¡VIVAN LAS SUEGRAS!
La otra tarde escuché a un entradito en carnes y años, apoyado en la barra de un bar, contarle a su amigo de batallas antiguas, al que parece que no veía hacía lustros, cuán de dificultosas continuaban siéndole las relaciones con su suegra. De bruja para arriba, colocaba a la madre que a su mujer parió. A la abuela de sus hijos, el muy desgraciado. Pues me enteré al poco que los tenía.
Tengo de cotilla lo que tiene el ser humano, o sea, todo. Y orgullo oceánico, por conocer cuánto de hermoso y de canalla me rodea. Que no es poco, en ningún sentido. Pero cierto, añado, no levanto las antenas porque sí; que ni la Patiño me pone, ni hace tiempo que soporto media hora seguida un programa del corazón por más que la alcoholemia del torero ande en la trifulca. Pero aquel tipo, situado a dos metros de mí, no solo boceaba cual cordero degollándose en el infierno, importándole un comino la concurrencia y la honra de su suegra, sino que braceaba también descosidamente como si el mismísimo demonio aspara su alma en el fuego contra los cuatro puntos cardinales. El de enfrente, amigote, anteayer joven lidiador de conquistas nocturnas, asentía como perrito panza arriba al que se le atusa la tripa y que abre la boca como pidiendo chichi “ajamonado”. ¡Pedazo de cabrón!, pensé espetarle a ese trozo de carne bautizado. Pues digo que lo estaría, lo del bautizo.
Pero no era mi guerra. Desistí. Sin conocer, lógico, a la supuesta arpía que por suegra le habría tocado en la tómbola de la vida y que encendía de tal modo su cólera. Lo percibí raudo: un bravucón que escupía miserias propias, no ajenas, entre salivazos a cada copa más densos. Su cara, un bache a sortear en la noche. Puro miedo. Pues jamás, hijo de la gran perra, se debe hablar así de una suegra. De ninguna. Y que por cierto, le daba al Malibú con piña que daba gusto verlo.
Me acordé de la mía, de mi suegra, tras marcharse el cromañón apoyado de la chepa de su mastín. Y sentí rabia. Tanto que le hubiera atravesado el esternón con un buen exabrupto. Pero no.
Quizás mi diferencia, pensé, fuera haber hallado un oasis en el desierto. Aunque creo que las hay, y por millares. En contra del topicazo social. Hacia la mía solo tengo palabras que, por el exceso recibido, se me escurre entre los dedos la forma de agradecimiento, como arenilla de la playa; finos alambres incapaces de devolver al agua aquello que reciben.
Nada imberbe yo, me abrió las puertas de su casa. Siempre una sonrisa. Desde el primer día. Encontré un hogar (que es más que una casa) a las veinticuatro horas de abrirme ella el suyo. Las comidas de los domingos, que de accesorias pasaron a principales, echan por tierra toda aquella malinterpretada teoría de los coñazos dominicales con la familia política. Es tan gentil, fijo, que la humildad se la zambulle, enredándola, casi maniatándola… relegándola a una segunda fila de lustrosa, aunque discreta, presencia. En lo culinario, competiría con los mejores chefs del País Vasco.
Se ríe, incluso a veces se molesta, si se lo digo. Tan alta es su modestia. Pero me importa un rábano. Todos sabemos que es cierto. Jose, su primer yerno, amable y dispuesto como un cofre de lujos abierto, bien lo sabe. Para su bien lo vivió antes que yo. Y hasta los modistos y modistas de este nada modesto país, palidecerían y se estremecerían por la competencia (apuesto las manos con las que escribo), al ver cómo cuaja un pespunte milimétrico en segundos imposibles.
Sus habilidades, sin ningún eco, son sin embargo lo de menos. A este caso. Descuello de su carácter, la bondad, la entrega, la utilidad que a cada palabra y cada gesto parece insuflar como lenitivo o refuerzo a quien la escucha… aun sin ella darse cuenta. No importa cuando vayas, que te recibe. No importa de lo que le hables, que te escucha. No importa si te lesionas, que te cura. Nada quiere. Solo da. Y no lo sabe, o no quiere saberlo, aunque se lo digas. Ver complacida, en su segunda fila, cómo saboreamos la familia reunida cada domingo el festín gastronómico que desde las ocho de la mañana la ocupa, la colma. Y no asoma cansancio, oiga, aunque Alonso o Messi conciten por un tiempo nuestras discusiones. Ella participará. Si se tercia. De eso… y de Zapatero, aunque lo hagamos colgar de un pino a las siete de la tarde. Junto a Rajoy. Pues de todo habla. Tanto le da, con tal de ver la sonrisa en casa.
