ENTRE EL ESTUPOR Y LA GRACIA
Dios se hizo Hombre. Nació como nosotros para poder, como nosotros, morir humanamente.
Jesús era un hombre como tú y como yo. Que, naturalmente, como todos sus hermanos, vendría al mundo con su ángel de la guarda correspondiente. ¡No iba a nacer menos dotado de custodia que cualquiera de nosotros! Un ángel de la guarda para instalarse en Dios Hombre y custodiar su alma. La magnitud teológica del concepto es monumentalmente sencilla. Cada hombre su ángel. El hombre Cristo, el suyo…
¿Qué ángel se atreve a meterse junto a Jesús, ya en el vientre de su Madre y hacer de custodio de todo un Dios? Por la misión, un ángel mas grande que todos los arcángeles juntos, el anunciador Gabriel, Miguel, el capitán de las falanges celestiales y Rafael, el viajante y casamentero.
Debemos pensar que cuando Gabriel anuncia a María su preñez por el Espíritu Santo, Jesús ya está en el vientre de la Virgen, y su ángel propio, al lado, dispuesto a su custodia. Añadido al de la propia Virgen. El vientre de María parecería una posada teológica: Jesús, su ángel y el de ella misma. Porque nació sin pecado original, pero nada autoriza a pensar que sin un ángel custodio, propio. Sería la primera de las descendientes de Adán. Y no tendría ningún sentido.
Nos movemos entre palabras mayores. Estamos hablando del ángel custodio de Dios, Jefe de todos los ángeles, Aquel que, según San Ambrosio, ante la rebelión de aquellos, creó al hombre para tener alguien a quien poder perdonar. Y en el hombre venía, con el tiempo, su propio Hijo, el hombre Jesús de Nazaret.
Alguien a quien poder perdonar. Es bonita la idea. Perdonar por los pecados en que pueda incurrir a pesar de estar custodiado por un ángel. Un ángel, que hace lo que puede…Y para poder perdonarnos mejor, nos da a su Hijo, que tendrá que morir para redimirnos de todos nuestros pecados.
En el Calvario había tres crucificados y con ellos, tres ángeles custodios, uno en cada uno. Los de los dos ladrones y el de quien nos robaría el corazón, para siempre. Me imagino al ángel del Señor, cargando con la cruz hasta el monte de la Calavera. Con su parte alícuota de cruz. El cireneo ayudó a ambos, porque el ángel también cargaba con ella. Y también me lo represento saliendo de Jesús con su último aliento y viendo como lo uncían y preparaban en la cueva de Arimatea. Yo creo que aquel ángel, confuso desde el propicio hasta el final, estuvo al lado de Magdalena las dos noches y pico, delante de la piedra. Y que luego, desde la Resurrección, volvió a entrar en Cristo, con Él y en Él, hasta la Ascensión, que tiene lugar cuarenta días después. Fue como una ocupación de segunda mano, o de segundo cuerpo. Hasta que ya, solo, Cristo, de la mano del Espíritu Santo, sube al Padre.
El ángel se quedó solo, llorando como un niño. Ya no tenía misión ni santuario humano. Había guardado al mejor de los hombres. ¿Qué le esperaba ya, en adelante?
Al salir de Dios debió experimentar la sensación de un fracaso infinito. Todo se le vino abajo. Y ya no le valía quedarse al lado de Magdalena, a llorar y esperar.
Se diría que hoy he escrito desde la parte de fuera de la realidad. En un segmento de naturaleza sobrenatural y casi abstracta. Entre el estupor y la gracia. ¿Será culpa de mi ángel de la guarda?
Desde luego Sr Galbis no me causa estupor alguno ver que lleva usted tres semanas escribiendo sobre los angelitos custodios dado su tendencia natural monotemista en el tratamiento de los temas espirituales y teológicos.
Es usted muy libre de hacerlo,faltaría más, pero debo haberme contagiado de este espíritu tan angelical que destilan sus artículos que me permito, tras la lectura de este último, recomendarle para esta ocasión esta humilde oración :
Dios Señor nuestro,imploramos tu clemencia para que habiendo conocido la Encarnación por el anuncio del arcángel San Gabriel, con el auxilio suyo consigamos tambien sus beneficios.
Por JesuCristo nuestro Señor, Amén.
Y ahora con su permiso y con el de mi ángel custodio para no desentonar con la lectura voy a escuchar algo de música ,mire que casualidad, precisamente un precioso bolero de Antonio Machín que se llamaba Angelitos Negros porque como usted bien sabe aunque la Virgen sea blanca tambien se van al Cielo todos los negritos buenos porque allí también los quiere Dios.
