Deportistas veteranos noveldenses, por Vicente Díez

71) Biografía de IGOR HOLOVKA (halterófilo y ajedrecista)

Este artículo que hoy les traigo podría subtitularse como “el más difícil todavía” y les relato cómo empecé a sentir interés por este deportista, al que no conozco personalmente. Quizá recuerden que en el nº  47 de esta colección de biografías con el título de “Atletismo en pista. 1ª parte”, editado el 02/02/12, para quien quiera repasarla, presenté a una serie de atletas en pruebas de velocidad y entre ellos, destacaba Igor Holovka, nieto del protagonista de hoy,  ambos con el mismo nombre de pila y apellido. El nieto, un muchacho actualmente con 21 años, es un portento de la velocidad en pista, pues atesora muchos récords provinciales, autonómicos e incluso participa en diversos Campeonatos Nacionales. Lo suyo es la velocidad, aunque a veces salga en pruebas de cierta distancia; e incluso se le ve a veces conduciendo la “bici escoba” tras la cola del pelotón de atletas en pruebas de fondo organizadas por su Club de atletismo, el Novelda Carmencita.  Igor, el nieto, es un muchacho con una educación y simpatía destacables; pronuncia perfectamente el idioma de Cervantes y no se le nota el acento extranjero. Por otra parte, su físico es el de un europeo occidental y no tiene ese aspecto por el que se detecta a un extranjero al mirarle. Estudia actualmente informática e inglés. Vamos, que si dijese haber nacido en Cuenca, o en Valladolid, por ejemplo, lo admitiríamos como algo normal.

Bien, pues este muchacho me contó entonces que su abuelo también había sido deportista, especialmente en la halterofilia. Pero había un doble problema: ya no estaba en España, sino que regresó a su país natal, Ucrania, tras vivir en la ciudad del mármol durante cinco años y sobre todo, apenas pudo aprender unas pocas palabras en nuestro idioma. Por supuesto, yo de ucraniano, ni pum y él de español, muy, pero que muy poco. Así es que era  imprescindible como intérprete su nieto, quien se quedó en Novelda desde que tenía ocho años y fue al colegio, aprendiendo perfectamente nuestra lengua. Le preparé al joven un listado de preguntas y con el paso del tiempo, en una ocasión en que hablaron en su lengua natal por medio del programa informático Skype, me dio algunas respuestas.

Previamente he buscado en diccionarios algo sobre este nuevo país europeo, que se separó de la antigua URSS y acerca de la halterofilia, un deporte no muy conocido en España.

Ucrania tiene una extensión de 604.000 kms. cuadrados, un 20% mayor que España. Su capital es Kiev y Ukraína, como se dice en ruso, está habitada por 51 millones de personas. Sus fronteras más extensas están al Norte, con Bielorrusia y Rusia y al Sur, con el Mar Negro. También tiene frontera con Moldavia, Polonia y Rumanía. Su principal materia prima es el gas y fue en su día una de las regiones económicas vitales de la URSS. Actualmente, exporta gas a Europa. Precisamente, en una factoría de gas trabajó nuestro personaje de hoy, antes de emigrar de su país.

Y en cuanto a la halterofilia, es un deporte conocido popularmente por “levantamiento de peso” cuando el nombre de lo que se levanta es la haltera, compuesta por una barra a la que se acoplan discos de acero en sus extremos. En las competiciones, los participantes se dividen en diez categorías, según su peso corporal, desde los 52 kgs. (mini mosca), pasando por el peso pluma, semi pesado, pesado y superpesado para los que superan los 110 kgs. en la báscula.

Hay tres pruebas por movimiento: arrancada, levantamiento y tierra a dos brazos. La clasificación se establece a partir del total realizado: mejor arrancada + mejor levantada, y tierra. La barra se va cargando con discos idénticos a ambos lados y se aumenta con múltiplos de 2,5 kgs., excepto en el caso de tentativa de record contra uno de los dos movimientos, en que se van añadiendo discos de 500 grs.

