Art. de opinión de Francisco Penalva Aracil

EL PASO DE LOS AÑOS

Es triste ver a familiares muy queridos deteriorados por la edad, que les cuesta articular las palabras y apenas conocen a quienes le rodean. Estuve en su casa hace unos días y la imagen de esta mujer buena como el pan recién salido del horno. Valiente, activa, alegre y coqueta; aun hoy le apetece que le pinten los labios, no se me va del pensamiento. Y escribo este artículo, como un homenaje a ella.

Estaba sentada en un sillón y llevaba puesta cubriendo su frágil cuerpo, una toquilla, esa prenda femenina tan calentita, que a las mujeres tanto les gusta ponerse. Sus manos huesudas y alargados dedos, que nunca han parado de hacer cosas, ahora las movía temblorosas intentando coger algo que no encontraba, lo que buscaba era un pañuelo, que como tienen por costumbre los mayores, guardaba en la manga de su jersey.

Su cara con unos ojos muy despiertos y vivos a pesar de la edad, no denotaba tristeza mas bien una expresión de sorpresa y resignación, como si no se terminara de creer y aceptar, la situación en la que se encontraba. Verse así ella que no ha parado nunca, siempre de aquí para allá: La limpieza, hacer las comidas, planchar, ir a la tienda, cuidar de las macetas de su soleado patio. Aquel en el que aun debe estar, ese limonero casi centenario del que ella recogía su fruto, para hacer agua limón los veranos. Además de preparar como nadie, esos platos tan nuestros como; El forment picat, Fasegures, Es alls…

Que cruel destino, pero natural lógico y humano, es el del paso del tiempo, como nos quedamos con tantos años a cuestas…

Y yo me pregunto ¿en que pensara? Me dicen sus hijos que casi no duerme por las noches, y al preguntarles si dice algo, me contestan que canta canciones aquellas de siempre que tanto le han gustado y que también cantaba cuando hacia las tareas de la casa. Y nombra a familiares muy queridos que ya no están con ella. Que fuerza tiene la sangre que le hace a pesar de su situación, tener en el pensamiento, el recuerdo de esas personas ausentes que han pasado de verlas casi todos los días, a no verlas nunca. Ella no sabe donde están, pero las siente muy dentro de si, por eso en sus noches en vela las nombra llamándolas por su nombre, que es la única forma de tenerlas cerca, como si al hacerlo, pensara que pueden aparecer en cualquier momento.

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6 COMENTARIOS

  1. Francisco,tan triste como real el relato, quien sabe que pasara por por esas mentes pora volver a recordar todos los seres queridos.

  2. Yo, que suelo andar mucho todos los días ,y recorro todas las calles de Novelda, me da por pensar…esta casa vacía, esta otra igual, y otra …y otra. los seres que en ella habitaban han desaparecido. A mí, que me gusta la arqueología, la más reciente me gusta más, por ejemplo, de 2oo años aquí. Y su escrito. Sr. Penalva Aracil, me da qué pensar.¿ Y sabe qué? tengo verdadero pánico a envejecer. La decrepitud, chochez que significa hacerte mayor,el no valerte por ti mismo, depender de los demás para todo
    .Digo lo de la arqueología ,porque me encantaría escudriñar todos los rincones donde se ha respirado vida . De… cuando se es joven; con sus risas, penas llantos ,preocupaciones,alegrías, amores y yo, me monto mi película en la cual no me queda más remedio,aunque no quiera, ser protagonista algún día, cuando el transcurrir de los años así lo decida.

  3. Me ha gustado mucho, Francisco, la descripción de esa madre del pueblo. Así hemos conocido a otras muchas madres en Novelda. Viene a la cabeza un piropo que parece rudo pero es muy vino: ¡Bendita sea la madre que te trajo al mundo!

  4. Paco, he leído con atención tu relato, y lo tengo muy fresco con mi madre Q.E.D., y tienes mucha razón, pero incluso en esas circunstancias se quieren más, porque te das cuenta lo que han sido y lo que llegamos a ser cuando nos hacemos mayores, y también lo que han hecho por nosotros y lo que han sufrido por ello cuando estaban en plenas facultades y nosotros éramos pequeños, por tanto les debemos amor y cariño y tenemos la obligación de hacerles felices en esos últimos años de su vida.

    Un saludo.

  5. Exactamente Miguel, triste pero real como la vida misma. Amigo Pepe. Solo por todo lo que han hecho por nosotros y por muchas cosas mas nuestros mayores, merecen todo nuestro respeto y cuidado.
    Rafael gracias a ti, a mi también me emociona que te pase eso mismo al leerme.

    Angeles como a ti, tambien me gusta andar por las calles de nuestro pueblo. Respecto a lo que dices de escudriñar rincones por donde se ha respirado vida, es para mi, motivo de inspiración para mis escritos.
    Gracias a todos por vuestro comentario.

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