Art. de opinión de Francisco Sánchez (Director de la Universidad CEU de Elche)

El Infractor

La democracia no era esto

El último barómetro del CIS lo dejaba bien clarito. Aunque los titulares de los medios de comunicación no han sido justos con el lenguaje. Algunos medios titularon: «El 67% de los ciudadanos se declara poco o nada satisfecho con la democracia». No es verdad. La encuesta decía exactamente que «el 47,6% está poco satisfecho y el 19,9% nada satisfecho con la forma en que funciona la democracia». No es lo mismo. Porque el primer titular puede llevar a engaño y hacernos pensar que la gente no está por la democracia, y prefiere una dictadura o una democracia orgánica. No. La gente, o sea nosotros, lo que estamos es hasta los mismísimos de cómo se ha utilizado la democracia para pervertirla y utilizarla en beneficio de unos partidos caducos y de unos intereses personales que dañan a la misma esencia de la democracia.

Es la forma en la que funciona la democracia lo que la gente no entiende. Y eso, creo yo, tiene que ver mucho con la lejanía de los políticos de la realidad y las estructuras, muy dictatoriales, de unos partidos convertidos en agencias de colocación de amiguetes y familiares. La forma es el sentido de las cosas.

La democracia no es el voto ciudadano cada cuatro años para que unas bandas de enteradillos administren nuestros bienes sin responsabilidad y sin transparencia. Lo peor que le puede pasar a la democracia es el ocultismo al que quieren llegar los partidos políticos tradicionales. Cuando te dicen que «esto lo han de arreglar los políticos» están diciendo que dimitas de tu responsabilidad de ciudadano y les dejes a «ellos» administrar todo sin dar cuentas. No. Nuestra responsabilidad pasa por hacerles ver que la política no es un coto cerrado de hijos o nietísimos que se colocan en el machito porque ellos tienen el pedigrí.

El otro día en nuestro periódico se podía leer: «Los alcaldes obligan a Rajoy a aplazar el tijeretazo al sueldo y número de concejales». Pues claro. Si los que están cobrando por encima de sus capacidades, los que están en política porque no han hecho nada en su vida, los que no tienen donde caerse muertos e irían al paro tan pronto dejen el puesto político, no quieren que les quiten la merienda. Y esta merienda de negros que han protagonizado unos políticos dañinos para la democracia no van a desmontar sus mamandurrias. Hay vida después de estos políticos. Porque la democracia no son ellos, somos todos. Y todos hemos de concienciarnos de que si dejamos que estos políticos cambien el sistema, la forma en la que se gestiona la política, no lo harán.

Usted, y yo, somos responsables de cambiar esto. Democráticamente, que es como más les duele. No es una desafección de la democracia, es una alejamiento de la partitocracia corrupta y cleptómana. El gran dilema al que se enfrentan todos y cada uno de los que están ahí es «que no entre nadie nuevo». «Que nos repartamos la tarta entre nosotros». Es tiempo de la alta política pero ésa no es necesariamente la que estamos sufriendo. La gente, efectivamente, quiere otras formas de democracia. Más participativa y más libre. A esos, la libertad les acojona. Como a los Hermanos Musulmanes de Egipto. La libertad es el apellido imprescindible de la democracia. Los pueblos acaban gritando «libertad, libertad», porque las democracias no son capaces en las formas. O porque se prostituyen las verdaderas libertades. ¿Cómo no va a estar el gentío alejado de la clase política si cada vez que te mueves, porque no creen en la libertad, te amordazan o llaman a tu jefe? ¿Cómo va a creer el populacho en los partidos políticos si nombran gestoras e impiden la democracia interna, que es la manera de «quítate tú que ahora le toca a mi familia»? ¿Cómo va criticar la sociedad civil, o los sindicatos, al poder si están amamantados por ellos? ¿Cómo van a incorporarse nuevos ciudadanos a la política si los que están ya se encargan de manejar los partidos como cortijos de propiedad privada?

Esto tiene solución, pero la democracia no era esto. Les ha funcionado a muchos que han estado viviendo del rollo sin dar explicaciones. No debemos dimitir de nuestra responsabilidad de ciudadano. Porque una clase política poco reflexiva, chulesca, rodeada de amiguitos de facebook, conmigo o contra mí, acaba con la democracia. Usted y yo somos responsables. Usted y yo somos la solución.