Existen dos modalidades de competición: arrancada y dos tiempos, o envión. En la arrancada se debe elevar, sin interrupción, la barra desde el suelo hasta la total extensión de los brazos sobre la cabeza. Y en el envión, o dos tiempos, se ha de conseguir lo mismo, pero se permite una interrupción del movimiento cuando la barra se halla a la altura de los hombros.

El halterófilo, o practicante de este deporte, desarrolla la fuerza así como la rapidez, la agilidad y la coordinación. La validez de una prueba, conforme a su reglamento, es decidida por mayoría entre tres árbitros, de los que uno de ellos es el jefe de pista, quien tiene competencia para dar el aviso o señal de “¡A tierra!”, cuando el competidor está inmovilizado con la barra en los brazos, extendidos sobre su cabeza y el cuerpo erguido. El levantador o halterófilo usa muñequeras para proteger las articulaciones de la muñeca de la mano. Igualmente, se unta previamente con polvo de magnesio para evitar posibles problemas que conllevaría el sudor en las manos.

En cuanto a orígenes de este deporte, hay constancia de que hacia el año 3600 a.d.C. en China, lo habían de superar los aspirantes a soldado. Tras un gran salto en el tiempo, en la primera Olimpiada de la Era Moderna (Atenas, 1896) fue uno de las competiciones a desarrollar y la versión femenina debutó en Sidney, 2000.

Como ya dije, Ucrania estuvo varias décadas integrada en la URSS y de este inmenso país surgieron muchos campeones olímpicos en halterofilia; por tanto, ignoro si fueron ucranianos o de alguna otra república vecina; o quizá de la Rusia actual, que conserva la mayor extensión de aquel enorme país. La URSS consiguió destacar a nivel mundial en muchos deportes “no profesionales” (aunque este tema daría para filosofar largo y tendido, por lo que pasaremos de largo por esta diatriba). En las Olimpiadas consiguieron medalla de oro en halterofilia los siguientes: Año 1952, en Oslo, el peso pesado Arsen Melokishvili. En Melbourne, 1956, el mini mosca Miryan Tsalkalamanidze. Asimismo, en Tokio, 1964, donde subió a lo más alto del podio el peso pesado Alexander Ivanitsky. Y en Munich, 1972, lo lograría el peso pesado Ivan Yarygin. Si bien, entre todos los anteriores, destacó el incombustible Alexander Medved quien en tres Olimpiadas consecutivas (Tokio 64 como peso pluma; México 68 la de peso pesado  y Munich 72 en superpesados) se colgó la medalla de campeón olímpico. Este haterófilo fue el ejemplo a seguir por innumerables deportistas soviéticos de entonces.  

Y en cuanto a nuestro deportista de hoy, Igor Holovka, decir que nació en el año 1944 en la ciudad de Skole y fue hijo único. Pregunté a su nieto si en este país tienen, como los hispanos, un segundo apellido, para diferenciarle del nieto y me dice que por vía materna, su abuelo traía el apellido de Bogdanovich, pero allí no se usa un segundo apellido, sino que “se guarda en la memoria”

Fue a la escuela estatal y de niño le gustaba el atletismo, especialmente denominado por él de “atletismo ligero”, o pruebas de velocidad en pista; no las carreras campo a través o de fondo, algo que ha seguido su nieto. Se integró en la escuela de un club de atletismo y consiguió ser campeón regional de 100 metros y en salto de longitud, ambos en la región norteña de Siberia.

Hasta la desmembración de la URSS, era obligatorio el servicio militar y para vestir el uniforme, le enviaron a Siberia, al norte del país más extenso del globo. Allí, en sus ratos de permiso, debido a que era difícil poder trasladarse hasta Ucrania, en el sur del país, se quedaba en el cuartel y probó sus fuerzas en la lucha, aunque la halterofilia ya le había marcado, pues consiguió ser campeón provincial junior.

