Art. de opinión de Vicente Díez

UNA NUEVA OLA DE CICLISTAS

El año anterior (2012) me llamó la atención que el británico Bradley Wiggins venciese en el Tour de Francia, algo que se ha repetido en el actual (2013) con otro compatriota, Christopher Froome, incluso más completo que el anterior.

Como ya dije en su día, Gran Bretaña no destacó por sus ciclistas de carretera, pues su idea del ciclismo se limitaba al de pista en profesionales y a alguna que otra carrera amateur en ruta. Asimismo, es un país donde las bicicletas circulan entre los vehículos en ciudades como Londres, debido a sus muchos carriles bici.

Pero al confirmarse en este año que no ya sólo los británicos, sino otros angloparlantes; véase el caso del australiano Evans, vencedor del Tour en 2011; o del norteamericano Greg Lemond, triple vencedor en 1986, 89 y 90, han añadido el idioma inglés al ciclismo. Aparte dejo al recordman de los tramposos, Lance Armstrong, cuyo sietes Tours consecutivos (1999 a 20005) han quedado borrados en cuanto a vencedores, causando un grave desprestigio.

Me vino a la memoria, repasando la historia de esta excelsa carrera cual es el Tour de Francia, que un país como Bélgica, el segundo en cuanto a número de vencedores finales, con 18 ediciones y cuyo primer triunfador fue Octave Lapize (1912), justo cien años antes que el británico Wiggins. Al año siguiente (1913) lo consiguió otro belga, Philippe Thys, el primer triple vencedor del Tour, quien repitió lo de dar la vuelta de honor los años 1914 y 20.

Desde aquel año 1912 hasta la interrupción (1939) por la II Guerra Mundial, Bélgica consiguió el primer puesto en muchas ediciones, aumentando en los años 70, con el quíntuple vencedor Eddy Merckx y por último, Lucien Van Impe en 1976. Por lógica, el primer puesto por naciones lo retiene Francia, pues sus corredores fueron mayoritarios en las diversas ediciones y vencieron en 36 Tours, desde el primero, Maurice Garin (1903) hasta el último, Bernard Hinault (1985), otro quíntuple vencedor. Por nuestra parte, el tercer puesto nos corresponde al haberlo conseguido en 12 ediciones, desde Bahamontes (1959) hasta Contador (2009). El Tour de 2010 vio a Contador en lo más alto del podio en Paris, pero posteriormente, una injusta sanción debida a un análisis fuera de lugar (¿recuerdan lo del filete de ternera que se comió?) le privó de este triundo, así como el del Giro de Italia en aquel año 2010. Si bien, hay que admitir que las decisiones de la UCI sientan cátedra y ya no se puede reclamar. Pero el caso contario nos sucedió en 2006 cuando anularon el triunfo del norteamericano Floyd Landis y se lo adjudicaron al gallego Oscar Pereiro.

El ciclismo de entonces era totalmente distinto al actual en muchos aspectos; el primero, fue el sistema de calcular la clasificación general. No se hacía por suma de tiempos, como ahora, sino que al llegar el vencedor de una etapa a la meta, le adjudicaban cero puntos y al resto de corredores, le cargaban un punto por cada cinco minutos de retraso. Si se llegaba media hora después, equivalía a seis puntos. Y a veces, he leído que los últimos de las etapas arribaban con tres o cuatro horas de retraso. Es evidente que no se aplicaba lo del cierre de control. Pero Henri Desgrange, primer director del Tour, no vio avance alguno con este sistema que se aplicó entre los años 1905 al 1912. En el año 1913 se volvió a la suma de tiempos, y así sigue hoy.

