Art. de opinión de Jesús Navarro Alberola

Del caldo… paella Valenciana

«Hay que enterrar el pesimismo reinante y creer firmemente que podemos salir adelante. No podemos dejar escapar esta oportunidad única: conseguir una gran caja valenciana. Ahora o nunca»

Nelson Mandela dijo hace poco: «A menudo sueño con una África unida, un lugar en el que todos los líderes aúnen sus esfuerzos para resolver los problemas de este continente. Sin embargo, a continuación, me vienen a la mente la amplitud de nuestros desiertos, de nuestros bosques, la inmensidad de nuestra naturaleza». Pero hay esperanza. En nuestra también extensa Comunidad Valenciana, las dos cajas de ahorros más relevantes son dos «naciones» tan distantes y distintas como próximas y hermanas: nacieron y crecieron construyendo su propio camino, caminos que ahora se deberían unir, como decía Mandela. Parece un sueño inviable, pero inviable en la vida lo es todo y lo es nada. Cuántas naciones, cuántas empresas no hubieran nacido si no hubiesen saltado el muro invisible de la inviabilidad.

Tengo la suerte de conocer de cerca a Bancaja y a Caja Mediterráneo, pero sobre todo a las personas que las conforman, aquellos que le dan la impronta personal, aquellos cuyo espíritu es motor real y financiero de sus entrañas. El resto, la imagen corporativa, la historia y la cultura o los sistemas informáticos son elementos accesorios a lo que nace de los equipos humanos formados por hombres y mujeres cuyas vidas están o han estado ligadas a una de las dos cajas. Por mi parte, a las dos a la vez. Por una de esas casualidades del destino y de la vida, soy consejero de la CAM desde 2004 y mi mujer entró en Bancaja en 1982, siendo ahora directora de la oficina local de Novelda. Como consorte y espectador, durante los encuentros en donde era invitado he conocido a grandes profesionales de Bancaja, como el entrañable Emilio Tortosa, el intrépido García Checa, el actual director Aurelio Izquierdo, mi amigo Pepe Cortina o Ramón Gisbert en Alicante por poner un ejemplo, hoy en día amigos que me asombran por su fuerza y su entrega a un deseo por el que lucharon y soñaron desde el primer instante. Mª Ángeles, mi mujer, sufridora en primera línea de todos esos anhelos y proyectos, completa mi cariño y mi familiaridad hacia Bancaja. Por lo que se refiere a la CAM, mi propia sangre corre por su historia: mi abuelo, mi padre y mi tío Luis fueron presidentes y consejeros de la Caja de Ahorros de Novelda, que después se sumaría a la CAM. Mis amigos, Roberto López, Pepe Pina, Joaquín Meseguer, Vicente Soriano o Mayra, son supermanes y artífices de lo que hoy por hoy representa la cuarta caja de ahorros de España. Por supuesto, hago extensible la profesionalidad y la entrega total a los más de 14.000 trabajadores que componen las dos cajas de ahorros. Y a mis compañeros de los consejos de Administración de las dos entidades.

José Luis Olivas conoce a mi padre desde su infancia manchega con aroma de azafrán; su abuelo era nuestro proveedor de este «oro» rojo en su querida Motilla del Palancar. Modesto Crespo es paisano de mi Novelda, como lo fue su antecesor, el inolvidable Vicente Sala. Tanto unos en Bancaja como otros en la CAM tienen el gen del sentido de pertenencia, lo cual es perfecto en situaciones de crecimiento propio, pero que ahora se debería ver obligatoriamente abocado al sentido de generosidad y futuro que tiene el pueblo valenciano. Todos ellos, gente normal, trabajadora, a pesar de su importancia y del peso social de sus decisiones, viven pegados al terreno, con el sueño siempre en mente de hacer grande a su Caja, a su ciudad, a su Comunidad.

Los aguerridos luchadores, dirigentes en la primera línea de la batalla, son los que saben que únicamente se entra en la Historia cuando se es grande de corazón, cuando uno lo deja todo por nada. En ese momento, la nada se convierte en mito. Al igual que el Che Guevara, es ahora cuando tienen la oportunidad de seguir sus pasos, pero siempre desde la generosidad y el sueño conjunto de querer lograr una gran caja valenciana. Lo demás, aunque parezca imposible, es fácil, incluso el cuadrar los fríos números. Nos jugamos aquí el futuro de la Comunidad Valenciana, ser el tercer vértice del triángulo español, alcanzar la fuerza financiera. Ni más ni menos. Los políticos, sean del signo que sean, no pueden mantenerse a la expectativa, no pueden mirar hacia otro lado, quedándose al margen. Hoy más que nunca, es el tiempo de los valientes. Es la hora de ponernos en pie, de volver a tener confianza en nosotros mismos, de ser solidarios y generosos, sobre todo Valencia con Alicante. Y pelear, ante todo pelear, por nuestro futuro, por el futuro de nuestros jóvenes, hombres y mujeres, valencianos del mañana. Debemos ser para ellos un ejemplo de valentía, una muestra de moral frente a la inmoralidad del mundo especulativo de riqueza rápida que ha provocado esta grave crisis moral y financiera que vivimos. Dicen que los bancos son igual que las cajas de Ahorro. En la forma y en el negocio sí, pero en el fondo y en el espíritu las diferencias son enormes. Las cajas viven el problema de su tierra, su labor se filtra en los poros de cada pueblo en donde están, conocen a las personas por su nombre y sus beneficios se trasladan en una parte importante a la labor social de sus territorios. Los bancos son negocios financieros cuyas aguas pasan rápido; su estrategia, sus oficinas son las mismas, estén en Sagunto o en Tomelloso.