Ahora que termino, compruebo que esto es un bálsamo. En serio. Escribir acerca de una suegra, especialmente si es la de uno. Recuerdo al cromañón del bar, en este momento, y ya no siento rencor, ni rabia. Parece un milagro. Ni siquiera deseo atravesarle el espinazo de una bofetada. Verbal, eso sí. Que yo no soy una animal. Como él lo fue. Incluso creo que le invitaría a un Malibú de esos. Venga. Aunque fuera por pena.
Por la mía al menos, gracias. Entregadísimo mi corazón, que vibra en cada agradecimiento…
Di que sí Claudio. A veces los tópicos los alimentamos como al carácter de los perros, según el nuestro. El del Malibú era un ogro y veía a su suegra igual.
Yo en la figura de la suegra veo la oportunidad de que una persona tenga dos madres.
Sí, dos madres, yo las tuve gracias a haber aprovechado esa oportunidad, una desde que nací y la otra desde que me aceptó en su casa.
Un placer y un relajo leerte.
Sencillamente fantástico. Me he reido a mandíbula cerrada conteniendo mi risa por lo de la hora, 1:35.Y porque el otro morador de la casa , mi marido, está durmiendo desde, ni se sabe. Hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bién leyendo un artículo,y sinceramente, se agradece cambiar un poco el «chip». De verdad tal como lo cuentas es como si estuvieras ahí al lado de esos mequetrefes que critican a la suegra.¡Hay si no fuera por nosotras las suegras!.Lo vuelvo a leer y me desternillo de risa.ERES BUENÍSIMO!!
Hasta pronto y un afectuoso saludo.
Me he reído con lo de los salivazos y demás descripciones del susodicho estafarmo. Como esta maldita fama hacia las suegras continue, ¡madre mia la que nos espera a algunas de nosotras! Pues nada, si mi yerno me critica, actuaré con el mocho «en alto» cada vez que quiera entrar a mi casa. ¡Ayyy, si no fuese por las suegras!
Amigo Claudio, » Tanta paz encuentres como tranquilidad me dejas» rezaba el epitafio de una suegra.
No tuve la suerte o la desgracia de conocer a mi suegra pero considero que esta figura familiar se ha convertido en un estereotipo que navega entre la representación del Mal y ser considerada como «una segunda madre».
En la cultura popular hemos convertido a las suegras en la imagen de la mujer entrometida, metomeentodo y manipuladora que nos hace la vida imposible y genera conflictos inecesarios en la pareja.
Es cierto que muchos hijos/hijas despues de contraer matrimonio o independizarse siguen muy unidos emocionalmente a la madre y ello provoca conflictos bien con el yerno o con la nuera, nadie quiere soltar su parcela de poder en el seno interno de la familia ni renunciar a su modelo educativo, o a imponer determinados patrones de vida hacia los hijos o nietos. De ahí surgen muchas veces las discrepancias que pueden acabar en auténticas rupturas irreconcialiables.
Celebro Claudio que tu suegra sea tan buena como la madre Teresa de Calcuta pero es obvio que no todos los mortales han tenido la misma suerte. Tu piensas de tu suegra en positivo porque reconoces sus valores como persona y su trabajo en el seno de la familia y porque al parecer no has tenido que vivir injerencias molestas en tu forma de vivir y pensar, pero por desgracia hay otras familias que no gozan de esa suerte muchas veces por falta de madurez de sus componentes.
En cuanto al individuo del bar que criticaba a su suegra, y sin entrar en lo ético de su comportamiento, me parece que te sobran en tu artículo exabruptos e insultos hacia una persona de la que no conoces sus circunstancias vitales ni siquiera los motivos por los que hablaba así de su suegra, quizás los tuviese y muy serios y ello le hizo perder la racionalidad ,las penas muchas veces se ahogan en un vaso de Malibú con piña y ello provoca además una incontinencia verbal poco deseable.
Como decía Confucio exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás.Así te ahorrarás disgustos. Este pensamiento aplicado a las suegras suele dar buen resultado. Un cordial saludo.
Tienes razón, gracias por recordarlo.
No entiendo la mala prensa, y el chiste facil acerca de las pobres suegras. Tal vez porque a mi me va a tocar serlo algun dia, no muy lejano.
Espero haberme portado bien con la mia, y que se porten bien conmigo. Pienso que es duro y dificil ser suegra.
¡Hombre!