No obstante, en un detalle casi no ha habido novedad y es que aquellos pioneros del pedal corrían en equipos comerciales, como hoy, gracias mayoritariamente a conjuntos patrocinados por las marcas francesas de bicicletas, como Alcyon, Automoto, La Francaise, Peugeot, Mercier… Aunque eran pocos los privilegiados que vivían de su sueldo o ficha, pues la mayoría sólo tenía acceso a los posibles premios en metálico y no tenían un sueldo habitual. Si era así para los “profesionales”, imaginemos qué es lo que percibirían los que salían en el Tour sin equipo, en la categoría de “tourista-routier” o “isolé”. Estos “isolés” fueron similares a lo que había en España en los años 60, los “independientes”, ciclistas que rebasaban los 25 años y no habían sido fichados por un equipo profesional. Entonces los buenos equipos hispanos eran: Faema, Kas, Ferrys, Licor 43…

Aquellos “isolés” participaron en el Tour hasta el año 1939 y en la reanudación (1947) se inscribieron selecciones nacionales, que ya lo hacían desde 1930 y selecciones regionales galas, para dar acogida a corredores más modestos y en la actualidad, se opera casi igual, pues cada una de las tres grandes vueltas, invita a los equipos comerciales modestos de su país, para que se les vea en la pequeña pantalla a nivel internacional. Y con las selecciones se llegó hasta el año 1961. Los equipos comerciales venían presionando para rentabilizar su inversión y consiguieron que desde el año 1962, el Tour volviese a los equipos comerciales, con la interrupción de los años 1967 y 68, en que se volvió a las selecciones.

Volviendo a “aquellos tiempos del cuplé”, otra diferencia con la actualidad era que los 15 a 20 primeros clasificados en cada etapa recibían sustanciosos premios en metálico. A partir de ahí, se les asignaba una cantidad o dieta de 10 francos hasta el 40º clasificado y de 5 francos hasta el 50º. Para los posteriores, ni un céntimo y se dieron casos en que estos desafortunados tuvieron que aguzar el ingenio; uno hacía piruetas y malabarismos sobre una silla cerca de la meta, mientras otro colega pedía “la volonté”, mientras contaba batallitas de la carrera a los espectadores, para poder pagarse la pensión hasta la próxima jornada de carrera. Por supuesto, todos los corredores sin excepción habían de lavarse la vestimenta y arreglar los pinchazos, además de reparar su bici con sus propias manos. Supongo que aprenderían a zurcirse las prendas, si llegaban con un agujero debido a caída.

Las etapas eran muchos más largas que las actuales; de hecho, los dos primeros Tours (1903 y 4) fueron idénticos en recorrido y kilometraje: 2.425 kms. en seis etapas, dan un promedio superior a los 404 kms./jornada. Hacia el año 1920 había 14 ó 15 etapas y unos 4.500 kms. Hoy se disputan 21 etapas y alrededor de 3.600 kms. por lo que el promedio diario llega a los 171 kms. Ya es raro ver hoy etapas que superen los 270 kms.

El cambio de piñón no se autorizó hasta 1937 y anteriormente, la rueda trasera tenía tres coronas con 24, 20 y 16 dientes y un solo plato. Junto a la caja pedalier había una palanca vertical de la que salía una varilla con una ruedecita al final, para la cadena, que quedaba tensada adecuadamente según la corona elegida. Por supuesto, para cambiar de corona, el corredor se bajaba de la bici. Y en cuanto al posterior cambio de plato, consistía en una palanca en la barra vertical del cuadro junto al doble plato que se movía adelante o atrás para colocar la cadena sobre cada uno de los dos platos; por tanto, a pesar de que ambas palancas estaban a la derecha, el corredor cambiaba sin bajar de la bici. Esta segunda palanca estuvo vigente hasta 1955 y pasó a instalarse en el cuadro, como la del cambio de piñón; algo que todos hemos conocido hasta hace unos años en que los cambios están integrados junto a las palancas de los frenos.

Aquellos forzados iniciales de la ruta portaban encima tantos tubulares como pudiesen, ya sea enrollados a la espalda; recogidos tras el sillín; dentro del portabidón e incluso, atados al manillar. Hoy nos parecerá cómica esta situación, pero téngase presente que el reglamento de la época prohibía que nadie, salvo el propio ciclista, tocase la bicicleta en caso de avería y un juez árbitro se quedaba junto al corredor para comprobar que nadie le ayudase. Tenía dos opciones, abandonar o arreglar la avería y reemprender la ruta.

Al reanudarse el Tour tras la I Guerra Mundial (1919), se le sugirió a monsieur Desgrange que identificase al líder para que el público y los fotógrafos supiesen quién iba primero en la general. Y decidió vestirle con un maillot amarillo, debido a que este era el color de las hojas del periódico deportivo organizador, L´Auto. Desde entonces, otras muchas carreras por etapas en todo el mundo han copiado este color para sus líderes.

