Art. de opinión de Luís Beresaluze Gálbis

OCURRIÓ EN EL AZNARATO

¿Qué le pasaba con las Anas a don José María Aznar, el del duro bigote y las largas guedejas? Suenan como su apellido, si le quitas la z y la r. No creo que sea por eso. Pero ahí lo tienen ustedes, en aquella circunstancia que se dio durante lo que hora llaman, tan mal, su gobernanza. (Hasta en ABC y al buen columnista Ignacio Camacho lo he leído). Estaba entonces y lo sigue estando, casado con una Ana. Remodeló el gobierno. Le pegó una variación de nada menos que nueve ministerios, (que se negó a llamar crisis), y, a lo mejor, porque su mujer se llamaba ( y se llama) así, quitó a una Ana, la Birulés, científica y tecnológica, retiró a Celita Villalobos, porque, probablemente, no se llamaba Ana y tal vez harto de los exabruptos de la señora de Arriola y colocó a otras dos Anas, en Sanidad y Consumo y Asuntos Exteriores, Ana Pastor y Ana de Palacio, respectivamente, la hermana de la desaparecida y gran mujer, Loyola, del mismo apellido. Aquella a quien Guerra llamó, “la monja alférez”.
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Se vió claro que tiene una fijación con las Anas, con las mujeres que se llaman como su señora, excepto cuando tienen el nombre igual pero distinto, como la defenestrada Birulés, que era Anna pero con dos enes. A lo mejor la dama tenía algo a la virulé, que se dice.

No tocó a Pilar del Castillo, porque le faltarían Anas en el gineceo pero yo, de ella, no las habría tenido todas conmigo, en la ocasión. Por entonces creo que aun no cortaba mucho bacalao Ana Mato. Era, si no recuerdo mal, Vicesecretaria de Organización. ¡Y con ese apellido cualquiera osa tocar a esta Ana…!

Menos mal que no disponemos de un Ministerio de Bichos Raros porque, a lo mejor, se lo habría dado a Anita Obregón…Cosas más extrañas se han visto en el mundo de lo trepa.

Ana es un nombre bonito. Y capicúa. Dos as y una n. A-n-a. Pero no creo que eso fuera un motivo político…Aunque Aznar tenía sus manías. Como la de los tantos y tontos mil abdominales diarios, para tener tableta torsal de olímpico. En lugar de ponerse a estudiar inglés. (Esto era antes de emplearse en dar conferencias, catapultado desde FAES).

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7 COMENTARIOS

  1. Aznar, y lo dices, es una especia de Ana sin z y sin r.

    Ana, su esposa, que todo indica que va a ser la próxima alcaldesa de Madrid. Él ordena, Gallardón de ministro y Ana de Alcaldesa. Es fácil.

    Ana, dice Google, es nombre hebreo. Significa algo así como que «se compadece». De hecho, Ana fue la madre de María, la abuela de Jesús. Nada menos.

    Efectivamente, Ana es un nombre hermoso, como lo que significa. Que pena que no sigamos el significado de su nombre, pero nadie.

  2. Yo creía que el Sr. Aznar había tenido solo una debilidad por las palabras que empiezan con Ana, su esposa, pero después de leerte, me he dado cuenta que no, que las palabras que llevan las dos vocales A, acompañadas de la consonante N, las lleva incrustadas en su destino, ejemplo, sus TABLETAS, a las que te refieres que son para poder lucir su ANAtomía. La creación de la pensadera Faes, que ha sido seguro, para poder ANAlizar la realidad que nos rodea y de esa manera poder cambiar el país tan ANAcrónico que tenemos, según él, y así evitar que se pueda convertir en ANArquico.

    En cuando a por qué no hizo a ANA Mato ministra, yo entiendo que porque pensó que es persona con despistes de memoria, porque si no, no se entiende como pudo tener el fallo de decir que los andaluces son unos analfabetos y querer al mismo tiempo necesitar sus votos, aunque algunas veces, entre algunos políticos, tiene más valor estar en el momento oportuno y en el sitio oportuno, que dar clases magistrales.

    Un saludo cordial.

  3. Querido Luis: aunque lo que escribes, no necesita demostración, no consigo dar con el corolario de este artículo.

  4. Curioso y simpático este artículo que nos dejaste el fin de semana.
    Jamás le habría podido dar yo tanto juego al nombre de ‘Ana’ y enroscarlo, mezclarlo, meterlo y sacarlo a tu modo; hay que tener una imaginación muy despejada y un reflejo irónico mayúsculo, tanto, que a uno (a ti) le permita extraer jugo de allí donde pocos pueden hacerlo.
    Y analizándote, y refrescando todas la «anas» que han pasado por la vida de Aznar, he quedado sorprendido, por lo curioso, sin desmerecer el hecho, debo añadir, de que el nombre de ‘ana’ es de uso muy corriente y en cierto modo tampoco es algo demasiado extraño que ocurra esta confluencia de la que te has percatado.
    Un abrazo y gracias por el brillo que encuentro en tus artículos.

  5. ¿Qué quiere que le diga? Lo de Aznarato no me gusta. Esos sesgos no me atraen y los evito en lecturas y habladurías.

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