ESPIRITUALIDAD
La espiritualidad podría definirse como una posibilidad de la materia. De lo que hay y es. Como situamos la mente en el cerebro y el alma en el espíritu, considerado este como una suerte de electromagnetismo de la personalidad. La creación es material y sin ella, sin vida, sin universo, no habría espiritualidad.
Como lo sobrenatural es natural, absolutamente natural. ¿Qué otra cosa, si no? En la naturaleza de todo, está la posible sobrenaturalidad de algo. Su sobrenaturaleza. Su naturaleza superior.
El amor es físico. El cariño, espiritual. La amistad, una metafísica solicitud del alma. ¡Qué rara mezcla de estas manifestaciones se daba en el amor de Magdalena por Cristo! Era una mujer, una real hembra, la que se interesaba por el Hombre en que se había encarnado Dios. Con todas sus hormonas, sublimadas, amaba a aquel Hermano que vivía entre nosotros pero era de otro Reino. El mas alto de los amores, interferido, roto, teológicamente irrealizable.
Y qué decir del amor de Juan, el Yepes de la Cruz, por Cristo, un amor que lo hacía morir porque no moría, porque su continuidad en la vida dilataba el trance de su acceso a la unión con el Amado. La espiritualidad sanjuancrucera ( el adjetivo es mío y lo consigno con orgullo) es de un linaje sobrenatural extremo. Y tan natural como el amor. Todo en la naturaleza viene a ser amor. Amor en acto. Amor funcionando. Juan amaba a Jesús. Jesús estaba en la otra dimensión. Y Juan, desesperadamente, quería alcanzarla, quemar etapas en lo posible. Si no fuera pecado, se habría suicidado.
El amor a la madre es lo mas auténticamente natural y espiritualizado, cuando esta ya no está. Mi espíritu tiende a mi madre como mis labios buscaban su pecho cuando me transfería vida, cuando yo era un proyecto pequeño entre sus brazos. Espíritu y espiritulización absolutos de mi vida, ahora, que no me lleva al sanjuancrucerismo de desear la muerte para reencontrármela, pero sí conduce a la naturalidad tranquila y esperanzada con que la aguardo, porque se qué es lo que me encontraré, inmediatamente, primero, luego de decirle hola a San Pedro. Su sonrisa generosa y sus ojos inmensos…
Soy el espíritu que habita mi cuerpo. Mis palabras, mis ideas, mis ensueños, son espíritu. O materia espiritualizada. Dios tiene un corazón de carne, dijo Ratzinger, como suelo recordar. Yo tengo, gracias al espíritu, carne de Dios. Corazón de su gracia. Aliento de su Amor. Cuando escribo espiritualizo. Mis dedos tocan un teclado. Pero en la punta de cada falange final escribidora, está la huella dactilar de mi espíritu entero, entregado a la tarea de darse por escrito, de comunicarse al otro, a los demás, a mi familia humana, a las gentes de mi casta espiritual.
Un poema es una oración espiritual. En una metáfora vibra el alma haciendo belleza. Y la plegaria, la oración, es un puente espiritual que me religa a Dios. Un puente de palabras y sentimientos, posibilidades de la materia, de la naturaleza, para esa relación sobrenatural con el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Y con Ella, la Madre, que yo incluyo y que me perdone quien lo considere herético, en la Santísima Trinidad. Hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo. ¿Caben mayores títulos?
La espiritualidad es vida trascendida. Pero vida. No otra cosa. Yo no veo a mis hijos con los ojos. Los veo con el espíritu. Y la placa de ellos que se imprime en mi cerebro, es una instantánea espiritual que conecta con mi corazón y rebota en él hacia lo alto, cubriendo de espiritualidad mi universo inmediato. Yo, lleno de Dios, entre lo que Él me dio.
Un poco, resumiendo, el ánimo es más físico que el alma. Anima, da ánimo, moviliza y parece ordenado desdel corazón. Es dinámico y capaz de coraje. Dispone a.
La mente, guarda mas relación con el cerebro. Es la luz emitida pos su materia gris. Con el ánimo se está dispuesto. Con la mente se piensa, se razona. El ánimo es operativo. La mente, creadora.
El alma es nuestra máxima expresión de capacidad metafísica. A partir del alma se comunica con Lo Alto. Es la antena de Dios. Lo mas natural d aquel soplo, el “pneuma” de los griegos, que decían que el alma era como un aire. De ahí los neumáticos y la neumonía. Un aire divino. Una conexión teológica.
Y el espíritu sería lo mas propiamente corporal y propio de nuestro ser físico, animándolo, dándole animo, haciéndolo razonador y mental, instalándole el alma como una sintonía con Dios.
Soy espiritual desde mi corporeidad etérea, desde ese yo que está en mi. Valiente y osado con mi ánimo animador, con ese ánimo que me da ánimo. Racional con mi mente, esa sutil emanación de mi cerebro, racional, crítico y creador. Y, por fin, soy metafísicamente libre y dependiente desde mi teológica conexión con Lo Supremo operada por mi alma, ese aire que intuían los griegos como una brisa de vida dentro del cuerpo. Su “pneuma” filosofador.
En el espíritu (cuerpo), reside mi vida. En la mente (cerebro), el pensamiento. En el ánimo (corazón), el sentimiento. Y en el alma ( toma de tierra del Cielo), Dios. Vivo, razono, siento y hago oración. Pecado, error, pasión y hasta posible santidad.
