Sergio Crespo: “Intentamos traer nuevas curas y mejorar la calidad de vida de los pacientes con diabetes”

El noveldense e investigador bioquímico en el Hospital Maisonneuve-Rosemont Research Center de Canadá publicó un estudio en la prestigiosa revista científica Cell Metabolism sobre un nuevo fármaco para tratar la retinopatía diabética

Sergio Crespo García, noveldense de toda la vida, estudió en el colegio Padre Dehon, donde ya comenzó a interesarse por la biología. Con 18 años estudió la carrera en Segovia y el máster en Madrid. También pasó un periodo en Reino Unido y posteriormente, estuvo 4 años en Berlín, gracias a la beca Marie Curie, donde se interesó por la degeneración macular de la retina y la proliferación de los vasos sanguíneos.

Actualmente, Crespo vive en Montreal (Canadá) y trabaja en el Hospital Maisonneuve-Rosemont Research Center. Una oportunidad que le surgió durante unas conferencias a las que acudió en Japón: “Conocí al catedrático Przemyslaw Sapieha, de la Universidad de Montreal, y cuyo trabajo tiene mucho prestigio. Tras varias charlas y discusiones me invitó a unirme a su laboratorio”.

Dos semanas después ya estaba solicitando el visado para ir a Canadá. Tres años han pasado desde entonces y el noveldense admite que allí está teniendo muchas opciones de publicar artículos, acogerse a becas, etc. 

Sergio Crespo García en el centro de investigación del hospital Maisonneuve-Rosemont

De hecho, ahora ha conseguido que Cell Metabolism, una revista científica de gran prestigio, publique el trabajo de su equipo, del cual es primer autor: “Como investigador, uno mismo, aspira a publicar en revistas que tienen un gran impacto y es una forma de competir en el campo con otros expertos porque afianza el valor de lo que estás haciendo y de tu campo”.

En este estudio investigan un nuevo fármaco para tratar la patología de la retinopatía diabética, una enfermedad que se caracteriza por el crecimiento incontrolado de los vasos sanguíneos y que es una de las principales causas de ceguera en la población adulta. Según Crespo, “se espera que sobre el 2030 haya unos 200 millones de personas con retinopatía diabética en el mundo. Tiene un impacto brutal porque es una enfermedad que no tiene cura definitiva”.

Las opciones que hay ahora para tratar la enfermedad son muy limitadas y consisten en frenar la enfermedad, no pueden revertirla, explicaba el investigador bioquímico: “La mayoría de estos tratamientos necesitan que el paciente esté yendo cada mes al oftalmólogo a recibir inyecciones en los ojos y el tratamiento que recibe cada uno de los pacientes oscila entre los 500 y los 2.000 euros”.

El fármaco que plantean ha sido desarrollado por sus colaboradores, UNITY Biotechnology, una prometedora empresa californiana que el pasado octubre comenzó ensayos clínicos en humanos con este medicamento. Actualmente están desarrollando estudios sobre la seguridad de este fármaco para ver cómo de seguro es inyectarlo en personas: “La media que tarda desde que descubres este medicamento hasta inyectarlo o hacer una pastilla oscila entre los 5 y los 15 años”, admitía Crespo.

Una vez finalice la fase de bioseguridad, volverán a probar el fármaco en grupos más grandes de pacientes. De este modo, espera que “en los próximos 2 años sepamos si se hará realidad o no esta terapia”.

Este hallazgo ha tenido una gran repercusión a nivel local, nacional en Canadá e incluso en EE.UU. y por ello, Sergio Crespo quería compartirlo con los noveldenses: “Con este medicamento trabajamos por intentar traer nuevas curas y mejorar la calidad de vida”.

¿Qué es la retinopatía diabética?

Fondo del ojo. Imagen de: Retina Image Bank

Sergio Crespo comparaba la retina con un papel fotográfico, que para poder hacer la fotografía necesita que pase la luz y se imprima la imagen. La retina forma parte del cerebro y está llena de neuronas; y las neuronas son las células del organismo que más energía requieren. Para poder tener esta energía necesitan que haya muchos vasos sanguíneos que lleven los nutrientes.

Pero con la diabetes, estos vasos sanguíneos comienzan a degenerarse y a morir y el organismo, para compensar esa pérdida de vasos sanguíneos, crea otros. Cuando empiezan a crecer y crecer, obstruyen la retina, impidiendo la visión.

A través del estudio, identifican, por primera vez, que los vasos enfermos tienen una predisposición por un fenómeno genético denominado senescencia celular, y que cuando eliminamos esas células senescentes, podemos recuperar la funcionalidad de la retina y disminuir la patología.

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