Art. de opinión de Luis Beresaluze Galbis

MI GRAN TOCAYO

“Obrecillas” llamaba el enorme Fray Luis de León a sus obras. El fantástico monje, que era digno y orgulloso. Bien lo conoció la poco santa Inquisición, frente a cuyas ruindades envidiosas y viles, (los dominicos salmantinos no admitían la superioridad del agustino conquense), fue todo lo hombre que se puede despachar y aún un poco mas. De obrecillas, nada de nada. La obra inmensa de un inmenso varón de aquellas Castillas. De Cuenca. El mejor traductor del Cantar de los Cantares. Que Dios se lo pague bien. Porque le costó lo suyo, haberlo sido, contra tanta ignorancia beata y estrechura clerical y celosa, en torno. El Cantar de los Cantares es un prodigio de amor y sensualidad, entre los rigores bíblicos. Buen gusto natural entre lo sobrenatural. Una caricia entre cilicios.

Ese Cantar que tanto plugo a San Juan de la Cruz, que quiso escucharlo de boca de los frailes que le oficiaban de muerte, mientras entregaba el alma a Dios. El carmelita, que no vió su obra editada, de lo que se ocuparía, precisamente, a los veintitantos años de su muerte, nuestro Fray Luis, así como de la de este, en las mismas circunstancias, luego, Quevedo. Ni Yepes ni León se vieron en papel impreso. Se leerían, luego, en el Cielo.

El formidable monje, el genio de Cuenca, aquel monstruo de cultura e inspiración, propende mucho, en su poesía a la adjetivación negativa: “De hermosura y luz no usada…de no perecedera música….de ningún acccidente extraño”, (ODA A SALINAS). “Ni el dorado techo…un no rompido sueño…con su cantar sabroso, no aprendido….que del oro y el cetro pone olvido…del no durable mando”…(VIDA RETIRADA). “El sueño de su mente no cuidando”…( NOCHE SERENA). “Senda que guía al bien, poco seguida….ni violencia de ira….ni dulce y blando engaño le retira…ni mueve mas ligera…( A PORTO CARRERO) .

Pondera, negando. Afirma lo bueno por negación de lo malo. Y realza el daño, por la privación de lo favorable. Realmente, se puede llamar verdad a la falta de error. Y ruinad, al favor que huelga. Siempre genial mi tocayo de León, de Cuenca. “No a los cuidados graves/de que es siempre seguido/el que al ajeno arbitrio está tenido”….

Yo llamaría a su estilo, “de la positivación negativa”. Donde no tiniebla, mucha luz. Decía sí, negando el no. Dando una vuelta más a la tuerca del tropo, llama a una luz nueva, “luz nunca vista”. Buscándole la espalda a la realidad. Y negando el dorso, oscureciéndolo, ilumina el pecho y esclarece lo frontal.

¡Qué hombres hemos sabido dar al mundo!…

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8 COMENTARIOS

  1. Buen tocayo, Luis, y humilde como para llamar obrecillas a sus inmensas obras.

    Fíjate, siempre han habido rencillas entre los mismos: dominicos salmantinos y agustino conquense. De orden y de origen. Dominicos y agustinos. Salmanrtinos y conquenses. Es que no hemos cambiado. Quiza las formas, pero no el fondo.

    Haces una maravillosa oda a tu insigne tocayo. El genio de Cuenca, monstruo de cultura. Pondera negando, que maravillosa paradoja. Mago de la positivación negativa.

    Gracias por enseñarnos a tu tocayo, el gran Fray Luis de León.

  2. Cuando todavía hoy suena el eco de la discusión sobre el papel que ha de jugar el estudio de las Humanidades en la educación de nuestros jóvenes,resulta muy agradable Sr Galbis que alguien recuerde a una de las figuras insignes de nuestra Literartura Renacentista.

