Desde hace más de 40 años, según nuestra Constitución: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Ciertamente en unos pocos párrafos resulta imposible tratar como se merece un tema tan importante y extenso, pero al menos da para plasmar algunos datos y detalles para que cada cual juzgue si este derecho básico es cierto y vamos mejorando, o tal vez resulte ser una gran mentira. Podemos empezar, dado que es tema de actualidad, por las inversiones que el Estado reparte a través de sus presupuestos cada año. Este año, como es ya costumbre, la inversión por habitante para nuestra provincia es ridícula en comparación con la media.
Los alicantinos, a pesar de tener una renta muy por debajo de la media, somos los últimos a la hora de recibir inversiones, sí los últimos. De media en cada español se invierten 283 euros, pero a nosotros nos dan una limosna de 85, imagino que por vivir en la millor terreta del mon. Demos las gracias a los diputados por Alicante del PSOE que los votarán a favor.
Del mismo modo la financiación efectiva por habitante de la Comunidad Valenciana es la más baja del País, un reparto que se hace mediante el modelo de financiación autonómica socialista, por el que cada valenciano, por el hecho de serlo, vale 612 euros menos que los españoles de otras comunidades.
Si seguimos con la igualdad medida en términos económicos, conviene recordar el privilegio vasco, mal llamado concierto, mediante el que, por el mero hecho de vivir allí, y teniendo la suerte de tener una renta por habitante mucho más alta, en lugar de contribuir a la hacienda común, se les hace un plato aparte, ya que a los ricos nunca les ha gustado comer el mismo menú que a los pobres.
Este privilegio podría ser por cuestiones de raza o de sexo, y claro estaría mal visto, pero solo lo es por ser vasco, algo que para quienes requieren el apoyo de sus diputados para gobernar lo justifica todo.
¿Qué como puede pasar esto? A ver si valen estas pistas:Cerrando con cuestiones tan básicas e importantes para la igualdad, como que el voto de cada ciudadano debe valer lo mismo, conviene recordar, que cuando se vota en las elecciones generales, el voto de un soriano vale y cuenta como tres veces más que el de un alicantino.
El de un votante del PNV como el doble de uno de Ciudadanos. Lo mismo ocurre a nivel autonómico donde el voto de un castellonense vale mucho más que el de los alicantinos o valencianos.
¿Igualdad?