Los belgas de aquellos años no sólo dominaban en las Clásicas y en las pistas, sino que tuvieron muchos ciclistas completos que vencieron en la “Grand Boucle”. Ya nombré a Defrayé (1912) y a Thys (1913, 14 y 20); también lo consiguieron Firmin Lambot (1919 y 22); Leon Scieur (1921); Lucien Buysse (1926, el Tour más largo de la historia con más de 5.000 kms.); Maurice Dewaele (1929); Romais Maes (1935) y Silvere Maes (1936 y 39). Hubieron de esperar 30 años hasta que el semidios Eddy Merckx consiguiese cinco triunfos (1969, 70, 71, 72 y 74) y el último por ahora, Lucien Van Impe (1976). A propósito de Van Impe, este pequeño flamenco igualó a Bahamontes, pues además del maillot amarillo acabó seis veces como rey de la montaña. Incluso en nuestra Vuelta Ciclista a España, sus dos primeras ediciones (1935 y36) vieron el triunfo del belga Gustav Deloor, además de otros compatriotas, posteriormente.

Por tanto, ¿por qué no podría repetirse ahora lo de que un país se encarame de repente al ranking de potencia ciclista? Bélgica lo hizo entonces y tengo la impresión que británicos, australianos y estadounidenses están recogiendo el fruto de su preparación en las pistas durante muchos años y ya dije en su día que de la pista han salido magníficos ciclistas para la carretera, como rodadores, sprinters, contrarrelojistas… lo único que no se practica en el velódromo es la escalada.

Quizá por ese pulso es por lo que están ganando los angloparlantes y vemos que el calendario ciclista en la vieja Europa está cambiando, debido a que en estos nuevos países hay cantidad y calidad, tanto en corredores como en organizaciones, lo cual lleva a un aumento del interés del público espectador y de los patrocinadores, que descubren una nueva modalidad de publicitar sus industrias.

Concluyo con otra comparación de la mecánica de aquellas bicis arcaicas, que hoy se conservan en algún museo de organizaciones como el Tour. Con respecto a las actuales, a pesar de lo que parezca a primera vista, yo no las veo tan mal, pues entonces cada corredor participaba con el material de aquella época, casi idéntico para todos. Qué duda cabe que el material actual es mejor, más ligero de peso, más aerodinámico… pero hoy todos salen con bicis similares entre las de esta época. Y ni aquellas bicis podrían seguir a las de hoy en las actuales carreteras o autopistas, ni las de hoy aguantarían aquellos caminos de tierra, baches y pedruscos. Se desintegrarían, sin duda.

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9 COMENTARIOS

  1. Amigo Vicente un muy buen articulo el tuyo, sobre este esforzado y gran deporte que es el ciclismo.

    Respecto a la desaparición de la Vuelta a la Comunidad Valenciana, agradecería que alguien me explicara los verdaderos motivos, de la también desaparición después de tantos años, de la carrera ciclista que se hacia en Novelda el día 22 de Julio. Un saludo.

  2. Interesante historia. Vicente, eres una enciclopedia del ciclismo. Me entero contigo de más cosas sobre el ciclismo que en los periódicos deportivos. Y también sigo tus biografías de deportistas, que espero reanudes pronto.

  3. Hacen falta más apoyos para el ciclismo, tanto en Novelda, como a nivel general. Un deporte tan popular y con tantos ciclistas por las carreteras debe recibir más apoyos de quien corresponda.
    Y de paso, a ver si el enorme número de clubes ciclistas que hay en Novelda sirve para algo pòsitivo, porque hasta hoy, se hacen la competencia para ver quien fastidia al otro y así no vamos a mejor.

  4. Ante la desaparición de la Vuelta a la Comunidad Valenciana, para profesionales. la Diputación de Valencia ha sacado adelante una Vuelta a aquella provincia, para amateurs (algo es algo, debido a la crisis).
    ¿No le parece a nuestra Diputación que el ciclsimo sería muy positivo para promocionar el turismo en nuestra parcela alicantina, con su provincia?

