Art. de opinión de José Penalva Navarro

A TERESA DE JESUS

A TERESA DE JESUS

Teresa de Jesús,

bello nombre

que marcó tu camino,

él fue tu ángel amoroso

que llevó tu alma

a ese hermoso destino,

al cielo, junto a él,

y sosegada quedaste

porque tu alma amorosa

sintió su luz, junto a él.

 

Te recuerdo siempre,

tus versos me guían,

tu amor por Jesús

ilumina mi alma,

le da sentido a mi vida

ellos dulcifican el dolor

y marcan el camino,

con esa grandiosa luz

que tú llevas prendida.

 

Con Juan  de La Cruz estás,

gozando del Amado,

aquel por el que sufristeis,

aquel por el que amasteis,

sentir pues ahora el gozo,

de aquellos hermosos versos:

 

Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

 

Y después de este recuerdo hago una reflexión sobre por donde creo debemos caminar todos, creyentes y no creyentes:

 

POR EL CAMINO ILUMINADO

Caminemos todos juntos

por el camino iluminado,

y a lo largo de nuestra existencia

veremos apartarse algunos pesos

que nuestro espíritu lleva

como cargos controlados.

 

Es un quehacer comedido

que limpiemos nuestro acendrado,

porque las contradicciones del ser

son nubes que se levantan alrededor

y que como terremotos son,

y derrumban todo lo asimilado.

 

Por eso propongo que caminemos

por este camino hermoso,

que si espinas suelen encontrarse

también hay concordia

para darnos a entender

cual es la verdad sincera,

para que nuestro ser entienda

y se pueda regenerar

con sencillez y nobleza.

 

Cuando recordemos a Jesús

y la amargura de su cuerpo,

recordémosle, sí, pero con amor,

y con espíritu fraterno,

que por eso dio su vida

y la dio con dignidad y respeto,

y no para engrandecerse

sino para ejemplo fraterno.

 

Desechemos de nuestras mentes

las pobres enseñanzas,

que para nada ellas sirven

porque progreso no alcanzan,

y además, propagando inquietudes

no se puede dar claridad,

sino sombras que aturden al alma.

 

Tengamos caridad marcada

para ver las injusticias

que muchos hombres provocan,

no como clavos que dañan

sino como espinas que sangran,

y que por ser de injusticias

se lleva una carga pesada,

que para el espíritu es

como una tormenta

y ésta ensombrece al alma,

que se llena de inquietudes

y de remordimientos,

al darse cuenta de las injusticias

que el mal provoca en el alma.

 

Por eso ¡ Ilumínanos Jesús !

para que caminemos con tu luz clara,

y te miremos con dulzura

y te amemos con bondad cristiana,

lo mismo que tú nos amas

aunque a veces te demos la espalda,

pues comprendes nuestros errores

y nuestras torpes enseñanzas,

pero a pesar de ello

queremos caminar con tu luz,

pues esa fue tu enseñanza.

 

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1 COMENTARIO

  1. La gran Teresa de Cepeda y Aumada111. Lo has hecho muy bonito, siempre te sale del corazón lo que escribes. Me gusta. A santa Teresa´la admiro más como ser humano que como santa, que ya es decir… Una mujer insignificante, enferma, acosada por la Santa? Inquisición durante toda su vida, viajando constantemente, que dejó un legado literario
    magistral. Esta mujer fué algo más que santa.

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