Tras colgar el uniforme, regresó a su tierra, no tan helada como Siberia y consiguió empleo en una central gasística. Al respecto de temperaturas, el nieto me cuenta que en Ucrania las temperaturas son  más llevaderas, pero en invierno ha conocido en su niñez hasta 20 grados negativos y en verano, a veces, hizo más calor que en España. Volviendo a su abuelo, además de la halterofilia, practicaba otro deporte con una larguísima tradición, como es el ajedrez. Recordemos a mitos como Kasparov o Karpov, a los que ponían como ejemplo de cerebros privilegiados. De sus años jóvenes, conserva algún trofeo a nivel provincial en el ajedrez y en el atletismo en pista.

A los 20 años (1964) ingresó para entrenar en la ciudad ucraniana de Lvov con el renombrado Sport Club SpartakAllí también se englobaban otras especialidades deportivas y no hacían nada destacable en cuanto a alimentación; simplemente, mucha disciplina ante las instrucciones de los maestros. Pero en aquella época no era fácil salir del país para los deportistas que no fuesen de primera fila internacional, ya que se dieron bastantes casos de deserciones para integrarse en Occidente. No obstante, como medio turista o incluso deportista, logró cruzar la frontera y pudo visitar los EE.UU; la península de Murmansk en la Siberia occidental, cerca del cabo Norte y junto a la frontera con Noruega; así como en otra república de la ex URSS y hoy independiente, Tukmenia, en su capital Asjabad y por último, visitó Estambul, la capital turca.

Se casó a los 23 años con Irina y tuvieron dos hijos varones, Yuri y Oleg. El hijo mayor, Yuri, practicó algo de halterofilia, asesorado y entrenado por su padre y logró ser campeón provincial. Poco a poco, la edad y el lógico aumento de responsabilidades familiares, fueron apartando a Igor de la competición. La vida se iba complicando; los sueldos apenas llegaban para vivir decorosamente y tras la desmembración de la URSS, a partir de 1989, les hizo pensar como a tantos compatriotas, que quizá su futuro estuviese lejos de su tierra natal, por lo que Yuri y su esposa se adelantaron al resto de familiares en venir a España. La década de los 90 fue horrorosa en su país, cuyas estructuras estaban cambiando por la desaparición de un sistema caduco.  Llegaron a Novelda e inicialmente, trabajaron en la agricultura, concretamente en la uva y consiguió posteriormente emplearse en el mármol, donde continúa.  Poco después, llegó su hermano más joven, Oleg, quien también “puso saquitos” y se pasó a la construcción, su oficio. Y por fin, hacia el año 2000 llegaron los dos Igor, nieto y abuelo, para reunirse con los familiares. El niño de ocho años y hoy atleta, de inmediato se integró en la escuela local, siendo un muchacho aplicado y despierto. De nuevo esta familia volvió a hablar su propia lengua en casa, algo que continúan haciendo actualmente.  Yuri y María les habían precedido en cuatro años y sabían el español aceptablemente. Pronto el nieto fue imprescindible como intérprete para su abuelo, pues es de todos sabido que un niño aprende mejor una lengua extraña que un adulto, quien cuando llegó tenía alrededor de 57 años. Igor, el abuelo, también se empleó en los almacenes de uva, aunque su bagaje de español se reducía a cuatro palabras mal pronunciadas.

Intentó contactar con alguien para saber qué ambiente había tanto en la halterofilia como en el ajedrez. Y con el nieto de la mano, alguien le dijo que al Casino acudía un noveldense, de nombre Daniel, que había vivido unos años en Rusia y podría entenderse con esta persona, que le superaba en 20 años la edad. Bueno, ya hubo algo de contacto hablado, con el intento de Igor abuelo para decirle a Daniel que quería entrenar a otras personas con las halteras, para llevarles a Campeonatos y quería averiguar si había alguien por aquí en este tema. La cortedad de ambos en la lengua del otro y quizá, algo de desconfianza hacia él por no saber qué pretendía, le hicieron desistir tras algunos intentos, pues no halló promoción alguna de este deporte. Si pudo saber algo de este Daniel a posteriori, fue gracias a Igor nieto; un señor amable y que le presentó a otros jugadores de ajedrez en el Casino. Se le dio bien esto de mover piezas en el tablero, pues según su nieto, vencía a todos, ya que había sido campeón en su país natal, Ucrania, donde guarda bastantes trofeos. En el ajedrez de inmediato se integró, pues es una actividad en la que se habla muy poco; basta con conocer las reglas, que son internacionales. Por otra parte, también habla el ruso.

