Art. de opinión de Francisco Penalva Aracil

DESARRAIGO

La historia de los pueblos está formada entre otras cosas por el desarraigo, sufrir la separación de la familia, lugar donde naciste, costumbres y formas de vida.

Este desarraigo no deseado, está envuelto de una triste sensación de soledad. A nuestro país llegan diariamente inmigrantes de distintos lugares del mundo, muchos de ellos vienen cargados de sus míseros enseres, otros sin nada. Y de una desolada sensación de incertidumbre y miedo de no saber qué va a ser de ti.

Huyen de injusticias, corrupciones, pobreza extrema, en lugares a los que muchos de nosotros hemos viajado y de los que hemos vuelto, porque tenemos ese súper poder que proporciona el dinero, ellos no.  

Los más pobres, después de saltar vallas sangrientas, o cruzar el mar en barcazas agujereadas se encuentran -los que logran llegar a tierra vivos- rodeados de rechazo; al color de su piel, aspecto, idioma… y empiezan a padecer de inmediato ya, discriminación racismo.

Hay otro desarraigo aparentemente deseado Se trata el de esa gente que rechaza formas de vida que dicen que no les gusta, o no se adaptan a ellas. O a valores morales, que consideran burgueses, caducos e incluso impuestos.

Volviendo al desarraigo real el que no se quiere pero se padece, aquel de tener que irte de tu hábitat el lugar don naciste. La emigración forzosa, a la desesperada, que provoca una situación de desamparo no solo física; falta trabajo recursos materiales,  sino de sentimientos; morales, emocional, de desintegración de la identidad social y cultural. Produciéndose un corte radical en su vida que le costara superar, pues en el interior de las desvencijadas maletas de muchos emigrantes, envueltas entre la ropa, viejos utensilios, fotos intimas…se agita casi siempre, una historia familiar de desarraigo. Esto mismo le paso y les sigue pasando a muchos españoles que emigraron a Suiza, Alemania, Francia. Cuantas vivencias rodeadas de tristeza rechazos, habrán padecido y muchas de ella nos las han contado. Quien no tiene o ha tenido algún familiar que ha sido emigrante.

A la hora de tratar a los vienen tengamos todas estas cosas presentes.  

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3 COMENTARIOS

  1. También hay mucha gente que se desarraiga voluntariamente para tener mejor futuro: trabajo, familia, idiomas. De todas maneras, con la jubilación regresan todos a su pueblo. Y hay muchas personas que van a vivir a otras regiones y países pero no se puede decir que sean desarraigadas pues llevan a su pueblo en el corazón y tienen melancolias.

  2. Ojalá pudiéramos (nuestro Gobierno) darles una mejor acogida entre nosotros. Pero existe una diferencia primordial entre los que recibimos actualmente y los españoles que emigraron en su día. Los españoles en su mayoría iban o con contrato, o les esperaba allí algún otro español o familiar que les había buscado trabajo legal, con contrato y cotizaciones. Por ello, algunos hasta cobraron su parte de jubilación del país extranjero que se sumaba a la que recibían de España.
    Pero en la actualidad, vienen en un momento difícil no ya para España ni para Europa, sino para todo el mundo occidental, el desarrollado e industrial. Ahora no hay trabajo legal para ellos. Si encuentran algo, es esporádico (trabajar en el campo sin contrato, o similar; o incluso el «top manta»). Y esto del «top manta» es perjudicial para todos nosotros, porque cierra el puesto de trabajo al que paga impuestos. Si esto sigue así ¿quién soportará nuestros gastos? Lo he dicho en repetidas ocasiones y lo vuelvo a repetir: nuestra situación actual tiene dos orígenes: la industria china, que nos ha arruinado y los desmanes de políticos corruptos y banqueros que no tienen límite en sus ansias de ganar dinero.
    Y por último, amigo Penalva, está muy bien hacer reflexión sobre otras personas que padecen.

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