Art. de opinión de Luis Beresaluze Galbis: «Cajas divergentes»

Zaplana estaba con ellas como los monárquicos con el Príncipe de Asturias cuando aun no conocía a Letizia. Quería casarlas. Como quiere el actual Consell. Las consideran algo propio, de puro politizadas que las han llegado a hacer. Son ya su cortijo. Su corralito a la argentina. Y ellas, lo que pudiéramos decir que conservan de su carácter fundacional que ya es casi nada, como entonces don Felipe, prefieren seguir por libre.

Crean corporaciones financieras importantes para hacer el paripé, pero de fusión, nada de nada, ni a corto ni a medio…Tan es así, que hasta hicieron lo posible para desparalelizar sus rumbos informáticos, algo absolutamente impensable en entidades llamadas, por lo menos desde el interés torticero de los políticos, a unificarse. Bancaja, informáticamente, pertenecía a la familia IBM. CAM, a la Bull. No hace mucho, el director general de la entidad alicantina, Ricardo López proclamó, con monsieur Guy Panafieu, de Bull, una reafirmación perfeccionadora de sus sistemas de gestión electrónica, que aún los alejaba más de los propios de su homóloga valenciana. Sus fines son paralelos. Sus estrategias, divergentes. Sus sistemas informáticos, no compatibles. Se columpió el conseller Rambla cuando dedujo de la constitución por ambas cajas de la famosa corporación financiera al 50%, que ese episodio iba a ser seguido por la unificación de sus sistemas operativos informáticos. María Cristina-Zaplana las quería gobernar, como ahora el maltrecho Camps, y ellas no le siguen la corriente, como en la canción…A todo esto, ¡Qué semántica concernida, Dios mío! “Procesadores de ultima generación”; “equipos de producción y centros de respaldo”; “sinergias de mercado”; “potencia de proceso”; “capacidad de gestión de los mensajes soportados”; “respuesta por transacción”, “planes estratégicos”…Cuando tan claro, diáfano, sencillo y hermoso es el castellano, liberado de monsergas…Recuerdan a un Cantinflas reciclado en tecnócrata…Ya lo saben: Zaplana antes y Camps ahora, no es que las quiera paralelas. Las quiere unidas. Que las dos líneas “estratégicas” se superpongan sobre una sola y única sucesión de puntos, que eso es la línea. Y ellos, CAM –Crespo y Bancaja -Olivas, pienso que sobre todo, los primeros, los nuestros, que ya eran divergentes, pretendiendo aumentar los grados del ángulo determinado por esa divergencia.

Ya solo falta que don Paco el de los trajes ponga espías paraguayos a Crespo y Olivas, como hizo Chaves, en su meridional feudo, con los directores de varias cajas andaluzas. La pela es la pela. La Caja es la caja. Y en la caja de las cajas, no deben meter la mano los políticos. Quero decir ciertos políticos. Deben hacerlo los propios del corralito de cada cual. Los alicantinos en Alicante, con CM-CAM y los valencianos en Valencia, con Bancaja. ¿No está claro?

Parece que Alicante en pleno se resiste ante el último y recientísimo empujón asimilador. Rafael Martínez dice que “la fusión no es oportuna” .Valenzuela, que Alicante no tiene muchas cosas como parece y que Valencia que lo tiene todo, ¿por qué nos quiere quitar ahora lo poco que tenemos? Ripoll proclama que CM (de soltera, CAM), -esto es mío- es una caja de Alicante y Bancaja una caja de Valencia “y queremos que sigan así”. Cámara de Comercio, COEPA, Diputación Provincial, (la Dinámica y Actual, no se olvide), todo tipo de asociaciones provinciales, en contra de la fusión “por decreto”. Francisco Murcia Puchades, presidente de los promotores alicantinos, (y valencianos), argumenta que la fusión duplicaría personal y oficinas “lo que acabaría con mucha gente en la calle” …

No se dan cuenta de que tanto su numantina oposición como el pretendido tragoneo valenciano, son pura y dura política. La más clara y evidente manifestación de que las cajas están politizadas hasta el tuétano, prostituyendo absolutamente el espíritu fundacional de don Francisco Piquer y convirtiéndolas en una cosa pública, no diré casa pública por las connotaciones…Pero desde luego, se putean de lo lindo. Las cajas gustan a los políticos más que una tiza a un tonto. Y no renuncian a ellas, así como así. Valencia, a mandar sobre la fusionada y Alicante, a no dejar de mandar en la que se resiste. Si tuvieran un mínimo de vergüenza, al menos disimularían. Pero eso es pedir demasiado a un político. Miren lo ocurrido recientemente en Caja Madrid. Casi da al traste, definitivamente, con lo que queda de un PP sin liderazgo, que ha defenestrado a lo mejor de su equipo, Zaplana, Cascos, Acebes, Pizarro, Vidal Quadras, María San Gil, porque al señor de las barbas le molesta la excelencia. Como hará con Esperanza Aguirre. Pero este es otro asunto, traído a colación por la desvergonzada contienda pro Caja Madrid.

La Generalidad sigue empeñada en la gran Caja Única Valenciana. Suena bonito. Y a los alicantinos, pobre gente insolidaria y paleta, que les den. Las sobras de lo que sea… Como siempre. Como toda la vida. Pero no es esto lo importante. Lo importante es que una Caja de Ahorros, de naturaleza privada y de carácter público, algo parecido a una Fundación, nacida para atender la economía débil y generar riqueza para la sociedad, no para un grupo de accionistas, retornándosela a través de la llamada Obra Social, titular de un capital que no es de nadie, que de ser de alguien es de la sociedad popular, no anónima, que inspiró su creación y determina su actividad y movimiento, es ahora un instrumento político por cuyo control pueden luchar nuestros mantenidos y explotadores, de manera escandalosa y repugnante. Eso es lo importante. Que las cajas de las Cajas son un tesoro lleno de encanto para quienes más lejos debía situar la sociedad civil de sus recursos y posibilidades. Porque no son gente de fiar…Recordemos (ahí están las hemerotecas) como en la última remodelación del Consejo de la CM/CAM, pactaron el jefe provincial de los populares de
Alicante y el socialismo local, (al fin y al cabo, todos alicantinos), contra el PP comunitario. Como si Gallardón pactara con los socialistas madrileños, para lastimar a la señora Aguirre. Al fin y al cabo, lo que hace el virrey del viejo palacio de correos.

Y ahora que pienso, no anda muy mal traído el ejemplo madrileño, porque, según parece, el nuevo impulso del Consell valenciano por la fusión de nuestras cajas, ha sido relanzado por el interés de Caja Madrid por Bancaja. Lo que nos pinta un escenario en el que Valencia quiere unir a sus dos cajas, la puramente valenciana y la alicantina, para que no se las coma, por lo menos a una de ellas, la madrileña. Todo un campeonato en la lucha contra el centralismo. Alicante rehusando el de Valencia y Valencia la absorción desde Madrid. ¡Qué cosas!

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