MIRADAS Y ENCUENTROS
Una mirada puede significar tantas cosas… Todo depende en realidad de la impresión que deja en tu mente receptiva, lo que acaba de entrar por tus ojos.
En la mayoría de ocasiones lo que vemos de forma cotidiana son actos aparentemente sin importancia, pero la gente observadora casi siempre obtiene conclusiones de lo que ve. Contemplar y tomar nota del paso del tiempo de forma sosegada y serena, que es como realmente se aprecia lo que ves, inspira mucho y ayuda a la hora de escribir.
Es mi deseo orientar más la mirada a esta primavera que llega y en la que la luz del día se va alargando; hay tantos sitios a donde dirigirla: Desde hacer algo tan simple e inocente -mas bien cosas de niños- como observar las nubes al final de la tarde, que se pasean por el aire y en ocasiones intentamos para distraernos, descifrar en sus formas las de un animal o rostro humano. Además de revivir la atracción hacía la naturaleza estando en la huerta, acercándose a sus flores que ya salen, llegando su aun tímido aroma a nuestro olfato, al mecerlas el viento calido de la tarde. Y escuchar ese peculiar sonido ¡como un remolino! de las alas de los tordos, que surge de improviso al iniciar su vuelo.
Asimismo ver en la calle escenas de la vida cotidiana; como aquellas tan humanas de una madre que juega con su hijo, o de un grupo de ancianos que ríen a carcajadas. Y vivir la alegría de la fiesta; donde su mejor expresión la encontramos al ver el resplandor de los cohetes de colores, anuncio de que algo divertido va a pasar.
Los encuentros igualmente nos producen gran satisfacción; deberíamos recuperar a menudo, momentos casi olvidados: Como encontrarte de pronto, con personas de las que guardas un grato recuerdo y a las que no veías hace ya mucho tiempo. Rincones de tu pueblo por los que vuelves a pasar y te rememoran vivencias gratas en tu vida. También introducirte en esos libros que se quedaron a medio leer y al reanudar su lectura, te identificas con aquella historia sobre la que te apetecía –quizá sin saberlo- volver a entrar en ella, para disfrutar de su lectura.
Y en fotos antiguas, donde te puedes ver de joven, cuando llevabas bigote y el pelo largo, en aquellos años que tantas veces anhelas de rebeldía juvenil..; o aquellas divertidas con amigos de juventud. Instantes reveladores tan íntimos, del transcurrir de tu existencia. Las fotos son el recuerdo grabado para siempre, de periodos adorables de tu pequeña historia particular.
Es importante igualmente, intentar recuperar en tu mente los momentos de gloria que pudiste tener en una afortunada etapa de tu vida. El gran escritor americano John Steinbeck los definió de forma casi perfecta en su novela “Al este del Edén”. Dejo escrito en ella: “A veces un momento de gloria ilumina el espíritu del hombre, es algo que le ocurre a casi todo el mundo. Uno siente como crece como se prepara, lo mismo que una mecha que arde hacia la dinamita. La piel siente el aíre, y cada profunda aspiración tiene un dulce sabor; brilla con resplandor en el cerebro. Es un hecho aislado pero que nos une al mundo”.
Mirar y disfrutar.
Efectivamente amigo Penalva , una mirada puede significar tantas cosas. Los ojos dicen que son el espejo del alma, podemos transmitir a través de ellos una infinidad de matices emocionales y percibir al mismo tiempo el mundo que nos rodea. Quizás no haya nada que conquiste más al ser humano que una mirada.
Decía Plutarco que los ojos lanzan dardos de fuego que golpean todo aquello que miran.
Fijarse detenidamente y con placer en las pequeñas cosas que nos rodean es como detener el tiempo ante nosotros, apreciar los colores, la luz de la Primavera o recrearse por un instante en ese fruto del árbol , en el sonido de los pajaros volando,o simplemente en las escenas cotidianas de la gente con las que nos encontramos es despertar dia a dia nuestra curiosidad.Sin esa cualidad el hombre no podría sobrevivir mentalmente.
Si amigo Penalva,suscitemos miradas y encuentros, hayq que mirar con detenimiento,ser observador de la realidad que nos rodea,para disfriutar de ella, para transformala si fuera preciso, pero sobretodo para aprender de ella. Ese es nuestro destino.
Un cordial y afectuoso saludo.
¡Cuántas cosas nos perdemos por no contemplarlas con los ojos del corazón!
Gracias Sr. Penalva, por recordárnoslo con su bello texto, por instarnos a mirar dos veces un universo de pequeñas cosas que en definitiva, son las que le dan valor a la vida.
Sí señor. Esta vez lo tiene. Muy buena reflexión y mejor motivo para vivir la vida. Por añadir algo Señor Penalva, ¿Y las cosas que , derivadas de esas observaciones y encuentros se nos vienen a la mente a aquellos que, como usted por ejemplo, no las dejan paradas? Que piensan en escribirlas… Esas , a veces llamadas inspiración hacen descansar el alma.
Gracias por compartir sus pensamientos.
Quiero felicitar a Francisco Penalva por su artículo. Ha logrado unir la sencillez con la profundidad de la vida misma, de la vida del pueblo. Recomiendo su lectura, que tiene una buena dosis de poesía.
Así debería percibirse y atraparse el mundo, Francisco, mirando, inventando a través de esa mirada, creando, añadiendo realidad a esa que nos llega por medio de los ojos… y para eso, para conseguirlo, se precisa, como bien dices, abrir el corazón y los sentidos a lo aparentemente más sutil, a lo menos aparente…; ejercicio maravilloso y rico cuando se captan esas «otras» realidades que están como escondidas.
Me ha encantado el artículo, mucho, Francisco.
Como indica Javier más arriba, sencillez y profundidad tratando a la vez de la vida.
Gracias.