Art. de opinión de José Penalva Navarro

Fijándonos en la naturaleza podremos encontrar el camino

Las siestas para mí, aunque solo fueran de media hora, han sido como un bálsamo reparador que me han dado sosiego y nuevo vigor para poder seguir adelante en el trabajo hasta altas horas de la noche y sacar adelante a mi numerosísima familia. Aunque a mi siempre me han gustado más las siestas “ con pijama y orinal “ como decía el Premio Nobel Camilo José Cela, y un buen amigo me añadía, “ más gorro y espelmatoria “, pero esas exquisiteces solo las podía probar algunos fines de semana, ahora con la jubilación desde hace dos años hay que llevar cuidado con esos manjares, porque pueden convertir mis análisis de sangre periódicos, como el universo, “ Llenos de estrellas”.

Delante de la pérgola de mi casa, tengo un albaricoquero que tiene más de 25 años, que salió, como solemos decir, de risa, y que la madre naturaleza nos brindó sin pedirlo. Ese maravilloso ejemplar recibido en su día sin esperarlo, me ofrece sombra reparadora y frutos sabrosos, y en esas tardes en que después de una buena siesta sea o no de “pijama y orinal “, te pones debajo de el con un libro en la mano y las musas revolotean a tu alrededor, que ya no se si son las mías o son las de Virgilio o las de Fray Luis de León, lo que si que tengo claro es que la inspiración de todo tipo te llega a lo más profundo del alma.

En uno de esos momentos de paz y sosiego con uno mismo y con lo que te rodea, y la tranquilidad que se respira debajo de ese entrañable árbol, me di cuenta que una pareja de gorriones estaban acumulando, para hacer su casa detrás de un aparato de aire acondicionado que da a mi habitación, hilos, hierbas secas, parte de sus plumajes y otros útiles que el Creador les ofrecía desinteresadamente sin pedirles nada a cambio solo por ser hijos de la creación, sin coger más de lo necesario, no como nosotros los listos de los mortales, que queremos acumular más de lo que necesitamos, sin pensar que estamos con ello perjudicando a otros que no tienen nada. y que estos gorriones sin haber ido a ninguna escuela y sin que nadie les hubiese enseñado, sabían cuando nacieron que no tenían que ser egoístas con sus semejantes y como tenían que cubrir sus necesidades y velar por los suyos.

La hembra estada embarazada, y el trabajo de los dos consistía en preparar la casa para los retoños que estaban en camino. Inmediatamente pensé, ¡ El verano lo tenemos encima, mientras pone los huevos, salen los pequeñuelos los embuchan y van tomando plumaje, los días de calor se nos echan encima y no podremos utilizar el aire acondicionado, por tanto la solución era, abanico y ventilador y esperar a que vuelen los retoños.

Empieza mi mente a pensar y a calibrar y se me ocurre un plan estratégico, para por un lado, controlar nuestro calor con la utilización del aire acondicionado y por otro no hacer fracasar a los gorriones su proyecto de vida y la crianza de los suyos, porque uno en ese momento se acordaba de lo que cuesta sacar adelante a la familia que también habían necesitado cama, comida y otras cosas para poder vivir y sin embargo ellos solo querían sobrevivir, por tanto ya lo tenía claro.

Decido prepararles yo una nueva casa con cama, en una Jacaranda que hay al lado de mi ventana y a dos metros del nido que se estaban construyendo, y todo ello dentro de una cajita de madera especial para nidos que tenía a mano. Mientras yo preparaba mi plan estratégico a seguir, ellos continuaban sin descanso con su acopio de materiales como si la hembra hubiese empezado con los dolores de puesta de huevos, en ese preciso instante por el camino que hay junto al muro de mi casa pasó con un ruido infernal una de esas motos de cuatro ruedas que les vacían el tubo de escape para que hagan el máximo ruido posible y así ser contemplados en su afán de ser vistos y admirados para mejor gloria de su ego. Total la “modernidad y la maravilla de la técnica” habían hecho acto de presencia y habían interrumpido la armonía de mis pensamientos solidarios con la madre naturaleza y también mis estrategias, y como no podía ser de otra forma, también los gorriones y las musas habían desaparecido.

Cuando la tranquilidad, el sosiego y el polvo del camino se habían ido, la naturaleza volvió a su anterior situación. Los primeros en aparecer fueron los gorriones, por tanto estaba claro que la hembra tenía ya los dolores de parto, las musas volvieron y mi inspiración retornó a mi cuerpo tenso por el ruido infernal, estonces ya lo tenía claro, los primeros calores tendría que pasarlos con abanico y ventilador para que esos animales de Dios pudieran tener en mi hábitat, la oportunidad de procrear y tener su propia familia como la había tenido yo, por que a mí Dios también me concedió la oportunidad de tenerla, por tanto ¿ Quien era yo para evitar ese milagro de la naturaleza ?.