Llamamos valiente al animoso, enfermo mental al loco, apasionado al fuerte de espíritu y, al malo, desalmado. Como si no tuviera alma. El habla es un protocolo de verdad.
Soy un aliento puesto de pié.
¿De dónde sacas tu inspiración, amigo Luis? Mezclas, maravillosamente, conceptos humanos con otros espirituales, yo diría que divinos.
En los humanos coincidimos casi siempre, en los espirituales, también, pero menos.El amor es físico, el cariño espiritual. No creo. El amor es lo más espiritual a lo que podemos aspirar. Amor a unos padres, a una esposa, a unos hijos, nietos y tu, hasta biznietos.¿Qué más espiritual que ese amor? Si fuera físico podría llegar a ser más sucio, y lo espiritual nunca es sucio.Es claro, transparente, diáfano.
Comunicarse con lo Alto (en mayúsculas). No tengo tu fe, ¿qué le vamos a hacer? La fe la comparo con el duende la inspiración. La tiene quien la tiene. No se elige.Se tiene o no se tiene.
Luego dices, en el espíritu (cuerpo) reside mi vida. Claro que sí. Totalmente de acuerdo.
Y acabas a lo grande: oreja y rabo: Soy un aliento puesto de pié. Casi nada. Un placer leerte.
Corpore et anima unus Sr Galbis, dos dimensiones que caracterizan la persona humana y que le convierten en una síntesis de lo material y lo espiritual. A veces se confunde la espiritualidad como sinónimo de religiosidad, como si de un camimo místico se tratase y que solo podemos recorrer a través de la meditación constante y de nuestro deseo de hacer el bien a los demás.Ser espiritual sería algo así como tener una trayectoria de vida a medio caminoi entre San Juan de la CRuz y Tereea de Calcuta.
Es cierto que desde la tradición cristiana tosdos somos criaturas de Dios, el hombre está hecho a su imagen y semejanza y por esta razón y a través de la oración deberíamos ser capaces de relacionarnos con El en la medida de nuestra propia FE .Desde este punto de vista la espiritualidad del hombre no sería mas que la necesidad consciente de DIos.
Pero lo maravilloso de esto es que no somos un fruto más de la Creación sino que somos algo más, alguien para ser exactos , somos seres humanos con dignidad que han sido dotados de inteligencia,de una mente libre , con capacidad de amar y pensar, de comprender y reflexionar sobre el mundo que le rodea, de interpretar la naturaleza y aprender en lo posible a dominarla. En este mundo avanzado tecnológicamnete donde impera la concepción material del hombre sobre la espiritual , la espiritualidad queda relegada a lo que la ciencia no puede descubrir empíricamente, a esos misterios de la vida ocultos a los que el ser humano todavía no sabe dar respuesta. ¿ de donde venimos? ¿ a donde vamos? . ¿Cual es nuestro fin? .En este mundo convulso de ideas la espiritualidad mo es otra cosa que la tranquilidad con uno mismo,con nuestra propia conciencia.la aceptación de nuestra propia FE y nuestra forma de vivirla(cada uno de forma diferente y sin imposiciones a los demás),reconocer que nuestra alma es inmortal y promover la comunión en paz con nuestros semejantes .Si el alma como dice usted es la máxima expresión de nuestra capacidad metafísica- la antena de Dios- procuremos que no nos falte la cobertura necesaria para estar en su sintonía y como dijo Platón cuidémosla si queremos que la cabeza y el resto de nuestro cuerpo funcionen correctamente. Un cordial saludo.
Disciernes, Luis, de forma ordenada, casi reglamentada, eslabonando metódicamente un pensamiento con otro. Te admiro por ello, puesto que denota tu equilibrio.
Disciernes sobre lo espiritual y lo humano, colocando cada aspecto en su sitio, lo que demuestra tu madurez, sinónimo de sosiego y paz interior.
Me gusta mucho tu reflexión; física y espiritual, cerebral y emocional. No sólo concilias tus pensamientos, también consigues conducir los míos, siendo como son, desordenados y apasionados. Actúo y decido, llevada por la razón y el corazón. Todo unido, todo revuelto. Cuerpo y alma fusionados. Mente y sentimiento inseparables, efusión y sensibilidad solidarizados.
“Al pensar con el corazón
Tu y yo llevamos razón
Porque el amor solo da la verdad,
de verdad sin condición
Por eso se bien donde voy
donde iré”
Hasta donde el corazón y la razón nos lleven, Luis.
Es usted tremendo señor Galbis. Muchas gracias.
He disfrutado el texto… leído y releído, para atrapar toda su miga. Pues, para leerte, Luis, leerte bien, conviene «releerte», si es que uno desea atrapar la hondura, el contenido intelectivo y de razón con que operas en tus textos.
Me encanta visualizar la frescura de tu mente, tu brillantez. Es de admirar.
Nada que añadir a lo escrito. Está todo dicho. Incluso los comentarista al artículo, diría que se hayan visto contagiados de tu «luz» y, quizá sin pretenderlo, hayan puesto una especie de broche o rúbrica a tus pensamientos realmente hermosos y meritorios.
Felicidades, y gracias por seguir ahí.