No soy quien para rectificar los comentarios de nadie, y mucho menos viendo el nivel cultural de algunos de los que aquí comentan , Fernando o El Observatore son ejemplos,que está a años luz del mio, pero si me lo permiten y adivinando que estas groserías no son de su total agrado, quiero advertirles que intenten no leer a otros articulistas bastante más …fuertes. Bastante más fuertes que Claudio en este artículo.
Espero que no se topen ustedes con un tal Arturo Pérez Reverte, o con un , ya fallecido, Paco Umbral, o con el premio Nobel Camilo José Cela, o con Alfonso Ussia, o Juan José Millás, o Maruja Torres. Ni lean sus libros, ni los de Breaston Ellis, ni los de Bukowski, ni poemas de Panero, o de la nueva tendencia literaria que es tan enemiga de eufemismos. Y si lo hacen, a mi me encantan, háganlo a sabiendas de que Claudio es una hermanita de la caridad.
El ogro es una figura literaria que ha servido para llevarnos a un bar y ver a un salvaje, la exageración y la mala leche dan un punto picante a lo que , a mi parecer es una artículo incisivo y de una calidad excelente.
No quiero que esto sirva para polemizar, para gustos los colores, pero que se tenga en cuenta que no todos iluminan sus escritos al modo de Góngora, a otros, les gusta más la originalidad y la perspicacia.
Ah, lean ustedes preparados para algo así cuando vayan a leer los que escribo yo, desde luego.
Cuánta razón tiene el comentario 4! De necesaria lectura tras el artículo; pues Claudio, como bien dice El Observatore rumano: sin saber las circunstancias… te has exedido en los insultos.
Y cuando se insulta, se pierde la razón.
¡Será posible que me haya dado hasta pena, el yerno bravucón! No ha salido muy bien parado, no. Se lo tiene merecido por gustarle el Malibú con piña y ser un anti-suegra.
Esto es lo que tiene la expresión escrita; te inspiras en un personaje para desarrollar una descriptiva dilatada y extravagante. Y tú Claudio, te desenvuelves con salero e ingenio sacándole partido a todos tus personajes. Entremezclas sin revolver, la ficción con la realidad, para transportar al lector, allí adonde a ti te interesa.
No todos los yernos son como el «Malibú» contrahecho, ni todas las suegras son un sueño verídico como la tuya. Pero eso no importa ahora, no estamos hablando de otros guiones, sino de este.
Te he notado especialmente garboso, seguro en tu escritura y ordenado en la sintaxis.
Lo he sentido en directo, con ganas de darle un meneo al energúmeno, y un achuchón repleto de ternura a tu maravillosa suegra.
Gracias Claudio, por relajar el ambiente, con tu ironía y frescura.
Para el observatore.
También considero que está de más comparar la suegra de Claudio Rizo con Teresa de Calcuta. No hace falta compararnos con nadie.Tan sólo somos madres y suegras , ¿ le parece poco lo que conlleva estas palabras?.Es muy cierto que tenemos muy mala prensa las suegras, gracias a los bravucones como el que se menciona en el artículo.Pero…por favor, no generalicen de todo habrá,pero no generalicen.
Me quedo don la cita del Observatore Rumano, que da en el clavo: “Como decía Confucio exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás.”
Los insultos a la espalda están demás; y en el artículo, peor.
Tu visión de la mujer, en esta caso de tu suegra, y según lo que escribes, es también un tópico con tintes machistas: cocinera, costurera y nunca se queja porque es muy buena.
A las suegras, como a cualquier persona, hay que quererlas aunque cocinen fatal, no sepan hacer un remiendo y despotriquen por lo que sea.
Una suegra como Marilyn Monroe diría: “Si no puedes soportarme en mis peores momentos, entonces estoy segura de que no me mereces en mis mejores.”
Como siempre, tu estilo literario es impecable; pero no comulgo con los estereotipos del contenido.
Un abrazo.
Charly
Muy bien relatado Claudio, tu personaje es absolutamente real, los detalles aportan belleza y autenticidad, mira si la descripción es exacta que hasta el Malibú lo he bebido sin haberlo probado.
Las suegras lo único que tienen es mala fama, porque según tu relato son todas santas mujeres deseosas de que sus hijos o hijas estén bien casados, como solemos decir, como si estar mal casados significara haber hecho media ceremonia, o hacerla sin estar presente una de las dos partes.
Algunas para gustar a los yernos o nueras, utilizan todo tipo de artimañas como por ejemplo las culinarias, que es una de las formas, creo la más interesante, de entrarle a uno o a una por la boca, y como suele decirse (POR LA BOCA MUERE EL PEZ) pero muere porque cae en sus brazos rendido de sensaciones.
