la meta final en Milán, Pantani fue “invitado a abandonar”, ante la amenaza de la organización de acusarle de “usar el porrón”, como se dice en el argot ciclista, sospechoso de haberse metido algo raro en el cuerpo, por sus prestaciones. Aquello le desmoralizó hasta el punto que acabó posteriormente ingresado para su rehabilitación en un Sanatorio, donde falleció poco después. Por aquel entonces, falleció también de manera similar el español José María Jiménez, alias “el Chaba”.

-) Y por fin, llega este año actual, 2014, con 111 años de historia y 101 ediciones del Tour de Francia. De salida, había dos grandes favoritos y se vaticinaba un mano a mano entre el británico Chris Froome, vencedor en 2013 y el español Alberto Contador; si bien, ambos abandonaron por caídas trascendentales. Algo más atrás en posibilidades y en palmarés se colocaba al murciano Alejandro Valverde y al siciliano Vincenzo Nibali, “el Tiburón de Messina”, quien libre de rivales de primera categoría, ha demostrado ser el justo vencedor, ya que enseñó el dorsal a sus colegas en cuatro etapas de este Tour y Nibali no es un “don Nadie” en el pelotón, pues además completará su colección de las “tres Grandes”, así como ser este año campeón nacional italiano.

-) Concluyo, relatando a los ciclistas que atesoran Vuelta, Giro y Tour (la triple corona) en su palmarés y por orden cronológico son seis: Anquetil, Gimondi, Merckx, Hinault, Contador y Nibali. Hubo otros ases que, por diversas causas, les faltó una de las tres en su palmarés, habiendo vencido una o más veces en cada una de las dos restantes. Sin la Vuelta a España se quedaron Koblet, Coppi, Gaul, Nencini, Fignon, Roche, Pantani e incluso Miguel Indurain. Sin el Giro acabaron sus carreras los españoles Luis Ocaña y Perico Delgado, así como el francés Roger Pingeon o el holandés Jan Janssens, entre otros que consiguieron vencer tanto en Francia como en España. Y sin el Tour, pero sí con la Vuelta y el Giro se quedó el italiano Giovanni Battaglin.

Por su parte, hubo ciclistas que repitieron el triunfo varias veces en su país, pero “dieron en hueso” allende sus fronteras, como fueron los casos del italiano Alfredo Binda con cinco Giros; otro italiano Fiorenzo Magni, “el León de Flandes” con tres Giros; el francés Louison Boibet con tres Tours consecutivos y el español Roberto Heras, con tres Vueltas.

No obstante, Italia aún no nos ha alcanzado en número de triunfos finales en el Tour, en el que Francia lo consiguió en 36 ocasiones; Bélgica es la segunda, con 19; el tercer puesto para España, con una docena, que podrían ser 13, sin la injusta descalificación de 2010 a Contador, pero esto es otro tema. E Italia se queda con diez maillots amarillos, tras la meta final en París. Y punto final por hoy. Hasta pronto; en que comenzará la Vuelta Ciclista a España, que este año no transita por nuestra Comunidad Valenciana.    

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4 COMENTARIOS

  1. FELICIDADES UNA VEZ MAS VICENTE POR TUS EXCELENTES ESCRITOS DEPORTIVOS Y EN EL CASO ACTUAL POR TU EXPERIENCIA Y SABIDURIA EN EL MUNDO DEL PEDAL.

  2. Contigo, Vicente,. me entero de más detalles del ciclismo que con los reportajes de los periodistas profesionales. Sigue así.

  3. Gracias a los que aportáis vuestras opiniones. De todos se aprende algo. No me ha fallado, como siempre, mi entrañable amigo Felipe Giner y especialmente agradezco la deferencia a Luis Mª Vieito. Lo de escribir un libro sobre el ciclismo local… pues no sé, por ahora no me lo he propuesto. Pero sí es posible que escriba un largo artículo sobre la historia del ciclismo local. De hecho, se publicó en su día en la sección de «Deportistas noveldenses» las biografías de varios ciclistas actuales (caso de Julio Alberto Amores, en dos artículos); o de ciclistas ya retirados (son numerosos; como Miguel Ángel Toledo; su tío Manuel Tiledo; «el Pecas» tanto al padre como al hijo); al ex ciclistas y hoy quiromasajista de profesionales Juan Carlos Escámez en dos artículos; otro ciclista fue Miguel Lucas Gómez; otro sobre la Escuela de Ciclismo local con sus alumnos de futuro … Creo que ya sería repetir lo mencionado. Quizá podría ser sobre la historia del Club Ciclista Noveldense, el decano no sólo en esta ciudad sino de los pioneros a nivel provincial, donde es el tercero en antigüedad, de los casi noventa que existen hoy. En fin, que es un proyecto que algún día retomaré y posiblemente, me decida a escribirlo, pero su historia es algo conocida y no tan famosa como la de los que he nombrado en el artículo de hoy, todos ellos vencedores del Tour. Paciencia, que todo llegará- Y gracias de nuevo a todos, comentaristas y lectores en general.

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