    Muchos caminos y autores nos pueden conducir a la excelencia literaria del clasicismo pero quizás sea Fray Luis de León uno de los que mejor nos puede mostrar lo que signiificó este denominado Siglo de Oro.
    Sus propios coetáneos le admiraban (el propio Cervantes le menciona en su obra La Galatea) y desde luego sus escritos no merecían el humilde calificativo que el mismo les daba como «obrecillas».
    Este poeta y místico, curtido en la traducción de los textos cláscicos era un hombre apasionado en la defensa de sus ideas,docente universitario que tuvo que enfrentarse a la poderosa maquinaria de la Inquisición ganando pese al sufrimiento en sus propias carnes esa dura batalla de la razón que seguramente acrecentó su fuerza y energía moral y aumentó su propia creatividad literaria.
    Escritor de verso y prosa que respira soledad y espiritualidad con una vocación contemplativa y de refugio en la naturaleza.
    !!Que descansada vida
    la del que huye del mundanal ruido
    y sigue la escondida senda
    por donde han ido
    los pocos sabios que en el mundo han sido…!

    Su lustre tocayo agustiniano Sr Galbis tiene una estatua en Salamanca cuya contemplación irradia sabiduría y serenidad, la de esos viejos profesores en su primer día de clase. Decíamos ayer…………………. Un cordial saludo D Luis.

  3. He leído atentamente tu instrucción sobre Fray Luis de León a sus obras. Sólo conozco su trayectoria ligeramente.

    Gracias Luis, de tu mano, todo cobra un sentido especial.

    Gracias a ti también, Wifredo por aportar siempre tu opinión y discernimiento.

  4. ¡Pero qué bien escribes, Luis! Para los que disfrutamos de la estética, que es como poner música a las palabras, es un verdadero gustazo adentrarnos en tu prosa, sin perjuicio de los contenidos, que no en pocas ocasiones se ven sobrepasados (creo que es un don) por aquélla.
    No me canso de decirlo, pero es que es verdad. El escritor tiene la «obligación», no solo de contar, o de denunciar, o de ensalzar, como en este caso, sino sobre todo tiene la obligación de crear. Siendo un creador, jugando con las palabras, inventándose maneras atractivas de hacer partícipe al lector, de seducirlo… de hacerle sentir «especial» con esa lectura. Los hay que redactan; y los hay (implica otro tipo de cualidades suplementarias), que crean. Es un plus de no fácil acceso. Y tú estás entre estos últimos. Sin duda.
    Gracias por esta nueva joyita. Breve, cierto, tanto que parece quedarse corto, pero de una belleza plástica (déjame decirlo así) y de una luz intelectual, absolutamente envidiables. En el sentido más positivo y enriquecedor que pueda alojarse en la palabra ‘envidia’.
    Un abrazo.

  5. Tu tocayo, el conquense Fray Luis de León, hombre estudioso y sensible cuanto los hubiera, el estudio crítico de los textos bíblicos le trajo muchos quebraderos de cabeza con la inquisición, con aquellos “sabios teólogos” que no admitían sensibilidades añadidas, y que la verdad de Dios solo estaba en sus mentes retorcidas, eso le trajo angustias y ver sus huesos en la cárcel, pero la defensa encendida sobre sus postulados teológicos le valió, posteriormente ver de nuevo la luz y el reconocimiento a sus tesis.

    En mi primer viaje a Salamanca recorriendo esos lugares arquitectónicamente tan bellos y grandiosos, ante los cuales te sientes tan pequeño y ver la estatua de tu tocayo, y conocer algunos de sus textos, al igual que los de Juan de La Cruz, llegas a sentir la sensibilidad y la inspiración que esos lugares tan bellos proyectaron en el ser, y mi impresión más aguda fue ver la Plaza Mayor al anochecer y una vez encendidas las luces, el impacto de belleza fue extraordinario, y estar dentro de ella, con esa tranquilidad y sosiego que se respira en las noches de otoño, recordé uno de los poemas de tu tocayo, el que dice:

    Aquí vive el contento,
    Aquí reina la paz; aquí, asentado
    en rico y alto asiento,
    está el amor sagrado,
    de glorias y deleites rodeado.

    Muchos lugares de Castilla son tan bellos, que yo siempre he pensado ¿ Como es posible que los hombres puedan crear cosas tan hermosas y al mismo tiempo, esos mismos sean capaces de quemar en la hoguera a sus semejantes en nombre de no se que Dios ? ¡¡ Por Dios ¡!

    Y aquí entra, lo que tú dices de tu tocayo; Afirma lo bueno por la negación de lo malo, y realza el daño, por la privación de lo favorable.

    Nuevamente Luis, me traes con tus lecturas, momentos de sensibilidad y sosiego.

    Un abrazo, amigo.

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