Fue un pintor muy cotizado a principios del pasado siglo y se encargó de decorar los murales del comedor del Gómez Tortosa y de uno de los salones del Casino de Novelda.
La concejalía de Cultura, a través del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, ofreció ayer en el Centro Cultural Gómez-Tortosa una conferencia del experto en arte alicantino Joaquín Santo sobre la figura de Lorenzo Pericás, pintor alcoyano que se encargó en 1903 de decorar los murales del comedor de este edificio modernista.
Santo quiso resaltar el «tremendo esfuerzo» que hizo en su día el Ayuntamiento para recuperar todas las pinturas de esta estancia del centro cultural, muy estropeadas por el paso de los años e incluso por la lluvia. En su conferencia, además, alabó la figura del padre de Antonia Navarro «La Pitxotxa», un «gran desconocido para los noveldenses que incluso llegó a ser alcalde de la ciudad a finales del siglo XIX», apuntaba.
De Lorenzo Pericás destacaba que «tuvo una vida muy desgraciada», con muchas enfermedades que le impidieron pintar en sus últimos años, algo que le llevó a la ruina. Sin embargo, apuntaba el historiador, «su pintura es alegre y colorista». De hecho, era conocido como «el pintor de las flores», ya que le gustaba incluir estos elementos en todos sus cuadros.
En Novelda, no solo el comedor del Gómez Tortosa cuenta con su arte, sino que también el salón «Imperio» del Casino cuenta con algunas de sus pinturas. «Es un motivo de satisfacción para todos los noveldenses», señalaba Joaquín Santo, ya que «en su época era un pintor muy reconocido en la zona».
Para terminar, Santo quiso ensalzar también la figura de Gómez Tortosa, un hombre que llegó a ser rector del Real Colegio Español de Bolonia y ocupó numerosos cargos a nivel nacional. «Aunque la gente sabe quién es, su figura no está tan reivindicada y conocida en Novelda como se merece», lamentaba. De hecho, y como ejemplo de la importancia que tenía en su época, el historiador dio a conocer que su hijo pequeño, que aparece en una de las pinturas del comedor, tuvo como padrino de bautismo al Conde de Romanones, entonces Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, algo que «demuestra el poder que tenía en el país en ese momento».