MARIO UN HOMBRE MAGNIFICO Y VALIENTE
Mi amigo Mario ha logrado superar su enfermedad. La alegría y satisfacción que siente por haberlo conseguido después de varios años de lucha, es inmensa. Y en agradecimiento a todos los que le han ayudado y como una necesidad moral enriquecedora, decidió ayudar de alguna forma y sin necesidad de darle consuelo cristiano ni piedad, a personas con enfermedades graves de su pueblo.
Para ello en el huerto interior de su casa amplio y luminoso, donde hay árboles frutales, macetas de geranios, rosales, y un jazmín trepador. Reúne dos días a la semana a sus amigos, conocidos, y al que quiera ir, eso todos enfermos. Allí conversan entre ellos de todo menos de enfermedades, está prohibido, así como ver la tele. Para que la relación sea más fluida pues algunos no se conocen mucho, y amena, Mario sugirió y a todos les pareció muy entretenido y didáctico, una actividad llamada “Tiempo de intercambios” que podríamos definir como cultural. En la que unos leen párrafos de sus libros favoritos, otros poesías, los hay quienes cuentan chistes y anécdotas humorísticas, y los que muestran trabajos artesanos hechos por ellos, explicando a los demás como se hacen, o enseñan fotos, recuerdos…, En este huerto mágico, y durante “Las horas con Mario” como ellos dicen, se olvidan de que están enfermos y son felices dentro de sus achaques bajo la sombra de un manzano, bebiendo a media tarde una limonada fresquita que él les prepara.
Esta magnífica persona además de valiente está demostrando su gran humanidad sin límites, y sus ganas de vivir, traspasándola con su vitalidad a los enfermos que sienten que pueden recobrar la felicidad interrumpida y sacarle otra vez placer a lo cotidiano.
Y oler perfumes de la naturaleza, notar en sus manos el tacto tierno, fresco, suave, del pétalo de una rosa, de la que cae una leve gota de roció.
Una gran iniciativa la de Mario. Hemos de imitarle, colaborando con otras personas, para ayudarnos con los problemas que cada uno sobrellevamos. ¿Quién sabe?. Quizás uno pueda ayudar o sugerir a otro algo de lo cual necesita.
Y cuando pasen quince o 20 años ¿qué?