TRABAJAR POR UNA IGUALDAD REAL

Artículo de opinión de Maite Botella. Vicesecretaria Partido Popular Novelda

El pasado 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Una fecha en que la que desde todos los ámbitos políticos, sociales y culturales se puso de manifiesto que, aunque son muchos los avances conseguidos en nuestro país en los últimos años, aun queda mucho por hacer por la igualdad de la mujer; por una igualdad real, efectiva y plena. Por justicia, por decencia, por dignidad y por sentido común, en una sociedad libre y democrática todas las personas debemos tener los mismos derechos y oportunidades, las mismas obligaciones y deberes, sin privilegios ni discriminaciones.

En esta línea, y con motivo de esta Celebración de la Mujer, el Partido Popular local presentó, en el último pleno ordinario, una moción cuya urgencia fue rechazada por el equipo de gobierno de nuestra localidad. Las explicaciones del alcalde de Novelda para justificar este rechazo fueron vagas y equivocadas. El señor Beltrá esgrimió un argumento falso para no aprobar la urgencia de una moción a favor de la igualdad entre mujeres y hombres, manifestando que en el Partido Popular debíamos recordar que en el Congreso votamos en contra de la Ley de Igualdad de Zapatero (otra vez el “argumento” de “y tú más” que no conduce a nada).

Si hablo de “argumento falso” es porque el Partido Popular en el Congreso no votó en contra de la Ley de Igualdad, lo que hizo fue abstenerse por considerarla una ley elitista que no contempla ni ataja, como ha quedado demostrado, los problemas reales de discriminación que sufren las mujeres de nuestro país. En la actualidad, la tasa de actividad de las mujeres es veinte puntos inferior a la de los hombres, la tasa de paro de las mujeres es cuatro puntos más alta que la de los hombres; los salarios de las mujeres son hasta un treinta por ciento más bajos que los de los hombres en el mismo puesto de trabajo, los empleos de las mujeres son de menos calidad y más temporalidad que los de los hombres… Estos datos muestran, a las claras, que pese a las reformas legislativas, la realidad es decepcionante.

El Partido Popular no votó contra la Ley de Igualdad porque cree en la igualdad plena entre hombres y mujeres. Y si se abstuvo es porque cree en la mujer, en sus capacidades y en su formación. Este partido sabe que las mujeres podemos acceder a un puesto de trabajo sin necesidad de cuotas porque lo que se debe valorar en nuestra preparación, las mujeres no podemos ni debemos ser “un número” que hay que cumplir.

El Partido Popular no ha necesitado cuotas para que Luisa Fernanda Rudi fuera la primera y única presidenta del Congreso de los Diputados, ni para que Esperanza Aguirre sea la única presidenta de una Comunidad Autónoma y fuera la primera y única presidenta del Senado, ni para ser el partido con más presidentas regionales y alcaldesas de España. Sin necesidad de cuotas, Milagrosa Martínez fue la primera y única alcaldesa de Novelda.

Con la Ley de Igualdad el gobierno socialista ha intentado tapar el socavón de la desigualdad. Ha ido sacando pecho como defensor de la igualdad agitando un simple BOE en la mano en vez de poner fin a la discriminación que las mujeres han sufrido con Zapatero en los altos cargos de la Administración.

En esta legislatura que ahora acaba de cada cinco Secretarías de Estado, sólo una estaba ocupada por una mujer. De cada cuatro Subsecretarías, sólo una era ocupada por una mujer. De cada cinco Direcciones Generales, sólo una era ocupada por una mujer. Por no haber paridad no la había ni dentro del Gobierno porque cesaron a dos ministras, Cultura y Sanidad, y pusieron a dos ministros, uno de los cuales clasifica a las mujeres españolas en tres clases: campanas, diábolas y cilindros. Toda una lección de lenguaje de género.

El Partido Popular siempre ha trabajado por la igualdad de la mujer y seguirá haciéndolo hasta lograr el objetivo final de la igualdad plena. Siguen siendo necesarias medidas efectivas que permitan que la conciliación de la vida familiar y laboral sea un derecho, que ninguna mujer tenga que rechazar o dejar un proyecto profesional para atender su proyecto familiar. Es preciso continuar trabajando para reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres y para reducir la tasa de temporalidad femenina. Debemos lograr que las mujeres puedan acceder a los puestos de responsabilidad que merecen, sin obstáculos, sin discriminaciones, sin desigualdades. La igualdad real se consigue haciendo posible que la mujer y el hombre tengan las mismas oportunidades. Y para alcanzar este objetivo no basta con legislar, de nada sirven las leyes si estas carecen de la suficiente ambición política, compromiso presupuestario y no son capaces de resolver los problemas reales de la mujer real.

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