Reflexiones para después de la pascua
Después de la pascua
no nos alejemos nuevamente
del mensaje de Jesús,
que fue, el de amor a los demás
como norma permanente.
No nos distraigamos
sembrando desamor
y la vida de destrucción,
pues si sembramos lo contrario
tendremos más perfección,
y entonces podríamos ver
los cauces del puro amor.
No debemos estar ciegos ,
pues con la luz del amor
nunca tropezaremos
porque ella nos apartará
todas las piedras
que en el camino encontremos.
Perdonar es amar mucho,
perdonar es redención,
y con la redención se alcanza
el más elevado don.
No todo es materia en la vida,
hay mucho más de valor,
y eso sí que lo deberíamos razonar,
y en ello encontraríamos a Jesús
presto a ayudarnos a caminar.
Este fue su mensaje,
apoyar a los que sufren,
ayudar a los necesitados,
mitigar las adversidades
de todos nuestros hermanos.
En ese sitio encontraremos a Cristo,
donde hay hambre y sed de justicia,
y no donde vive el poder,
pues Cristo nos diría:
Benditos seáis hermanos,
perdonar, y unión tendréis,
y las puertas se os abrirán
para unificar bien la mies.
Ese debe ser el camino,
seguir su luz fraterna,
el amor sincero y hermoso,
y así encontrar la paz
y al Cristo bondadoso.
Muchas felicidades, José, por este poema para después de Pascua. Me quedo con el verso: perdonar es amar mucho», que me lleva a vivir mejor el Sacramento del perdón o de la Confesión.
Juan y Javier, gracias por vuestra lectura de mis reflexiones, tenéis razón, el amor y el perdón fueron y son los ingredientes básicos de la doctrina de Cristo, y estos se deben renovar cada momento y deben ser nuestro recetario básico para vivir una vida plena, y poder con ello alcanzar esa luz imprescindible para poder vivir en paz,
Buen recordatorio, amigo Penalva. Esas hermosas palabras y mejores intenciones, que deberíamos renovar cada día que comenzamos, son casi poema de cabecera y recetario básico. Un abrazo.