Este fue el momento en que mi imaginación voló hasta el año 30 aproximadamente de nuestra era, eran las 11 de la mañana, había amanecido un día espléndido con algunas nubes pero sin amenazar lluvia que dejaban pasar los rayos del cálido sol del otoño, Jesús de Nazaret con su vestido largo de color crema claro hecho de lino, cabellos castaños que caían delicadamente sobre sus hombros, bien parecido, con gesto entrañable suficiente como para querer contemplarlo además de escuchar sus palabras, el iba acompañado de sus discípulos, los demás éramos un grupo de unas 300 personas deseosas de escuchar su mensaje de amor y de fraternidad como era costumbre en el, llegamos a una zona donde pudimos sentarnos todos a su alrededor, seguidamente cuando el nos vio con atención y en silencio nos dijo:

Mirar las aves del cielo que tenéis a vuestro alrededor
, que no siembran ni cosechan, ni la guardan en graneros por que no la tienen, sin embargo, el Padre Celestial que está en el cielo las provee del sustento necesario para vivir, y las flores que podéis tocar con vuestras manos que ni tejen ni hilan, y sin embargo os digo que ni el Rey Salomón con todo su lujo y poder podrá vestirse jamás como la más humilde de ellas.

Volví de mi bello sueño, y después de pasar unos días y de recordar las hermosas palabras de Jesús, me di cuenta que la hembra ya no abandonaba el nido, por tanto estaba claro que ya había puesto los huevos y los polluelos estarían al punto de nacer. Como estaba previsto nacieron fueron alimentados por sus padres con toda delicadeza, sus plumas fueron apareciendo como dijo Jesús sin que nadie tejera esa ropa increíblemente perfecta. En unos días estuvieron en condiciones de saltar y dar sus primeros vuelos acompañados de sus padres. Seguidamente y sin pensarlos dos veces se metieron dentro de un charco consecuencia del riego de unos árboles, para darse el primer baño, lavarse y refrescarse delante de mis narices, el maravilloso espectáculo era digno de ver, eso si que era una maravilla de la técnica de Dios, sin ruidos, sin levantar polvo con la delicadeza de los padres haciendo lo mismo para enseñar a los suyos, las enseñanzas de Jesús volvían a mi pensamiento, ¡ Que verdades mas hermosas ¡

El calor del verano empezó a pegar de firme, yo pude utilizar mi aire acondicionado y los gorriones pudieron crear su propia familia, por tanto se había producido el milagro de la convivencia en paz y concordia, y me di cuenta, una vez más, que ese era el camino de la felicidad, observando la naturaleza podemos encontrar el camino.

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8 COMENTARIOS

  1. precioso relato en pro de la naturaleza y sus moradores. Tenemos que ser respetuosos con la naturaleza y aprender de ella

  2. Sí, realmente muy bonito. E idílico.
    Pero Magda, no sé si te has dado cuenta, que no estaba hablado de naturaleza.
    Lo que ha puesto ha sido un símil o metáfora, sobre la naturaleza, para hablar de respeto, concordia, paz i entendimiento. A lo mejor eres muy joven, y tu bandera ecologista no te deja ver lo que hay detrás de la historia que cuenta. Pero hay otras banderas que deberíamos reivindicar como hace él.

    Algo que los políticos de hoy en día, han olvidado. Porque solo tienen rencor e intolerancia y solo hacen que emponzoñarlo todo!!!
    Solo estos políticos, ya jubilados y los que ya desapareciron, que tuvieron que lidiar con una situación muy difícil, para que los que éramos más jóvenes, pasáramos de una dictadura a una democracia, sin apenas enterarnos, han aprendido esa lección, que trata de explicarnos Penalva, a través de su relato.
    A mí me cogió ese tiempo de transición en la adolescencia. En mi familia no se hablaba de política, por suerte para mí, porque con un abuelo de derechas y otro de izquierdas, nuestra casa podría haber sido una guerra continua. Pero mis padres se dedicaron a trabajar y criar a sus hijos, porque la política, no les daba de comer. Y ellos solo querían vivir en paz y trabajar.

    Por eso a mí no me inculcaron ideas de uno u otro signo. De «abuelos» que vivieron un mundo que nada tiene que ver con este. Así que, por suerte para mí, no soy de ninguna idea, ni de ningún partido. Puedo valorar a todos, o despreciarles a todos si es necesario, sin que se me caiga ningún anillo. Y a todos he votado cuando lo he considerado oportuno.

    Y lo que he aprendido en estos años es que ya no hay políticos como los que hubo antes, ni a nivel local, y ni nacional. Muchos, demasiados y de todas las tendencias, solo son gente que quiere medrar o enriquecerse a costa de su cargo.
    ¡¡¡Cúanto tienen que aprender nuestros políticos de estos «hiladores de bolillos» que hicieron de la tolerancia y el respeto su bandera!!!
    Toda mi admiración y respeto para todos ellos, de todos los partidos, que hicieron posible una transición en paz y concordia. ¡¡¡Y nos enseñaron lo que era el respeto, aunque parece ser que sus sucesores, no aprendieron nada!!!¡¡¡ Estarían pensando en como llegar a donde están ahora!!!
    Y todo mi desprecio a los políticos que nos «fastidian» con «J» la convivencia ahora. En un tiempo difícil en el que todos tendríamos que luchar, CODO CON CODO, para salir de esta, como salimos de la dictadura.
    Gracias a noveldadigital por publicar entrevistas o articulos de opinión de gente «de paz» y políticos dignos de admiración, aunque en su momento pudieran equivocarse. Los de hoy, además de equivocarse, solo siembran rencor, mala leche e intolerancia.
    Yo les preguntaría a los políticos locales que son los que pueden leer esto… ¿la intolerancia es el mundo que queréis para vuestros hijos?
    Sí ya… ahora me dirán que ES EL OTRO EL INTOLERANTE… pero no… SOIS TODOSSSS!!!

