Com el llebeig, com el garbinet

Artículo de Albert Alcaraz extraído de su trabajo en una revista especializada

El diez de junio de 1850, apenas un año después de la Segunda Guerra Carlista, nació en Novelda, Antonio Segura y Escolano, siendo el mayor de dos hermanos. Tenía unas raíces familiares enormes (su padre era el quinto de catorce hermanos) en un pueblo, Novelda, que, por aquel entonces, escasamente llegaba a los 8.000 habitantes. El movimiento musical era, prácticamente, nulo. Aunque, por suerte, acababa de fundarse la Unión Musical La Artística unos años antes, ni tan siquiera existía un centro cultural. No existía la Sociedad ‘Casino’, inaugurada en 1888. No había un teatro (aunque a día de hoy, increíblemente, tampoco lo hay). “La Jira”, fue un pequeño coliseo cuya actividad comenzó posteriormente. Casi a final de siglo. Nada… Desierto…

Antonio tenías tantas ganas de aprender que empezó a trabajar como escribiente de un notario para poder costearse sus estudios musicales con tan sólo nueve años…y a los catorce,  ya era violín segundo en la Orquesta de Alicante del recién creado Teatro Nuevo (posteriormente llamado Principal) donde colaboraba, también, con la sección musical del Liceo Artístico-Literario dirigido por José Vasco, maestro de capilla de la Colegiata de San Nicolás, y ofreciendo  diferentes conciertos en otras salas de la provincia (Teatro Hospital de Villena, Teatro Llorente en Elche…). Sentía siempre una capacidad de superación y, sin abandonar el violín, obtuvo el título de Maestro de Primera Enseñanza en 1869.

Sus ganas de crecer y la incertidumbre sobre qué le depararía el futuro, no le impidieron que se trasladase a vivir a Madrid. Allí ganó una plaza de primer violín en la Orquesta del Teatro del Príncipe Alfonso (también llamado Teatro Circo de Rivas, situado entonces en el paseo de Recoletos) con apenas 19 años y que, por aquel momento, era conducida por el prestigioso maestro, José Vicente Arche.

Benacantil 1851

Pero, además, Antonio comenzó a estudiar derecho, terminó el profesorado normal en 1870 y, al año siguiente, obtuvo plaza de profesor en el Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos de Madrid. En aquel lugar, bajo la dirección de Ballesteros y Nebreda, y junto a un equipo de docentes maravilloso, trabajó, en una dirección increíble, sentando las bases para una formación modelo encaminada hacia sus estudiantes, y que se vio reflejada unos años después, en el ámbito musical, en figuras tan significativas como Isabel de Diego, Gabriel Abreu, Zacarías López, Eugenio Canora, Ricardo Giner, Rafael Rodríguez Albert o Joaquín Rodrigo.

No obstante, la vida artística que estaba realizando quedó en un segundo plano y centró su actividad principal en la docencia. De la noche a la mañana se esfumó ese devenir. ¿Por qué? Antonio decidió regresar a Novelda, su pueblo, para estar al lado de su familia. Había problemas económicos y de salud. No puso reparos a su situación. Como el llebeig. Como el garbinet. Vientos que, muchas veces, anuncian la llegada de fuertes lluvias en el Mediterráneo, pero que dan paso a esos días soleados y de un mar azul increíbles. Así actuó él.

Fundó en Alicante la Sociedad de Conciertos. Y fundó el colegio La Educación (en la calle Villegas), donde junto a Leopoldo Morato, administrador del centro, impulsaron una de las primeras revistas pedagógicas nacionales, donde colaboraban, frecuentemente, José Baeza, Pedro Deltell o Antonio Saquero, profesores y directores de la Escuela Normal de Maestros de Alicante. Más de 34 números. Más de 10 años de publicaciones y colaboraciones, además de de impartir clases de música y dibujo en el centro. Antonio, tras solicitar permiso a la Diputación Provincial de Alicante y obtener el beneplácito correspondiente, consiguió que diferentes niñas y niños obtuviesen la educación gratuita en el centro. De todo ello, se hizo buen eco la prensa de tirada nacional, como El Imparcial, La ilustración de la mujer, La mesa revuelta o El espiritismo, alabando su quehacer.

Rambla Méndez Nuñez 1900

Antonio luchó toda su vida por dignificar la docencia. Dar la mejor educación que tuviese en sus manos por y para los demás, sin importar cuál fuese su estatus o su posición política. Sentía verdadera devoción por formar, lo mejor posible, a aquellos con cualquier tipo de discapacidad. Poder sembrar con mimo y con cariño, dándolo todo, como tantos docentes lo hacen cada día por nosotros. Escribió varias obras para niños y hasta una colección de cuadros sinópticos para el estudio del español. Y como consecuencia de su buen hacer, fue condecorado con la distinguida condecoración civil que puede ser otorgada en España: la Cruz de la orden de Carlos III.

Tras viajar a Cuba en 1878, donde fundó un colegio de sordomudos y ciegos en La Habana, falleció unos meses después: el 30 de diciembre de 1879, con tan sólo 29 años. Sí. Era de Novelda. Un gran docente. Un gran músico…

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