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5 COMENTARIOS

  1. Sí, la democracia tan vapuleada, está siendo mancillada constantemente por los que un día un grupo de gente, la mayoría sin preparación, decidieron afiliarse a un partido político para vivir sin dar un palo al agua y sin tener que pasar por durísimos exámenes para aprobar una oposición y, en consecuencia un trabajo.
    Estos «políticos de pacotilla», se valen de su inclusión en la gobernación de ayuntamientos, autonomías, o gobierno central, para hacer su «coto privado», y que ya no pase nadie más que no sea como bien dice, sus amiguitos, su primo , su cuñada , su hermano y la madre que los parió.Hoy en día, la» democracia» sirve bien poco para el común de los mortales.Estos que se dedican a vivir a tutiplén y a nuestra costa, se están encargando de destruirla.
    «Si donde hubo fuego, queda rescoldo, me queda la esperanza de avivar la llama y sentir el crepitar de la ·Leña». Ojalá!. No dejemos que se apague la llama de la democracia. Nosotros somos la solución; efectivamente.»

  2. Sr. Sanchez, no tengo el honor de conocerle pero afortunadamente sí he tenido el placer de leer su artículo y el gusto de compartirlo plenamente. Creo humildemente que si los que lucharon para conseguir la democracia con el espíritu de justicia e igualdad levantasen ahora la cabeza y vieran en que hemos dejado que se convierta, seguro que maldecirían nuestra estirpe hasta la quinta generación. Debemos seguir luchando, por los que vienen detrás, los que no tienen la culpa de este desaguisado, los que si no lo remediamos, sufrirán las consecuencias de nuestra incompetencia y falta de responsabilidad.

  3. Pues sí. Yo también opino que estamos saturados de políticos que sólo se enriquecen ellos y para esto, han de arrasar con todo lo que tengamos conseguido; léase derechos sociales, derecho a cobrar la juibilación, etc. Y nos llenan a impuestos, como ya entran menos dinero por la actividad laboral y comercial, pues nada; leña al mono. Lo malo es que el papel se simio nos lo adjuidican a nosotros.

  4. Bastante de acuerdo con su artículo.

    De este tema se ha hablado mucho.
    Una buena parte de la sociedad está en desacuerdo con la actitud de los políticos.
    — Van saliendo a la luz demasiados casos de corrupción y tráfico de influencias, ambas penadas por ley. Como mucho, se juzgan y se condena, pero… ¿sirve de algo?
    — Se hacen (o han hecho) animaladas con las inversiones públicas, pero nadie es responsable del fracaso de ellas. ¿Se les ha exigido responsabilidades a los responsables políticos?
    — Y así, sucesivamente.

    Se han hecho manifestaciones, huelgas y sentadas. ¿Ha cambiado mucho el asunto? Creo que no, al menos sustancialmente. ¡Seguimos siendo los mismos, los que pagamos el pato de sus decisiones!

    Y yo me pregunto.
    ¿Qué podemos hacer los ciudadanos no candidatos a políticos?
    Porque tal como está montado el tinglado, el pueblo no tiene más opciones que:
    1) Decir si a unos u otros candidatos, y así, seguir como hemos estado un montón de años. PAGANDO EL PATO DE SUS DECISIONES.
    2) No decir nada votando en blanco y que ellos se repartan los votos, lo cual no cambiaría mucho la cosa.
    3) No acudir a votar, que todavía lo considero peor. ¡¡PORQUE DENOTA DEJADEZ!! Y da más manga ancha.
    4) Decir SI a todos, colocando en el mismo sobre una papeleta de cada partido que se presenta.
    Quizás esta última sea la opción de, AL MENOS, que esa parte del pueblo que no esté de acuerdo con ninguno de ellos, o con las formas, muestre su DIGNIDAD no siendo cómplices de elevarlos al poder.

  5. Enhorabuena. Dices abiertamente lo que muchos pensamos. Esperaré impacientemente a la siguiente entrega.

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