Art. de opinión de Nayra Alenda, animadora sociocultural especializada en maternidad y crianza

SER MADRE: UN TALLER DE EXPERIMENTACIÓN CONSTANTE

Vas a ser madre, una criatura pequeña, indefensa, crece dentro de ti y tú, sin saber cómo, cada día la amas más.
Te sientes unida a ella y a pesar de no haberle visto la cara ni haber oído su voz sabes que, cuando la veas, te vas a enamorar perdidamente de ella y va a ser para siempre.
Un alubión de sentimientos, miedos, preguntas, te invaden. ¿Cómo será? ¿Sabré hacerlo? ¿Seré buena madre? ¿Y si pasa algo y no sé reaccionar? ¿Cómo sabré porqué llora? ¿Es bueno cogerle en brazos? ¿Puedo acunarlo para dormir?…

O quizá ya has sido madre y te ha pillado todo desprevenida. Nadie te había avisado de que iba a ser tan cansado, de que te ibas a sentir así, de que a veces te arrepientes un poquito en secreto de haber tenido este bebé, pensabas que dormir a un bebé era más sencillo, que podrías dejarlo sin partirte por dentro, que un bebé no te iba a cambiar tanto, quieres que todo el mundo deje de opinar, que te dejen disfrutar de esa dulce sensación de estar dentro de una burbuja, quieres que el mundo se pare por un instante y no tener que hacer nada… pero ya no eres la misma. El día que nació tu bebé naciste tú como madre. Con toda tu historia, con todo tu maternaje, con todos tus miedos, con todas tus virtudes, con todo lo andado… y es muy difícil lidiar sola con eso a la vez que crías a un bebé.
Hay un dicho que dice que para criar a un niño hace falta una tribu entera. Y vosotros sois sólo dos, quizá una, con suerte puedes contar con los abuelos, con las tías o a lo mejor con una amiga. Pero cuando se cierran las puertas de casa por la noche estáis vosotros solos y os miráis el uno al otro y las dudas os asaltan… ¡tenéis tantas preguntas!

La sociedad y los medios de comunicación nos venden una imagen de la maternidad falsa. Por todos lados vemos imágenes de mamás arregladas, guapas, relajadas y felices con sus bebés. Esto hace que las madres primerizas se enfrenten a su incipiente maternidad con una idea ficticia de lo que se van a encontrar después del parto. Si a eso le unimos la falta de apoyo del entorno y la desinformación sobre lo que se puede esperar de un bebé recién nacido, aumentan las probabilidades de que la madre se sienta desbordada, sola y pueda comenzar a padecer depresión postparto.

Cuando una mujer se enfrenta a su nueva maternidad de una manera confiada, con información veraz y con recursos, puede hacerlo más eficazmente. Esta mujer se sentirá más segura de sí misma y, por lo tanto, atenderá mejor a su bebé.
El periodo de los 3 primeros años en la crianza de un hijo es vital para su desarrollo, y la inseguridad de unos padres que ignoran cómo responder a las necesidades de su bebé puede hacer que las dificultades normales de esta experiencia se conviertan en verdaderos problemas. Todo esto se puede evitar si los padres saben a qué se enfrentan y se muestran confiados y con herramientas para desarrollar su labor que no es otra que la de arropar, cuidar y amar a un ser humano.

Lee, infórmate, indaga, contrasta opiniones… y, sobre todo, guíate por tu instinto. Los niños sí vienen con un manual de instrucciones, sólo hay que saber descifrarlo. Los obstáculos del día a día se vuelven pequeños desniveles del camino cuando sabes qué hacer. Y sobre todo disfruta. Estos momentos son irrepetibles.

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