  5. los cilistas en aquellas epocas eran héroes nada más hay que ver las fotos y en la actualidad son super deportistas. Felicidades Vicente por el artículo

  6. Impactantes las fotos. Las que más me impresionan son las del malabarista de la silla, que lleva el pantalón roto y se le ve medio culo. Y la del que lleva la rueda descentrada sujeta a la espalda. Aquellos sí que eran más duros que el granito y aguantaban lo que les echasen, con tal de vivir del deporte.

  7. que fotos tan expresivas eso si era esforzarse para hacer deporte – mucho mérito – buen reportaje, me gusta

  8. Respuesta al n 6 (Fco. Penalva). En primer lugar, quiero agradecer a todos los que leeis mis escritos y más aún, a los que añadís algún comentario
    El motivo de la desaparición de la carrera ciclista de Sta Mª Magdalena, tradicionalmente celebrada el día 22 de Julio durante 62 años consecutivos (desde 1951 hasta 2012) y que quede claro que ni tengo obligación de meterme en un berengenal, dando explicaciones que otros (los organizadores o el propio Ayuntamiento) debieran dar, pero me consta que no van a asomar el hocico en este espinoso tema. Yo lo veo así:
    Hay dos formas de contestar a esto: la primera, o prudente, sería que «hay crisis» y hay bastante de cierto en esto, pues el Ayuntamiento, en primer lugar, ha dejado de aportar la donación habitual. Si a esto añadimos que los donantes, sin obligación a costear la carrera, cada vez son más inaccesinbles, nos podemos dar una idea de lo que supone esto. Aunque se haya bajado de categoría la carrera (de Aficionados a Juveniles) y de presupuesto, resulta muy, pero que muy difícil sacarla adelante.
    Y ahora vamos a la segunda versión, la polémica: El problema inicial que tiene esta ciudad es que existen varios clubes ciclistas y por tanto, son .rivales a la hora de organizar una carrera, sea la que sea. Yo viví una situación similar a esta en Pinoso, cuando estuve encuadrado en un equipo de Vetetranos y les dije a los presidentes de ambos clubes pinoseros que la solución salomónica era que se juntasen ellos dos y solucionasen sus diferencias. En caso de no hallar arreglo, la solución era la dimisión de ambos y elegir entre todos a un nuevo presidente, aunque se le cambiase el nombre al Club, para evitar que el más antiguo alegase haber vencio si conservaba su nombre.
    En Novelda la solución estriba en que se reúnan los presidentes de los Clubes que hay y que son estos: C.C. Noveldense, el más antiguo; la Unión Ciclista Novelda, el más numeroso; la Peña Atlético de Madrid, que también ha hecho carreras de Escuelas de Ciclismo y en su día existió la Escuela del CD Cucuch, creo que hoy ya no ejerce.
    Total, cuatro clubes ciclistas en una ciudad como Novelda. Quizá Madrid o Barcelona se lo puedan permitir, pero con 26.000 habitantes y no todos ciclistas, eso es una locura. Por otra parte, hay algún que otro interés creado y cruzado, pues dos de estos clubes están ubicados o se reúnen sus socios en tiendas / talleres de bicicletas.
    Por otra parte, cuando he hablado del tema con cada uno de ellos, todos le echan la culpa a los demás, pero repito que la solución estriba en que se reúnan todos ellos y acuerden que haya una sola organización como Club de Ciclismo, que agrupe a todas y cada una de las especialidades de la bici, como son la carretera, la montaña, el cicloturismo, la pista y las Escuelas de Ciclismo. Y lo mejor sería que se buscase un nuevo nombre a esta entidad hipotética.
    Pero me consta (y me juego el cuello en apuesta) a que no habrá fumata blanca.
    Por último, dejo aparte de esta «guerra» al quinto club de nuestra ciudad, Ciclos Boyer, pues se dedica especialmente al triatlón, con mucha mayor participación entre atletas, ciclistas y nadadores; además que el triatlón pertenece a otra Federación distinta al ciclismo.
    Confío, amigo Penalva, haber aclarado tus dudas y … a tu disposición.

  9. Gracias amigo Vicente me ha quedado muy claro. Y es una lastima por el bien del ciclismo que esto pase. Un saludo afectuoso.

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