Art. de opinión de Francisco Sánchez (Director de la Universidad CEU de Elche)

Ella no tuvo la culpa

Esta sociedad bien pensante es cada vez más mal pensante. Algunos tienden a juzgar a las personas por las decisiones que toman en la vida. Como si esas decisiones fuesen tomadas en libertad. Es verdad que algunos de nosotros tenemos más posibilidades de tomar las decisiones con ese margen de autonomía que las hace más relevantes y más libres. Pero cuando una persona está arrojada en la ciénaga de la marginación, sus decisiones no pueden ser juzgadas, menos culpadas, por el resto.

Yo a esta chica no la conocí. Era madre. Por lo que sé, madre de tres churumbeles de tres padres distintos. ¿Y qué? Supongo que la marginalidad le llevó a la droga, o la droga a la marginalidad, que es siempre la misma carretera con dos carriles paralelos. La droga, o lo que fuese, la llevó a la prostitución. ¿Y qué? Y esa dolorosa experiencia no soy yo, ni tú, digno de juzgarla. Porque la mente de las personas y sus circunstancias son únicas.
Ella tuvo la misma dignidad que cualquiera de nosotros. Sus decisiones, por muy dramáticas que fueran, no pueden ser analizadas desde el cómodo sofá o desde el café leyendo mi artículo dominical. Porque la vida es tan dura para algunas personas que no merecen la atención de los medios de comunicación. Son seres anónimos, y la opinión pública prefiere estar al tanto del marujeo de las separaciones y reencuentros de un puñado de hacedores de noticias.

Ella fue una madre. Sin apellidos, adverbios o calificativos. Porque no pudo criar a ninguno de los tres hijos que engendró, no elimina su maternidad. Sus hijos fueron criados por sus padres o por familias adoptivas. Y yo no sé qué dolor tan inmenso pueda haber sufrido esa madre ante el desgarro. Y ni siquiera alcanzo a pensar cuáles fueron sus sueños truncados. O qué imágenes surcaron por su mente en el lecho de muerte cuando todas las enfermedades le complicaron la existencia. Sé que habría querido besar y abrazar a cada uno de sus hijos. Pedirles perdón, cuando no había nada que perdonar. Porque su dolor era tan grande que ella era la que necesitaba que todos la abrazásemos.

Se fue consumiendo poco a poco,y no sé cómo fueron sus últimos días. Pero esa madre es como la tuya o la mía. Porque si alguien es capaz de decir algo en contra de esa madreÉ es un degenerado. Juzgar alegremente para justificar tu comportamiento, es ruin. No es qué habrías hecho tú en su lugar.

Porque el lugar, arrojado a la venta de drogas y a la venta del cuerpo, era de ella. Y ella luchó pensando qué era lo mejor para sus hijos. Sabiendo el terrorífico vacío que se le queda a alguien que pierde a parte de su ser.
Un día fue enterrada en el nicho más alto de un cementerio. Allá más cerca del cielo, que algunos le querrán negar. Pero se lo había ganado. Porque los billetes para el cielo no se reparten en el negociado de tierra. Uno de sus hijos la visitó. Subió a la escalera para ver más de cerca esa imagen. La imagen de una madre. Una madre que nunca había visto en vida, o que poco recordaba de ella. «Era guapa», suspiró entre lágrimas. Durante un largo tiempo lloró sin un solo gemido. Las lágrimas caían por su mejilla pero no había quejío. Era como ver llover detrás de una ventana insonorizada. Bajó y subió varias veces a ver el retrato de su madre. Besaba la estampa de su madre. Aquella por la que vivía. Aquella mujer que había decidido que esa criaturita, y las demás, debían vivir. No sabemos profundamente qué es el amor. Lo que sabemos, con seguridad, es que el amor de una madre a un hijo es una de las únicas verdades de esta tierra terrenal.

A mí me da igual lo que la gente piense. Ella no tuvo la culpa. Ella no tuvo ninguna culpa. Lo importante es que el amor que sus hijos desparramen por este mundo sea posible por su memoria. Fue una madre, como la tuya y la mía. Dejemos de buscar culpables. Ella no pudo criar a sus hijos. ¿Y qué? Su amor fue darles vida.

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2 COMENTARIOS

  1. Poco a poco Sr.Sanchez:
    Creo poder ver en su escrito,como describe el dolor de una madre,sus sufrimientos,su tremendo dolor humano,pero hay algo que Ud no nos dice .Esta persona era sana fisica y mentalmente?

    Se lo pregunto por que si ella estaba enferma por esas enfermedades nombradas arriba,creo que esto es algo que si que hay que poner el grito en el cielo ya que alguien abuso de ella en todo momento y debiera la sociedad buscar y castigar a quien abuso de esta persona.
    Pero si ella estaba en su sano juicio,creo que dentro de los deberes de una mujer tambien esta que no se debe abusar de el don de engendrar si tener la mas minima idea de que sera del ser que va nacer. Eso tambien es parte de ser madre,procurar que ese hijo pueda tener lo necesario para crecer con el amor que solo una madre pueda dispensar.El tener hijos sin ton ni son si no por que si,nos pone a los humanos a la altura de los animales.
    El hecho que fuera prostituta y adicta a las drogas aun hace el caso peor ya que eso,repito,si estamos hablando de una persona sana fisica y mentalmente, es algo que opto por su propia voluntad y no es un cancer o ni siquiera una diarrea.

    Si Ud. queria describir un caso patetico de una mujer que no sabia lo que hacia,lo logro,pero se debe decir tambien que hay responsabilidades que no se pueden soslayar y una de ellas es el de tener hijos responsablemente de manera que podamos ofrecer a esos ninos el amor,el abrigo,la educacion y el alimento que conlleva la responsabilidad de ser padres.

  2. Triste historia, pero real. Ya se dijo aquello de «no juzgues y no serás juzgado». Quizá si se busca a algún culpable, sean quienes la introdujeron en ese medio de droga y prostitución; pero ella no vio otra manera de salir adelante.
    D.E.P. y Amén.

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