Tribuna de opinión de José Enrique Sánchez
Por un lado los ecologismos de salón, que sólo promueven medidas para frenar el cambio climático del que hacen responsable a la humanidad, cuando realmente es inevitable por los ciclos naturales de nuestro mundo, creo yo, pero que no aportan nada sólo que trabas y burocracia mientras reciben subvenciones por doquier para mantenerse a costa de todos, por otro lado los agricultores que al final son los que producen tanto convencional como ecológico, manteniendo los campos verdes y cuidando de ellos, produciendo alimentos para todos aún siendo lastrados por una burocracia infinita y una normativa tirana que nos ahoga.
También incoherencia ante la globalización donde se producen alimentos sin ningún tipo de restricción, que llenan nuestros lineales haciendo una competencia desleal a los que producimos bajo el yugo de la normativa europea, una filosofía catastrófica que adoctrina en la falsedad, que nos inculcan cada día que lo que producimos no es sano y parece que estamos enfermando a la sociedad con nuestros alimentos, realmente es un despropósito seguir en este sector básico para la sociedad que aporta mucho más de lo que resta en términos sociales y medioambientales, y que se ve abocado a desaparecer por culpa de filosofías enfermizas que sólo aportan hambre, miedo e incertidumbre, pero que no aportan ninguna solución a esa sostenibilidad que tanto predican, no es sostenible si dejas un pilar básico como la agricultura fuera de la ecuación.
Ya está bien de aguantar todo esto, es por eso que el sector a nivel europeo haya salido a protestar en las carreteras, pueblos y ciudades, no se puede ir en contra de los que llenan los lineales donde llenamos la cesta, los precios suben por la impuestos que gravan los productos, en los procesos sobre todo, ya que son muchos además de los materiales necesarios para poner cualquier fruta en la cesta ( aguas, fitosanitarios, salarios, envases, transportes, combustibles, energías, distribuciones, un largo etc…) que es necesario de muchos profesionales que al final se nos ha engordado el presupuesto mayormente de impuestos, esta es la realidad que nos asfixia y que muy pocos explican, es un problema global y de legislación mayormente y la solución debe venir precisamente de ahí, leyes ajustadas a la realidad y reciprocidad con la globalización.
Por nuestra parte debemos seguir produciendo y adaptándonos a la vez que intentamos encontrar soluciones para que volvamos a tener un sector próspero y atractivo para los jóvenes que tanta falta nos hacen.