  3. ¡Y qué más da quien la creo o si nos creó ella a nosotros!
    Es la madre naturaleza, es imposible vivir sin ella y darle la espalda es un suicidi.
    ¡Qué lástima que esta sociedad en la que vivimos sea una sociedad suicida!
    gracias por el relato señor Penalva.

  4. Otro que tampoco se entera…
    ¿Sr Penalva… se da cuenta de que no hay peor ciego que el que no quiere ver?
    En el próximo articulo, por favor, explíquese como si hablara para niños de preescolar, que es lo que parece que sea la mayor parte de la gente, incapaz de ver más allá de sus narices.

    Qué lástima de tanta experiencia y sabiduría perdida, la de la gente de su generación… y qué lástima de nuestros jóvenes y, no tan jóvenes, que no son capaces de interpretar un simple símil, de ver más allá de lo que «parece».

    A ver vamos a explicarlo como para unos niños…
    Cuando el Sr. Penalva dice «… se había producido el milagro de la convivencia en paz y concordia, y me di cuenta, una vez más, que ese era el camino de la felicidad, observando la naturaleza podemos encontrar el camino»
    ¿¿¿¿DE QUÉ SE SUPONE QUE ESTÁ HABLANDO??? ¿¿¿ SOLO DE NATURALEZA???

  5. Las siestas de nuestro Nobel, Camilo José Cela, eran de «pijama, Padrenuestro y orinal». Me gustan más las tuyas, media horita en el sofá y prou. Te leventas nuevo.

    Y, en el campo, donde ambos vivimos, hay mucha paz, mucha naturaleza o, según cada cual, mucho Dios.

    Sigue disfrutando de esas pequeñeces que nos hacen la vida más feliz. Allí no escuchas las malditas palabras tan en boca de todos últimamente: la prima de riesgo, el maldito rescate, el fatídico contagio y cuantas zarandajas más que os hacen la vida más difícil.

    Disfruta de tu paz, como yo procuro disfrutar de la mía.

    Un abrazo, Pepe.

  6. Un relato precioso, Penalva, bonito del todo, lleno de ternura y, sobre todo, de verdad, acerca de cómo podemos, y debemos, comportarnos los humanos.
    Agradecimiento por lo que uno recibe, y comprensión, muy humana, por los esfuerzos que ha de realizar.
    Gracias, lo he disfrutado.
    Un abrazo.

  7. Pepe, en diversas ocasiones he leído comentarios tuyos, en los que expresabas, tu bienestar a los temas aludidos, o por el contrario tu malestar. Pues bien, tu artículo me trasmite paz y serenidad, y sobre todo, esperanza.

    Tu artículo, conjugado con la sabiduría de la naturaleza, nos invita a reflexionar sobre nuestra sabiduría perdida, aquella de la que nunca deberíamos habernos apartado. Los gorriones de tu albaricoquero y tú, sois el ejemplo.

    Te honran tus sentimientos; cualquier otro hubiera puesto en marcha el aparato de aire acondicionado y ¡adiós gorrioncillos! . Pero no, tu sabiduría innata, te indico el camino para que ni tú ni ellos, salierais perjudicados. Una muestra altruista y carente de egoísmo.

    Me ha gustado mucho, suave y delicado, pero contundente y firme a la vez.

    **********************************************

    Para: #4 jose – 15/10/2011 – 11:56

    Le pido con educación y respeto que por favor, deje que cada cual interprete el símil o la metáfora de Pepe, como quiera. Es posible que pensemos como niños de preescolar, y no contemos con su capacidad de discernimiento, pero eso no nos quita el derecho a opinar, (aunque no nos enteremos y estemos ciegos) como lo hace usted.

    Es cierto que Pepe está lanzando un mensaje de convivencia, concordia y paz. Le felicito Jose, por su captación, pero usted está haciendo justamente lo contrario; crear malestar a los que han comentado, muy lejos de la convivencia pacífica que tanto defiende.

    Le doy la razón en lo que respecta a los políticos, pero vivir anclados en el pasado no ayudará a solucionar los problemas actuales.

  8. Gracias amigos por vuestro interés en leer mis reflexiones sobre la vida que nos rodea, mi máxima en esta vida es hacer felices a los demás y con ello yo también seré feliz. He pretendido con esta historia real, hacer ver que con el amor hacia lo que nos rodea podemos enseñar a los demás lo que es la paz, la justicia, la fraternidad y la solidaridad con nuestros semejantes.

    Un saludo a todos.

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