Disfrutar la Navidad

Rosa Mary Rizo, psicóloga clínica

Ya es Navidad. Un año más las calles se visten de brillantes luces, los establecimientos lucen coloridos escaparates y podemos escuchar alegres villancicos que anuncian días de celebraciones y reencuentros. Es momento de decorar la casa, o incluso el puesto de trabajo, con llamativos adornos que contagien optimismo. 

De manera natural transformamos nuestro entorno llenándolo de magia y buenas intenciones. Puede resultar curioso que esta celebración de la liturgia cristiana sea compartida por tantas personas, sean creyentes o no. Pero si reflexionamos sobre el ser humano, sobre sus anhelos más profundos, llegaremos a comprender el por qué la Navidad se ha convertido en una conmemoración general de la solidaridad y los buenos sentimientos.  Y es que la humanidad busca la felicidad, es una tendencia natural que nos encamina siempre en su dirección.

Deseamos la felicidad y elegimos aquellos momentos, aquellas personas que nos hacen sentir bien. En estos festivos días, decidimos sentirnos un poco más dichosos que de diario, y nos dejamos contagiar por buenas vibraciones.  

Aprovechamos para reunirnos con las personas que más queremos, pero en un ambiente especial. Repartimos buenos deseos de felicidad para los días de Navidad y el año nuevo, y la esperanza por conseguir nuestros propósitos nos anima e ilusiona. 

Sin duda, durante estos días las preocupaciones y los problemas cotidianos continúan ahí, y ahí seguirán si no les damos solución. Pero como dice Rojas Marcos: “contemplar las vicisitudes de la vida a través de una lente que acentúe los aspectos más favorables y minimice los negativos, es un ingrediente esencial del instinto de felicidad”.  

Si seguimos sus sabios consejos, podemos aprovechar estos días para darnos un respiro, dirigir nuestra mirada hacia lo positivo, que también forma parte de nuestra realidad, y centrarnos en disfrutar de la alegría de estos días.  Esto nos ayudará a cargarnos de energía para seguir adelante y afrontar los retos difíciles que a veces nos impone la vida.

Sería estupendo que este ambiente navideño durara siempre, pero resultaría igualmente agotador y perdería el atractivo de lo que es extraordinario, de lo que se sale de la rutina.  Por todo ello, debemos disfrutar estas fiestas, cada momento de alegría que nos brinde el aquí y el ahora, y no desperdiciar la oportunidad de ser un poco más felices, aunque sea por unos días.

Feliz Navidad y un mejor año nuevo.

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