Hay que enterrar el pesimismo reinante y creer firmemente que podemos salir adelante. No podemos dejar escapar esta oportunidad única: conseguir una gran caja valenciana. Ahora o nunca. Y si de alguna manera, mi renuncia fuera necesaria para facilitar esa posible fusión con la consiguiente reducción de miembros de los dos consejos, la pongo encima de la mesa ahora mismo. Pero sería muy dolorosa, ya que los que me conocen de verdad saben la ilusión con la que afronté la renovación en el Consejo de la CAM hace dos meses con el apoyo, no sólo de mi Partido Socialista y su líder Jorge Alarte, sino también de los empresarios más importantes de nuestra Comunidad e incluso del propio president de la Generalitat. Eso tiene un valor muy importante para mí. Me llena de orgullo sincero y emocionado el saber que personas que no comparten mis ideales políticos me apoyaron en su día para seguir formando parte de este proyecto.

El sueño de Mandela tiene que ser el de todos: soñar con una Comunidad unida, con sus cajas de ahorros juntas y afrontando el futuro con la confianza de saber que, detrás de esas enormes fachadas inmaculadas que asustan, hay personas como usted y como yo, hombres y mujeres normales y corrientes. A esas personas apelo hoy. A su sentido común, a su grandeza de miras. En ellas, en nosotros como consejeros recae ahora la posibilidad de hacer de la Comunidad Valenciana un pueblo realmente vertebrado. E incluso en el caso de que esta semana nos llevemos la alegría retomada de una fusión con la modélica Caja Murcia o con otras entidades de ahorro, hay que seguir subiendo escalones con Bancaja como compañera de camino hacia la cima.

Mi madre siempre me preguntaba: «¿què fem del caldo?». ¿Puchero madrileño o paella? La respuesta era clara: paella, mamá, paella valenciana.

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2 COMENTARIOS

  1. Quisiera, comentar unas breves palabras de tantas que tu haces referencia, y quiero decir a boca llena, que te doy la razon de lo que tu has escrito y reflejado con tu corazon.
    Coincido contigo en todo, conozco y trabajo con la CAM desde hace mas de treinta años, tuvimos el gusto de trabajar con Bancaja, cuando tuvimos la oportunidad de poder comprarnos una vivienda, y me considero una persona dichosa de tener el placer de conocer a tu esposa, y te puedo decir que es una persona maravillosa, que se preocupa por los clientes y que su trato, como tu bien dices es de acercamiento a los clientes, y de resolver los problemas de cada uno de los clientes con mucha familiaridad, con amabilidad, y como no con una profesionalidad, y educacion que nos hace sentirnos mas seguros ,y mas en los tiempos que ahora estamamos viviendo todos los ciudadanos.

    Y de la CAM que decirte siempre ha estado en todos los momentos mas dificiles, que por unas cosas u otras, tenemos los ciudadanos de esta comunidad.
    Siempre he dicho que para gustos colores, y creo que en los colores siempre hemos coincidido, pero como tu bien dices, tenemos que tener todos y cada uno de nosotros entendimiento en todos los momentos de nuestras vidas, y ahora es el momento de arrimar el hombro, todos y cada uno de nosotros.
    Sin quejarnos que con eso nunca se arregla nada, si no, trabajando todos a una como se suele decir ( TODOS A UNA COMO EN FUENTE OVEJUNA) y que poco a poco se arreglan las cosas,
    (no por mucho correr amanece mas temprano), pero no podemos dormirnos el los laureles.
    Y el comentario al que tu haces referencia de ese oro bien preciado como buena manchega que soy y criada en una bonita ciudad como es Novelda siempre estare ayudando el la medida que yo pueda tener a mi alcance, que es humilde pero me sale del corazon.
    Todo en nuestras vidas aunque cueste se puede salir adelante y lo digo por experiencia propia, pero aqui como siempre hemos tenido una frase que es verdad y cuando una persona esta desanimada, siempre solemos decir: ( PA VANT COM ES DE ALACANT) y asi es.
    Dale un beso grande a esa madre que tienes y un fuerte abrazo a tu padre, y para todos nosotros mirar hacia un futuro mejor para todos y cada uno de los españoles, que es lo que en realidad hace falta, y aportando todos un granito de arena, podremos conseguir una gran montaña.

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