Cuentan los Santos Evangelios que durante la oración y agonía de Jesús en el huerto de los olivos, «se le apareció un ángel del cielo que le confortaba (Lc. 22, 43). Este es el ángel custodio del Señor. Salzillo plasmó la belleza de esta escena en un paso que procesiona por la ciudad de Murcia: el Ángel de la oración. Me hicieron ver y lo comprobé que una mejilla es de varón y, la otra, de mujer.
Muchas felicidades, Luis, por tu artículo.
Estoy convencido que existen los angeles aquí en la tierra y también los demonios, solamente con mirar a nuestro alrededor nos percataremos de ellos, aunque muchos tienen dos vertientes, mitad ángel y mitad demonio, descifrando esto último me refiero que hay personas que tienen su parte de ángel en el aspecto humano y por el otro lado, su parte de demonio en el aspecto «crematistico».
De todos modos muy bueno el articulo de D. Luis, gracias por sus buenos y amenos articulos.
Luis, como de costumbre, tus escritos me hacen sentirme bien conmigo mismo y por ello mis actitudes hacia los demás reflejan ese estado de ánimo positivo.
Vivimos momentos difíciles, de muchas incertidumbres y angustias, por eso tus relatos sublimes me transportan a un remanso de Paz y mis pensamientos se llenan de efluvios positivos llegados del mas allá.
Las negrillas de tu comienzo (DIOS SE HIZO HOMBRE) y (JESUS ERA UN HOMBRE COMO TU Y COMO YO) me han llenado de satisfacción estas definiciones, porque ,yo siempre he pensado eso, y me he preguntado ¿ Si yo soy como Jesús de Nazaret y soy parte de Dios, mi responsabilidad al nacer en esta vida es inmenso ¿
Por eso mi comportamiento debe ser al unísono con esas ideas, tengo que perdonar a los que me ofenden, tengo que ayudar al caído, y sobre todo amar al prójimo, pero como siempre, el día a día nos hace sumergirnos en la vorágine de estos tiempo convulsos y de tribulación y nos apartamos de estas máximas de amor al semejante y al mismo tiempo nos separamos de nuestra verdadera grandeza espiritual como hijos de Dios que somos, incluso, pienso, que con ello también descolocamos a nuestro ángel guardián que lo llegamos a poner en verdaderos aprietos, al igual que lo puso Jesús, en el Huerto de Getsemaní, cuando también tuvo una debilidad al pedirle a su Padre que lo apartara de ese cáliz de amargura, pero su ángel reaccionó raudo, y Jesús volvió a pedirle a su Padre (Pero hágase tu voluntad y no la mía).
Para mí, Jesús de Nazaret siempre ha sido mi guía de comportamiento en esta vida, y a todos los niveles, aunque creo que casi nunca lo consigo, pero me esfuerzo todos los días.
En ese esfuerzo de intentar conseguir un comportamiento, dentro de lo posible, espiritual, y de amor hacia nuestros semejantes, creo que Jesús nos diría en su carta a todos nosotros:
((Vosotros que me conocéis, ser estandartes de mi doctrina, proclamar mi resurrección a la vida eterna, y decir que mi espíritu vive entre vosotros y él os ayuda permanentemente a mitigar las cargas de la vida y a ensamblar vuestros corazones, para que juntos tengáis mi bendición, y desde esta parcela de mi corazón, donde os llevo a todos, recibir mis parabienes, y todo mi amor))
Luis, siempre tus relatos me dicen algo positivo, gracias nuevamente.
Hola, amigo Luis. Hoy no he podido ser el primero, bien que me pesa. Acabo de llegar a casa y ya he visto al Observatore rumano comentándote. Suelo admirar sus comerntarios, pero hoy, lo siento, no me ha gustado.
Ayer mismo, sin ir más lejos, buenos y sinceros amigos, de los que no engañan, de los qie van sin dobleces, me insinuaron que porque te daba tanta cremita. Porque me gustan sus artículos, les contesté. Parece que les convenció, no sé, pero es la verdad.
Hoy nos hablas de un especial ángel custodio. Nada menos que el que acompañó a Cristo. Yo, francamente, no sé si el Hijo de Dios, Dios mismo, aunque fuera hombre, necesitara de un ángel custodio. No lo sé, ni me consta.
Cristo, Dios, vino a redimirnos, y en su calvario, en su cruz, dices que tuvo a su ángel custodio, como lo tuvo, esto es más lógico, el ladrón bueno y el malo. El que pidió perdón y el que no.Porque los dos pecaron, y los dos, según las leyes de la época, fueron crucificados.
Yo creo, querido Luis, que hoy has escrito, como bien dices, influido por tu ángel custodio, que, movido por su corporativismo, quiere estar a la altura del ángel de Cristo. Mucho protagonismo por parte de tu ángel. Aún le queda para llegar tan alto.
Muy a pesar de todos, querido amigo, seguiré dándote cremita. Bendita sea la cremita que permite enriquecerme con tu lectura. Gracias, Luis y hasta mañana.