La mía que Dios la tenga en la gloria ¡ Lo estoy diciendo de verdad ! era una mujer chapada a la antigua, de esas que cuando le cogías la mano a la novia, a su hija del alma, esta te miraba con un recelo que creías en ese momento haber hecho una inmoralidad, ¡ Vamos, como para ir rápidamente a confesarte y decirle al cura, ¡ Padre me acuso de haber hecho cosas feas! pero en todo lo demás era una mujer encantadora y cariñosa con un amor inmenso hacia mis hijo, (sus nietos) y creerlo, estoy diciendo la verdad.
Ahora son distintas, ya no pintan nada, los hijos “ se casan todos los fines de semana “ vienen los domingos por la noche a casa, y los viernes se vuelven a casar nuevamente y así un día y otro día, y las suegras siguen sin pintar, y al final si se casan al poco se separan, por tanto las suegras lo intentan, pero siguen sin poder meter baza, hasta que al final abandonan y dicen ¡¡ Que venga lo que Dios quiera, que le vamos a hacer son los tiempos que vivimos !! y a callar, por tanto a lo/as que las tengáis, cuidarlas con cariño porque son una especie a extinguir.
Un saludo Claudio.
mi suegra no sabe ni cocinar, ni coser ni ninguna tarea de la casa, ha trabajado desde los 6 años en el campo de sol a sol, junto al que luego fue su marido, desde niños, y es una excelente persona y una suegra que no la cambiaría por nada del mundo. Estoy con Charly
Muy emotivo tu artículo, Claudio.
Conozco bien a tu suegra y tus elogios son más que merecidos. Gran persona, siempre con una sonrisa en la boca y con una palabra cariñosa para quien llegue. Sea quien sea.
Y no hagas caso de ciertos comentarios. Hay quien pretende ser muy original y se pasa. Confunde las churras con las merinas. El caso es dar la nota.
De bien nacidos es ser agradecidos, y tu, Claudio, has demostardo con creces que eres un bien nacido.
Me alegro mucho de tu cariñoso y humilde homenaje a tu suegra. Sin duda, se lo merece.
Un beso, hijo. Me siento muy orgulloso de tí.
Claudio el sr del bar es el que pago este anuncio en un periodico de Alicante..
CAMBIO SUEGRA POR VIBORA…
PAGO LA DIFERENCIA…
Muy bonito tema GRACIAS ,por recordarme a mi suegra santa mujer….
Gracias Claudio…
Che, pues muchas gracias a todos por haberos acercado un ratito a este artículo, espero que lo hayáis pasado bien. Yo disfruté muchísimo escribiéndolo.
Destacar que, previamente a la publicación del texto, fue leído y aprobado para su envío a ND por la destinataria (y homenajeada), mi suegra. Jamás lo habría publicado de no haberlo leído ella antes. Ha quedado más feliz que nadie. Incluso que yo, que ya es decir.
Me sorprende que el insulto de ‘hijo de la gran perra’ haya creado tanto revuelo. El “cromañón” es una especia de recurso literario por el que trato de representar ese tipo de personajes burlones hacia las suegras (que los hay), y además con un carácter introductorio de lo que realmente me importa: hablar de mi suegra. Pero prefiero que releáis el acertadísimo y genial comentario de Juan, nº 13. No se pueden explicar mejor las cosas. Así que a él os remito.
Y como veo que las entendederas andan cortas para algunos, decirle a Charly que, che hombre, ¡que me digas que el artículo tiene tintes machistas!, ¡por favor! Es un homenaje a mi suegra. Punto. A ella y a tantas que como ella, con unas habilidades u otras, sacan familias adelante con sacrificio y entrega. No es machismo. Es reconocimiento… y sobre todo exposición de una realidad de una época más o menos reciente. El topicazo, Charly, ha sido tu comentario; que respeto, pues tuyo es. Pero tan políticamente correcto y esnob, que más bien me lo tomo como una chorradita más de las que se oyen o leen cada día. Si no te importa.
Gracias a todos, de veras. Ha sido un gustazo tres cosas: escribirlo; leer vuestras comentarios; y, sobre todo, lo feliz que la destinataria se ha sentido.
Satisfecho del todo, os envío un gran abrazo.
El despotrique del bravucón contra su suegra, según algunos, debe ser contra la política, porque según el chiste que corre de boca en boca, SI A UNA MADRE le añades lo de POLÍTICA la haces Suegra.