Practicó en su etapa joven  la halterofilia para sentirse bien, siéndole indiferente la cantidad de espectadores que acudiesen a sus actuaciones. 

Estuvo en Novelda unos cinco años, pero cada vez era más difícil encontrar algún empleo temporal, debido a la edad y a su dificultad con nuestro idioma, por lo que decidió regresar a la tierra que le vio nacer y allí vive con su esposa y su segundo hijo, Oleg, quien también dejó España. En su país se publicó un artículo sobre deportes acerca de él, titulado “Un granjero de 66 años se convierte en campeón mundial de Veteranos” y se refería a una variante de la halterofilia, en que se usan bolas de hierro de 16 kgs. para cogerlas y levantarlas durante diez minutos con ambas manos describiendo ángulos rectos. Vence quien más veces levante y repita el levantamiento con eficacia, a juicio de los árbitros. Este campeonato oficioso se disputó en la ciudad italiana de Milán, donde oyeron el himno ucraniano. Superó el record anterior, consiguiendo 118 levantamientos y el segundo en el podio sólo llegó a 104.

También consiguió un segundo record, en el que no dio ninguna oportunidad a sus rivales, pues superó en 50 puntos el record anterior, con 235 levantamientos en diez minutos, en la modalidad de bolas de peso; si bien, en esta ocasión había una única bola y se podía cambiar de mano.

Posteriormente, se enteró por Internet que en Ucrania se disputaría un Campeonato Mundial, pero para estar entre los participantes, previamente habría de ser campeón provincial y nacional y debido a su edad, desistió ante la primera oferta para seleccionarle como veterano.

Sigue en contacto con los jóvenes de este deporte, pero lo suele ver en la televisión pues el precio de las entradas es elevado, debido a la escasez de espectadores.

Y esta es la historia de un deportista no nacido en Novelda  y ni siquiera es español, pero convivió entre nosotros y practicó algo bastante desconocido por estas latitudes, por lo que confío en que les haya interesado conocer este deporte en el que vemos a los que lo practican con cinturón ancho o faja en su cintura y se utiliza cuando existe una sobrecarga de trabajo en la espalda baja, para evitar lesiones y protección de la zona lumbar y abdominal, lugares  en los que se concentra una gran fortaleza física.

P.D.- La próxima biografía será la de José Palazón Juan (multideportista). Si sabes datos o la historia de algún/a deportista local; incluso de persona ya fallecida; o de algún club deportivo de Novelda, telefonéame al 633 252 500. (Vicente) Gracias)

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6 COMENTARIOS

  1. Esto va de tíos cachas y de tías forzudas. Pero es algo que atrae ver el levantar esas pesas tan grandes y la cara que ponen con el esfuerzo.
    A ver si sacan pronto sobre la petanca, que tenemos campeón de España

  2. La halterofilia es un deporte dejado de la mano de las instituciones. Casi no se ve, salvo en las Olimpiadas. Por lo que me agrada que alguien se acuerde de los que practicamos el gimnasio.

  3. Como siempre, agradezco a lectores y comentaristas su atención. Hasta la próxima, que traerá de todo un poco, respecto a los deportes que practicó el personaje.

  4. Todo músculo en este deporte. No me explico cómo no se rompen los riñones. Pero es algo que vemos a veces en la tele y son deportistas que apenas cobran nada por sus triunfos.

  5. Está muy bien que saquen todos los deportes, para que conozcamos cómo se desarrollan y la historia de los deportistas locales, aunque este señor sea extranjero, pero vivió aquí.
    Y que sigan las entrevistas. Felicidades al autor.

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