EL PSOE QUE QUEREMOS Y PODEMOS
Somos muchos los socialistas que pensamos que son tiempos de hacerse muchas preguntas, cuyas respuestas sirvan para construir un futuro mejor para todos y todas. Somos muchos los socialistas que pensamos que el socialismo obrero tiene mucho que decir y que la realidad de hoy sigue enfrentando dos formas de ver el mundo: la izquierda donde lo público debe ser el centro de los derechos y prestaciones ciudadanas; o la derecha, donde el mercado y el capital determinan el futuro de las personas.
El PSOE continuará en la lucha por los trabajadores y por los empresarios que respetan las reglas de juego, defenderá un modelo de justicia social, de equilibrio donde lo público sea lo predominante, sin lastrar la iniciativa y el impulso de la capacidad individual de cada uno de los ciudadanos. Porque los ciudadanos son el objetivo de nuestras políticas, frente a los que pretenden convertirnos en clientes.
Pero para ello, entendemos necesario un PSOE unido, actualizado y capacitado para responder a los retos de nuestro tiempo. Un partido que no se limite a análisis simples de posibilidades de gobierno en cábalas y cálculos sin sentido, tras unas últimas elecciones definidas con acierto por Elena Valenciano: han sido un desastre para todos, sin paliativos, puesto que los socialistas perdimos apoyo y fuerza. No nos vamos a engañar con análisis de futuras alianzas ni en el País Valenciano ni en ninguna ciudad. Porque debemos partir desde hoy de una situación de humildad con el conjunto de fuerzas políticas nuevas o viejas y, sin renunciar a capitanear la izquierda, alcanzar el poder para contribuir al bien común.
La marcha del compañero Alfredo abre un horizonte a los socialistas. No todo es culpa ni responsabilidad de Rubalcaba, pero sí es cierto que concitaba una imagen en la sociedad de ‘déjà vu’ con efectos negativos electoralmente. El PSOE debe adecuar sus cuadros y responsables a los tiempos que tocan, debe modernizar su estructura y abrir su discurso de manera que, sin engañar ni prometer paraísos en la tierra, se atienda a los problemas del día a día de millones de españoles. Podemos empezar por el congreso o las primarias, me es indiferente, sólo pido que sea lo que sea se dé la voz y la palabra a los ciudadanos y a los militantes que luchan por este país, esta sociedad y este partido a cambio de nada y dando mucho día a día. En respuesta a ese ciudadano socialista, que no es casta de nada, los que tenemos una responsabilidad ante ellos como cargo orgánico debemos entender que la única manera de abrirse en canal, de no cerrarse en acuerdos de saloncitos, es cumplir con una idea siempre reivindicada y que pocos partidos comparten. Si fuimos los primeros en abrirnos a las primarias, deberíamos ser valientes para hacer cumplir la máxima que defendimos algunos en el último congreso: ‘un militante un voto’. Es esencial para evitar que se nos acuse de sectarismo, es esencial para romper tendencias de aparatos, es vital para recuperar la credibilidad de miles de socialistas perplejos que, aunque votaran el pasado domingo a otros partidos, están esperando que les demos excusas concretas para volver a su origen socialista.
Pero no sólo los cambios de estructuras serán suficientes para cambiar el destino del PSOE. Algunos entendemos básico recuperar el sentido de las siglas de nuestro partido. Las dos palabras ‘Socialista Obrero’ reúnen en sí misma lo que somos y lo que hemos hecho. Una apuesta que incluye a los trabajadores en un Estado del Bienestar como esencia de nuestra acción política; pero también a los empresarios y autónomos que cumplen las reglas con sus empleados, cumple sus obligaciones fiscales y sociales y, además, se juega su patrimonio y su ingenio. Obrero del s. XXI incluye a un trabajador por cuenta ajena como a un empresario, también a un estudiante, un pensionista, una mujer, un hombre, a todo ciudadano. Muchos hemos soñado con un PSOE al lado de la gente, un PSOE de gente, ese es el PSOE que queremos y que podemos.
Totalmente de acuerdo con el fondo y forma de tu artículo. El único «pero» es que me pareció observar en la actuación y discurso de Elena Valenciano, aires «populistas».